martes, 20 de diciembre de 2011

Autocinema Coyote

Desde hace unos meses su llegada a este mundo se anunciaba. Una pequeña nota llamó mi atención en las páginas de mi revista consentida. Parecía un sueño hecho realidad, volver a vivir la experiencia del cine desde la comodidad de tu auto.

A mi memoria regresó la imagen de Marty McFly burlando a sus perseguidores, surfeando en una patineta sin ruedas y sacando chispas con la parte trasera de ésta.

Recordé la emoción que a mis 4 años sentí al llegar a ese lugar en el coche de mis primos y la nostalgia que me generaba pasar sobre periférico y ver en su lugar una tienda comercial donde el Autocinema de Satélite se encontraba.

Hace unas cuantas semanas por fin el Autocinema Coyote volvía a ser noticia, ya se había inaugurado. Y gracias a las redes sociales, la cartelera surgió. Así, boleto en mano, acompañante listo y estómago de acero (pues la película fue la ochentera The Fly), el viernes fue el día "D" para vivir la experiencia.

Las puertas se abren poco antes de las 7:30 pm y la función comienza 1 hora después. Cuando nosotros llegamos al poco tiempo la fila de autos era larga. La noticia se ha corrido como pólvora, y no es para menos.

Al llegar una chica muy amable nos recibió y nos preguntó si era nuestra primera vez. Muy amable nos indicó el procedimiento a seguir, cómo se encendía la bocina, la cual acomodó en el tablero del auto, dónde debíamos estacionarnos, la dulcería, la tiendita de souvenirs y, al terminar, nos invitó a disfrutar la función.

Ya muy acomodados en nuestro espacio, la gente ni tarda ni perezosa comenzó a acercarse a la tienda. Entre malteadas, palomitas y hot dogs podía verse a un grupo de jovencitos, una pareja madura, un matrimonio con hijos pequeños, varias parejas tomadas de las manos, en fin, no hay restricción de edad para disfrutar de una noche de cine sintiéndonos "como en nuestro coche".

En la pantalla comienzan a transmitirse anuncios de antaño y a promocionar las siguientes funciones cuando por fin inicia la película. De allí en adelante todo fue disfrute.

La cartelera comienza a diversificarse y no dudo que este lugar se convierta en un favorito de chicos y grandes. Por lo pronto se ha vuelto mi consentido. Espero que tenga mucho éxito, porque estoy segura, hay Autocinema Coyote para rato.


Enviado desde mi oficina móvil BlackBerry® de Telcel

martes, 13 de diciembre de 2011

Mérida y su carnaval.

Creo que nunca les he platicado de mi visita a Mérida, verdad? Cosa rara, ya que con una reseña sobre mi visita a Chichén Itzá, estando en Mérida, fue que inauguré este blog.

Pues bien, todo comenzó cuando una muy querida amiga se mudó para allá. Creyendo que jamás la veríamos de nuevo (sí, era un pensamiento fatalista en ese momento), unos años después se llegó la oportunidad de visitarla con el pretexto de celebrar las nupcias de otra amiga de nuestro grupo.

Así, se llegó la fecha marcada para el mes de febrero.

Al llegar a la ciudad, ésta nos recibió con un clima cálido, un viento fresco que invitaba a despojarnos de los kilos de ropa invernal que portábamos de la ciudad. Como marco, un cielo rojizo cuya piel se vestía de atardecer.

Después de los abrazos efusivos y el recibimiento, nos esperaba el carnaval. Las calles del centro de Mérida se vestían de luces, de trajes llamativos, de bailes regionales y por supuesto, de regalos de patrocinadores.

La gente desde las gradas apostadas sobre la calle 60 (la más famosa para los turistas) disfrutaba el paso de los carros alegóricos, festejaban a sus reyes (los guapos y el Maquech o Rey feo) y reinas de carnaval y disfrutaban del jolgorio al que invitaban los animadores del evento. Propios y extraños pintaban una sonrisa en su rostro al escuchar la música tradicional mientras los bailes conjugaban los colores de sus vestimentas.

Pero no sólo de bailables y carros se goza durante carnaval. Todo el Paseo Montejo hasta el remate pululaba de jóvenes corriendo de un escenario a otro esperando disfrutar del espectáculo ofrecido por diferentes artistas populares. Durante el día los espectáculos. Se ofrecen en parques y jardines de la ciudad. Todo el día es fiesta, todo el día hay carnaval.

