viernes, 20 de febrero de 2009

Sesenta!!!


Llegar a tu edad es verdaderamente un reto y más aún en el estado en que te encuentras. Ya quisiera llegar hasta esos años así de entera, de fuerte, de alegre y de optimista como tú.

Resulta que tu pelo ya está lleno de experiencias; entre ellas corajes, muchas carcajadas, varias decepciones amorosas y muchas pero muchas anécdotas para guardar en el corazón. A mí me gusta blanco, pero tú no te sientes a gusto... está bien...¿volvemos a experimentar con los tintes?

Ya de por sí eres guapa!!!

Dices que te sientes cansada, que los años te pesan. Yo digo que estás agarrando tu segundo aire y que apenas se empieza a poner interesante el juego.

Eres vaga con las damas chinas on line y cuando jugamos con mi abuela... Vaya, verlas jugar es más entretenido que ver ganar a la selección en un buen partido de futbol... Uno buscando el caminito con el dedo y ustedes en un abrir y cerrar de ojos ya movieron todas sus canicas. Se me hace que voy a empezar a hacer auditorias en esos movimientos.

Ya te toca la época del descanso, del relax...En realidad debió comenzar cuando te jubilaste, pero las vueltas del destino, sobretodo la última, han puesto trabas para ello. Nah, verás que todo se va acomodando poco a poquito. Ten fe... yo la tengo y de tí la aprendí.

Por lo pronto disfruta de tu día, de la consentida que te daremos mi hermanostra y yo (así como de la de los que intentan ganarse tu bendición) y consciente a tu tocaya de cumpleaños. Mira que a las dos les hace falta una buena levantada de ánimo y qué mejor que nosotros que las queremos tanto para hacerlo.

Mamita, la vida no comienza a los 60, y mucho menos se termina... Pero qué divertido es gozarla día a día!

Te amo preciosa. Feliz cumpleaños!!!


Ah y también para mi abuelita...!

lunes, 9 de febrero de 2009

Anything but glasses!!!

Lo noté desde hace un tiempo, siendo exactos hace un año. No lo creía, pensaba que era una baja de azúcar o algo así. Mi estómago ese día reclamaba alimento; se me hizo fácil: he ahí la razón.

Pasaron los días, y seguía notando algo raro... No, no puede ser... no a mí... Por algo ingerí suficientes zanahorias hasta volverme naranja para evitarlo!!! Eso, me dije, es un achaque de la edad y todavía no estoy lista para ello. Después miré a mi alrededor y caí en cuenta: Genética. ¡Maldita sea!

La confirmación llegó el día que muy mona, corrí al cine. Me gusta la butaca enmedio del enmedio. Puede sonar ridículo, para mí es el mejor lugar. El punto exacto dependerá del tamaño de la pantalla.

Retomando. Me senté, me comí un par de palomitas, tomé un poco de refresco, platiqué con la compañía de ese día y tarán! comenzó la peli. Oh my God! afortunadamente medio capté el inglés porque no veía los subtítulos... Me traumé, finalmente mis ojos estaban sufriendo los estragos de la edad, del uso constante de la computadora, de mi herencia. Y yo me negaba a aceptarlo.

Platiqué con elamorquetengo y me instó a visitar al médico. Vamos a ver armazones y buscamos unos que te vayan, se te vean bien y no te sientas tan mal. Ja! Si lo que no quiero es usar lentes!!! Unos armazones no me van a quitar el sentimiento.

Mi negativa continuó hasta principios de año, cuando fuimos al teatro. Ese día, los asientos estaban cerca del escenario. Huy pensé, ahora sí nos vimos muy espléndidos. No era así ¿la razón? Esta mujercilla no alcanzaría a ver después de la fila 5. Toing!!! Semejante argumento bastó para agendar mi cita y hoy será el encuentro.

Gracias a Dios hay alternativas, cirugía láser, lentes de contacto... Anything but glasses... Espero que me den gusto y no haya necesidad de tanto merequetengue.


viernes, 6 de febrero de 2009

Full house

Cuando el dolor se hace presente en nuestro cuerpo buscamos aliviarle de diferente maneras ya sea por medio de la herbolaria, homeopatía, reiki, la medicina tradicional. En esta última es cuando nos acordamos del médico, del centro de salud, del nosocomio más cercano en donde nos puedan atender y dar el tratamiento eficaz para combatir lo que nos aqueja.

Pero ¿qué pasa cuando al llegar nos encontramos con una negativa en puerta? No hay lugar, no hay espacio, estamos llenos, busque otro lugar. ¿qué acaso no ven cómo vengo? ¡Ah pero no fueran ellos porque ya estarían tumbando puertas!, pensamos. Otras tantas hacemos escándalo y buscamos por cielo, mar y tierra ser atendidos. ¡Es mi derecho! Tenemos toda la razón.

Y precisamente porque merecemos un trato justo, una atención correcta, un buen diagnóstico, muchas veces se nos niega el servicio. Esto no debería traducirse como negligencia. No dudo que en ocasiones pueda ser, en mi caso puedo decirles que no es así.

