Decidí esperarlo media hora, era la primera vez que hacía algo así, la adrenalina que sentía en ese momento, así como la curiosidad que sentía por ver su cara hasta las ganas de jugar con mis manos nerviosas pasó a segundo plano.
El lugar era una plaza comercial al norte de la ciudad; cerca de mi casa y muy pero muy lejos de la suya. Dijo que vivía en el sur de la ciudad.
Para mí un lugar in fue la opción. La plaza no tenía mucho de haberse inagurado, si no llegaba podría deleitarme la pupila con tanto nuevo escaparate.
El ajuar del día era sencillo. Vestí un conjunto en gris. Pantalón y chamarrita muy ad hoc al momento. Zapato bajo, con la espera de caminar mucho disfrutando de una agradable charla.
Me cansé de estar sentada. En realidad eran los nervios lo que me consumía. ¿Y si me aburro? ¿Y si no le gusta lo que hablamos?, bueno en realidad no tenía por qué no gustarle. Habíamos pasado muchas horas debatiendo entre que sí y que no nos gustaba como para que en ese momento no tuvieramos tema de conversación. Decidí caminar un poco hacia la puerta de entrada, no lo ví. Regresé al lugar donde habíamos puesto la cita mientras miraba a la gente que caminaba alrededor, seguramente pensaban a esta ya la plantaron.
Miré mi reloj, la media hora había pasado. Decidí ir al baño con la esperanza de darle unos minutos más de gracia antes de emprender la graciosa huída. Al salir lo busqué, finalmente había llegado. Una nueva disyuntiva se presentaba, no sabía si dejarlo plantado o darle la oportunidad de disculparse por la tardanza y continuar el juego. Escogí lo segundo. Bajé y caminé a su encuentro. No niego que al ver la forma en que venía vestido pensé ¡Ya me cargó el payaso!, yo bien nice y este es un darketón que seguramente va a querer lanzarse a mi yugular en lugar de darme un beso al saludarme.
Lo saludé. Él inmediatamente preguntó ¿llevabas mucho esperando? Pensé que no estarías aquí. Toing, eso me saco por buena onda. La próxima vez que me cite con alguien no esperaré más de diez minutos y eso ya es decir demasiado. Claro, la siguiente vez (con otro especímen en turno) esperé más de una hora y la verdad, no me arrepiento, la pasamos genial.
Decidimos tomar un helado. Sugerí que fuera en la misma plaza ya que ninguno de los dos la había estrenado. Llegamos a la heladería y los buenos modales de Carreño se le olvidaron. Cada quien pagó su consumo además que ordenó primero. ¡Va! pensé, sigue aumentando puntos en la libreta negra.
Que si te gusta esta música, que si has leído aquello. Recuerdo bien cuando llegamos a la parte cinéfila. Él amaba a Jodorowsky y yo ni enterada de quién era el tío ese. Luego salió su parte más oscura y sus tendencias vampirescas no se hicieron esperar. Puse más tierra de por medio, esperando tener suficiente espacio para poder maniobrar antes de sentir la fatal mordida.
A estas alturas mi humor estaba igual de negro que su suéter. Ya me había hartado su plática, su sola presencia. Decidí hacer una maniobra de improvisación y me despedí cortésmente saliendo derecha actor y con paso veloz hacia los primeros baños que encontré en mi camino; si acaso decidía seguirme, no me encontraría tan rápido.
Llegué a mi casa desanimada, fastidiada y con ganas de no saber más de él. Al día siguiente me llamó ¿Cómo estás? ¿Sabes?, me divertí mucho espero se repita. ¡Sí, claro! respondí. Iluso, pensé.
Seguí frecuentando el mismo roomchat por unas cuantas semanas más. Me cambié el nick y decidí que lo que surgiera on line, on line se quedara. De él no volví a saber nada. Creo que a ninguno de los dos nos gustó lo que vimos.
En cuanto a seguir conociendo gente por internet...ya he hecho excepciones a esa regla, y curiosamente no han sido hombres los que en mi camino se han cruzado. Mejores cosas y mejores personas el ciberespacio me ha proporcionado. Hoy cuento con amistades verdaderamente valiosas y con lectores que poco a poco se han ido ganando un espacio en mi corazón.
Me pregunto ¿una reunión de bloggeros afectará nuestra percepción tanto de blogs como de las personas? Por lo menos no me sucederá con DemasiadoEgo, nos conocímos on line y hemos tenido unas citas muy agradables en varios puntos de la ciudad. Sin embargo no puedo asegurar que ElPelón o César consideren a este intento de escritora una persona digerible fuera del worldwideweb. Nah, seguramente encontraríamos más de un tema de conversación y un café no sería suficiente para terminar de conocernos.