Caminar a través del mar de gente abre el apetito y qué mejor que reponer fuerzas con una marquesita. Una especie de crepa enrollada rellena de queso suizo, o queso del gallo rojo (por si desea comprarlo). El sabor dulce-salado me produjo una explosión de sabores en mi paladar, tan así fue que me volví adicta. No había esquina donde no me detuviera a comer una. En mi última visita las encontré en versión Nutella con queso y oh,oh! Sí, caí en la tentación.

Mérida podrá ser una ciudad pequeña comparada con la capital, sin embargo su gente es afable y risueña, muy respetuosa del prójimo, llena de valores. Creo que esto es un punto fundamental a la hora de disfrutar de ésta festividad. El carnaval se lleva en calma, sin daños colaterales. Se siente uno como en casa. Y ello invita a regresar no una, sino muchas veces.

Yo he vuelto en varias ocasiones y créanme, de ellas hablaré en otra ocasión pues de su riqueza cultural y gastronómica, así como sus sitios arqueológicos y la magia de sus playas merecen que me tome el tiempo para describirlas al detalle.

Por lo pronto les invito a consultar el portal del carnaval de Mérida:
www.merida.gob.mx/carnaval y así consultar las fechas del 2012 y el programa. Estoy segura que será una experiencia inolvidable.
Enviado desde mi oficina móvil BlackBerry® de Telcel

martes, 6 de diciembre de 2011

Cría cuervos...

Qué tal el show en redes sociales que protagonizó Enrique Peña Nieto y su primogénita Pau Peña Pretelini?

Anoche comentaba con uno de mis primos el hecho y debatíamos si era válido o no otorgarle el perdón a una niña de 16 años por su desliz en twitter.

Como primer punto ya no es una niña. A los 16 uno está muy consciente de lo que un insulto significa, además de haber reaccionado con "emotividad" ante la burla que se ejerció sobre su padre y de paso, hasta su difunta madre salió a flote.

Creo que no supo manejar sus emociones. Si bien es cierto que un insulto nos hace hervir la sangre, ella debe considerar que, en las redes sociales, el anonimato permite transgredir los límites de la decencia. Qué pesa más un insulto a la cara, en donde hay oportunidad de réplica o el insulto proferido por un seudónimo, por una persona que muchas veces no tiene nombre ni apellido?

Peña dio la cara por su hija, se disculpó y aseguró que sus hijos aprendieron la lección. Así también Paulina reactivó su cuenta de twitter y se excusó. De verdad habrá aprendido la lección?

Lo cierto es que tanto circo le dio a Peña un par de trend topics y, aunque la población proletaria de nuestro país se siente por demás ofendida en este momento, cuánto tiempo durará este #juaydelibros en la memoria del electorado?

Verdaderamente este show representa un hundimiento en las encuestas para un súper posicionado candidato?

Es cierto que las redes sociales, así como los diarios, no olvidan y guardan en los resquicios del time line información que será usada a favor y en contra de quien sea. También es cierto que, si Peña Nieto se pone abusado, con su sonrisa colgate y una sesión de fotos en familia en portada de revista rosa, harán que este resbalón quede como un chiste y se olvide el testimonio entre líneas difundido por él y su hija este fin de semana.


Enviado desde mi oficina móvil BlackBerry® de Telcel

miércoles, 26 de octubre de 2011

Medicina Alternativa

Y a propósito del día del médico...

Siempre he sido de las personas que piensa que la mejor medicina para el cuerpo humano no siempre viene en cápsula. En algunas ocasiones prefiero recurrir a la receta de la abuelita antes de sucumbir al remedio medicamentoso.

Sin embargo, y con un par de dolores muy específicos, no me lo pienso dos veces e inmediatamente recurro a la forma tradicional. Benditas drogas!

Durante mi transitar en esta vida me he topado con diversas prácticas enfocadas en la curación. Desde la herbolaria, la digitopuntura, la homeopatía y en últimas fechas el manejo de energía.

Este último no deja de sorprenderme. Hoy fui testigo de una curación a través de una foto tomada con un celular, una frase en hebreo atada a un péndulo de madera que colgaba de un hilo rojo y mucha fe, porque al final del día ese es el gran secreto.

Todo comenzó cuando ella tomó su celular y buscó la foto de su "paciente". Después tomó el péndulo y escogió la palabra "Luz" y con una pequeña liga la ató alrededor del pedazo de madera. Acto seguido lo puso sobre el celular e inmediatamente el péndulo comenzó a balancearse y a girar haciendo círculos alrededor de la imagen. Según ella, la energía de su "paciente" se equilibraría a raíz de este ejercicio.