El día de hoy hay casa llena en mi hospitalito. El área de hospitalización y urgencias se encuentra llena. Demasiados partos por atender y muchas pacientes por revisar. Los médicos no se han dado abasto. Han pedido paciencia a quienes esperan por una revisión y tratan de hacer lo posible por resolver el problema de cada una.

Puede parecer sencillo tomar una decisión así. Decir no y listo, que se las arreglen como puedan. En este caso no es así y no dudo que haya situaciones con bemoles. Hoy me tocó dar la cara a mí ante las pacientes y explicarles nuestra situación. No se les niega el servicio, y se hace lo humanamente posible por ayudarlas.

Al parecer han entendido, la sala de espera poco a poco comienza a vaciarse. Las pacientes hospitalizadas que serán dadas de alta comienzan a salir... Un par de horas más y el servicio se restablecerá, por lo mientras habrá que pedir que no llegue ningún caso realmente complicado.

jueves, 5 de febrero de 2009

Templo Mayor, Catedral y Palacio Nacional.

Para la primera visita en el programa había que levantarse temprano. Desde un día antes comenzaban los preparativos: cargar las pilas…check, seleccionar un cómodo ajuar…check, poner la alarma a una hora digamos necesaria para llegar a tiempo…check. Todo listo. Al día siguiente comenzaba la aventura.

El reloj sonó y muy a mi pesar (mis cobijas reclamaban mi presencia) me levanté. Salí corriendo, pensé que no llegaría a la hora acordada; afortunadamente en fin de semana el tráfico de la ciudad parece dormir hasta tarde.

Cuando me encontraba caminando a un costado de la Catedral, el frío de la mañana se dejó sentir . Mi vista buscaba a los cómplices de la travesía. De pronto Paola hizo su aparición. Caminé tras de ella hasta el lugar de la cita. Ya éramos varios a esa hora de la “madrugada”.

El grupo se fue completando poco a poco. Quién iba a pensar que un día antes nos habíamos visto cuando nos saludábamos como amigos de antaño.

Armados con cámara, grabadora, cuaderno y espíritu turista nos presentamos ante nuestro guía al cual un accidente le estaba cobrando un mal rato y pidió fuéramos pacientes pues su pierna todavía estaba en recuperación. Mejor, pensé. No me gustaría que no hubiera tiempo para preguntas, una buena explicación y por supuesto, la sesión de fotos.

Por ser la primera salida me sentí obligada a tomar nota de todo aquello que se dijera. Ni un detalle, fecha, evento, etc. debía pasar desapercibida. No obstante, mi yo interior no se sentía a gusto con esa idea.

La visita comenzó en el Templo Mayor. Mi fiel cámara comenzó a grabar cada palabra emitida por el guía, las preguntas de mis acompañantes, las risas, las campanas de Catedral... Y yo queriendo retener todo lo anterior, me sentí fuera de lugar. Siempre he pensado que hay que aprender a escuchar y aprehender lo dicho. Eso de apuntar y grabar audios no es para mí. Decidí apagar la cámara, dejé a un lado el cuaderno y la pluma. De aquí pal real, lo que se quedó se quedó.

Debo confesar, y esto es algo que no me enorgullece, no conocía el Templo Mayor. Para una estudiante en especialización turística puede traducirse como pecado mortal. ¡Pero si vive usted en la capital señorita! Sí, lo sé. Y créanme, con esa visita he desempolvado los libros de historia. Hubo muchos datos que ya no recordaba y que, obvio, me hicieron sentir la más empolvada del grupo. Bueno, hasta que alguien por ahí también me dijo que haría lo propio.

Palacio Nacional fue la segunda parada. Únicamente los murales y la historia del recinto fue tema de nuestro guía. Allí sí conocía la historia, supe identificar los estadios de cada mural. Ya era demasiado si no me acordaba del nombre del autor.

Ya con el sol de medio día, con hambre (porque el café que nos tomamos antes de iniciar el recorrido ya estaba más que digerido) y a punto de flaquear, llegamos a Catedral. La visita estuvo muy interesante, lo malo fue que no subimos al campanario ni visitamos los nichos; hubiese sido una gran experiencia: un buen orador y un magnífico recinto.

Nuestro último lugar a visitar fue el Museo del Estanquillo. Ya había leído que se presentaba la exposición “Te pareces tanto a mí” en donde se aborda la evolución del retrato como género artístico entre los siglos XIX y XX. Me sorprendió la cantidad de piezas mostradas en la colección.

Al llegar, el aire acondicionado apaciguó nuestro calor. Aunque el lugar es pequeño, y con unos agregados culturales que se fueron integrando al grupo a lo largo del recorrido en el lugar, pudimos ver la exposición de forma rápida y concisa invitándonos a visitarla una vez más para contemplar cada pieza exhibida con calma. Nuestra guía, quien debía apresurar la visita por cuestiones ajenas a nosotros, trató de llevarnos de la mano a través de los 3 pisos que integran el museo. Con todo y todo, disfrutamos y bromeamos al terminar el recorrido.

Como lo hicimos en los otros lugares visitados, la terraza del museo fue el marco final para la última toma del día al lado de la cumpleañera, profesoras, invitados y compañeros.

No puedo negarlo, la química es buena y la compañía muy agradable. Esta es la primera, están programadas seis y ruego al tiempo que vuele para experimentar de nueva cuenta.