El lugar era una plaza comercial al norte de la ciudad; cerca de mi casa y muy pero muy lejos de la suya. Dijo que vivía en el sur de la ciudad.
Para mí un lugar in fue la opción. La plaza no tenía mucho de haberse inagurado, si no llegaba podría deleitarme la pupila con tanto nuevo escaparate.
El ajuar del día era sencillo. Vestí un conjunto en gris. Pantalón y chamarrita muy ad hoc al momento. Zapato bajo, con la espera de caminar mucho disfrutando de una agradable charla.
Me cansé de estar sentada. En realidad eran los nervios lo que me consumía. ¿Y si me aburro? ¿Y si no le gusta lo que hablamos?, bueno en realidad no tenía por qué no gustarle. Habíamos pasado muchas horas debatiendo entre que sí y que no nos gustaba como para que en ese momento no tuvieramos tema de conversación. Decidí caminar un poco hacia la puerta de entrada, no lo ví. Regresé al lugar donde habíamos puesto la cita mientras miraba a la gente que caminaba alrededor, seguramente pensaban a esta ya la plantaron.
Miré mi reloj, la media hora había pasado. Decidí ir al baño con la esperanza de darle unos minutos más de gracia antes de emprender la graciosa huída. Al salir lo busqué, finalmente había llegado. Una nueva disyuntiva se presentaba, no sabía si dejarlo plantado o darle la oportunidad de disculparse por la tardanza y continuar el juego. Escogí lo segundo. Bajé y caminé a su encuentro. No niego que al ver la forma en que venía vestido pensé ¡Ya me cargó el payaso!, yo bien nice y este es un darketón que seguramente va a querer lanzarse a mi yugular en lugar de darme un beso al saludarme.
Lo saludé. Él inmediatamente preguntó ¿llevabas mucho esperando? Pensé que no estarías aquí. Toing, eso me saco por buena onda. La próxima vez que me cite con alguien no esperaré más de diez minutos y eso ya es decir demasiado. Claro, la siguiente vez (con otro especímen en turno) esperé más de una hora y la verdad, no me arrepiento, la pasamos genial.
Decidimos tomar un helado. Sugerí que fuera en la misma plaza ya que ninguno de los dos la había estrenado. Llegamos a la heladería y los buenos modales de Carreño se le olvidaron. Cada quien pagó su consumo además que ordenó primero. ¡Va! pensé, sigue aumentando puntos en la libreta negra.
Que si te gusta esta música, que si has leído aquello. Recuerdo bien cuando llegamos a la parte cinéfila. Él amaba a Jodorowsky y yo ni enterada de quién era el tío ese. Luego salió su parte más oscura y sus tendencias vampirescas no se hicieron esperar. Puse más tierra de por medio, esperando tener suficiente espacio para poder maniobrar antes de sentir la fatal mordida.
A estas alturas mi humor estaba igual de negro que su suéter. Ya me había hartado su plática, su sola presencia. Decidí hacer una maniobra de improvisación y me despedí cortésmente saliendo derecha actor y con paso veloz hacia los primeros baños que encontré en mi camino; si acaso decidía seguirme, no me encontraría tan rápido.
Llegué a mi casa desanimada, fastidiada y con ganas de no saber más de él. Al día siguiente me llamó ¿Cómo estás? ¿Sabes?, me divertí mucho espero se repita. ¡Sí, claro! respondí. Iluso, pensé.
Seguí frecuentando el mismo roomchat por unas cuantas semanas más. Me cambié el nick y decidí que lo que surgiera on line, on line se quedara. De él no volví a saber nada. Creo que a ninguno de los dos nos gustó lo que vimos.
En cuanto a seguir conociendo gente por internet...ya he hecho excepciones a esa regla, y curiosamente no han sido hombres los que en mi camino se han cruzado. Mejores cosas y mejores personas el ciberespacio me ha proporcionado. Hoy cuento con amistades verdaderamente valiosas y con lectores que poco a poco se han ido ganando un espacio en mi corazón.
Me pregunto ¿una reunión de bloggeros afectará nuestra percepción tanto de blogs como de las personas? Por lo menos no me sucederá con DemasiadoEgo, nos conocímos on line y hemos tenido unas citas muy agradables en varios puntos de la ciudad. Sin embargo no puedo asegurar que ElPelón o César consideren a este intento de escritora una persona digerible fuera del worldwideweb. Nah, seguramente encontraríamos más de un tema de conversación y un café no sería suficiente para terminar de conocernos.