martes, 8 de abril de 2008

Historias de Hospital

Si busca su nombre, ni se moleste, no revelaré mis fuentes... Si se siente identificado con alguna situación, es mera coincidencia.



Eran los primeros días de Agosto del 2001. Recuerdo bien que después de muchos exámenes, cartas dirigidas al H. director de la Secretaría de Salud y anexas, por fin tuve en mis manos el papel que determinaba mi base oficial en ese hospitalito donde, por poco más de 10 años, mi madre laboró. Esa chamba era mera herencia.

El primer día quise causar una buena impresión. Claro, que pasen unos meses y después saco el cobre, reí para mis adentros. Las faltas, los retardos, las "checadas clandestinas" de la tarjeta de asistencia, tendrían que comenzar a brillar después de los 6 meses 1 día pues en tal fecha causaba mi primera gran antigüedad laboral.

De pie junto al reloj checador de la entrada, un hombre bajo, moreno y feo, con cabello rebelde, me miró muy "amablemente" y me saludó ¡Buenos días, señorita! Con una mirada de pocos amigos y una sonrisa a medias correspondí a su saludo. Quien iba a pensar, minutos más tardes me lo presentaban como mi jefe.

La relación laboral y amistosa fue creciendo con el paso de los días. Para cuando cumplí el mes ya tenía varios cómplices y un par de amigos. Las horas del almuerzo representaban el momento cuchicuchesco del día. Afuera del hospital, lejos de los muros parlantes y radio pasillo parecía como si estuviera trabajando en un caso para la araña. No había día en que un chisme de cama no fuera comentado y para muestra un botón. Mi adorado jefe, con todo y su poca gracia tenía su encanto. Vaya, admiradoras no le faltaban. Patanazo, pensaba yo.

Las hormonas a flor de piel, la calentura a todo lo que da, el roce de las manos en un claro coqueteo entre médicos, enfermeras, administrativos y anexos; la adrenalina pura del fruto prohibido corriendo en jornadas de 8 horas los 365 días del año.

De repente los símiles. El hijo de fulana se parece al doctor sutano, el "socio" del doctor perengano sale de trabajar cuando éste comienza su labor... claro, la susodicha de ambos ni sufre ni se acongoja. Las peleas por su corazón están sangrando ambas carteras... No es por nada que ya trajo coche nuevo.

El lugar predilecto de los amantes es Rayos X. El foco rojo ayuda bastante. Uno de los doctores se sintió bastante triste el día que la técnica decidió jubilarse. ¿Tengo que devolver mis llaves?, expresó el día de la comida de despedida.

Radio pasillo trabaja al mil. Yo me había librado hasta que cumplí dos años.

El día que me enteré de mi acostón no fué ni con el más guapo ni con el más feo, tampoco ocurrió en Rayos X. Un chico dos años mayor que yo acababa de entrar a trabajar a la farmacia. Siendo los dos bstante amigueros congeniamos rapidamente. Él tenía novia (la hija de la delegada sindical) y yo, vivía las mieles del primer año con el amor que tengo. Nuestro fugaz encuentro sexual se llevó a cabo una tarde cualquiera teniendo como escenario las cajas del archivo muerto.
Guacs!!! Ni por muy bueno que estuviera el galán, me hubiera dejado seducir en ese lugar. De perdida en la cama 19 que está muy escondidita del resto del hospital ¿no? Digo, hay niveles.

Hoy, a 6 años de trabajo, las historias de hospital van llenando mi memoria, puro chisme diria yo. Pero de que es bastante truculenta la manera en como se entretejen las historias (además de las enfermedades venéreas, los abortos que nadie tuvo y los hijos legítimos de unas, ilegítimos de otros), demuestran que mi trabajo podrá parecer sencillo, pero cada día me sorprendo más con lo que aprendo del ser humano.

9 comentarios:

RGalindez dijo...

Jejeje, no cabe duda que pasar tantas horas bajo un mismo techo hace que las relaciones humanas lleguen a situaciones inimaginables de inicio.

Saludos

Antonio dijo...

Muy buena narración. Historia fantástica??? hablas de primer acostón, osea que hay un buen mas que relatar cierto???

Saludos!!!

Iliana dijo...

Qué historia, creo que en todos los trabajos se cuecen habas... es que tantas horas juntos. En mi trabajo que igual y no es tan intenso como un hospital ha sucedido cada historia; seres humanos teníamos que ser.

Zereth dijo...

jaja, entre las historias reales y las inventadas, creo que se pasan muchas horas de esparcimiento verbal.

Lo malo del chisme es cuando te involucra.


Saludos

Ricardo Arce dijo...

ya será pa luego, lamento no haber respondido, no tenía crédito o estaba curando mis penas con alcohol, por lo tanto el celular se guarda o se deja en casa.

Cl@udette dijo...

JAJAJAJA AHORA ENTIENDO DE DONDE SE HAN CREADO TANTAS SERIES DE HOSPITALES....ENTRE AMORES DE PASILLO HASTA HIJOS NO RECONOCIDOS HAY MUCHAAAAAAA TELA DE DONDE CORTAR Y ARMAR

SALUDOS

Miss Neumann dijo...

como ER!!!!!

la brava dijo...

Siempre le he encontrado un morbillo a los hospitales, esos médicos tan guapos de las series Urgencias, Hospital Central, Anatomia de Grey o House me han metdio una cantidad de cosas en la cabeza que me imagino que detrás de cada cortina o sala de rayos x, se está montando un kilombo de lo más XXXX.
Ya lo sé, no tengo remedio....

la brava dijo...

Esas historias de hospital me son muy familiares Pily, mi madre es enfermera y cada dia es una historia, una escena, a veces trágica, otra cómica, cotilleos en los pasillos de un hospital, relaciones amorosas secretas descubiertas en ascensores y huecos de escaleras, y cada enfermo con su propio cuento.
Lo que menos aguanto de esos sitios es el olor, se te pega a la ropa, un olor a desinfectante..lo que más ? está claro hay cada médico que con esos uniformes me pone el mundo del revés...jeje