Comencé a abordarla con preguntas, que si estudia la Kabbala, que si ella cree en eso, cuáles son los beneficios, etc. y de allí en dos segundos terminé pasando un imán sobre mis chakras para saber si estaban alineados. Al parecer, pasé la prueba.

Lo cierto es que ella hace un par de días me enseñó un truco de digitopuntura que sirve para equilibrar tu interior. Créanlo o no, lo puse en práctica y una amenaza de gripe se convirtió en nada.

Me sorprende sí, porque cuando los cambios de temperatura tocan a mi puerta la enfermedad es inminente.

Suerte? Fe? Síntomas que me pusieron medio hipocondriaca? No lo sé, pero no cuesta, es fácil de hacer y si me mantiene saludable bienvenido sea!


Enviado desde mi oficina móvil BlackBerry® de Telcel

jueves, 29 de septiembre de 2011

Hablemos de Turismo

Hace un par de días se conmemoró el Día Internacional del Turismo. En México, el 2011 también ha sido declarado el año del Turismo. Tal pareciera como si los reflectores voltearan hacia esta pequeña y no bien considerada parte de nuestra economía y riqueza cultural.

Empezando el segundo cuatrimestre del año, se llevó a cabo la 1ra Reunión de Turismo Arqueológico en la Cd. De México. Allí la importancia del trabajo del INAH así como su colaboración con otras instituciones del ámbito turístico se dieron a conocer. Así mismo se instó a los participantes a promover los nuevos sitios arqueológicos que durante el sexenio han venido colocándose en el mapa.

Se hablaba entonces de Cañada de la Luna, un sitio ubicado en el estado de Guanajuato al que para llegar, hay que recorrer 1 km a pie a través de una ranchería y que sin dudar conquistaría al visitante pues es un observatorio celeste. Pequeño en tamaño en comparación con los ya conocidos pero ofreciendo una nueva experiencia arqueológica y en un estado que pudiera no imaginarse este tipo de construcciones en su geografía.

También se habló de los casos de éxito, como lo es el sitio de Xochicalco en Morelos y la sustentabilidad del proyecto de luz y sonido que este ofrece. Se trató de no dañar las estructuras al momento de instalar los cables e iluminación para el espectáculo, así como la disposición de los visitantes estratégicamente colocados fuera del sitio para apreciar mejor el show y evitar el deterioro de los edificios.

Y así le llegó el turno a la presentación del Huaca de la Luna. Desde Perú la cultura Moche hizo su aparición. Mostrándonos que estamos en pañales en cuanto a sustentabilidad y sostenibilidad arqueológica y turística. Donde un caso de éxito debería servirnos de guía para los nuestros, preocupándonos por aplicar los conocimientos de los antiguos y tratar de adaptar nuestra modernidad a esos espacios y no al revés.

Así la cultura Moche nos enseñaba el camino que tomará para sonar tan fuerte como los Incas, que Perú no es sólo Machu Picchu y que hay mucho por hacer en cuanto a promoción, cultura y preservación turística.

Este caso de éxito nos muestra que ningún espacio arqueológico es pequeño y mucho menos la carga cultural que representa. Lo que nos enseñan los Moches es que querer, es poder. Tanto en la preservación como en la difusión.

En México tenemos el potencial, falta guiarlo, darle una mejor visión a las cosas, dejar de ser tan cuadrados y cambiar nuestra concepción del turismo no sólo hacia sol y playa, sino a todas las variantes que hay. La vida misma es turismo en sí. Hagamos muchas por y para el turismo.


Enviado desde mi oficina móvil BlackBerry® de Telcel

miércoles, 24 de agosto de 2011

El concierto

Dum, dum, dum, dum, dum... La música comienza a sonar, la oscuridad va cediendo a la silueta que se dibuja detrás del telón donde se reflejan sus iniciales: MB.

La piel chinita, el nudo en la garganta, los ojos incrédulos y la voz ahogada en un grito al que se unen 10 mil personas más. El sentimiento incontenible. Ocho largos años de espera para que por fin se cumpla el sueño.

"Now you say you love me..." Allí estaba él, con sus brazos extendidos, vestido con un traje gris, la sombra de barba en su cara, sus ojos cerrados mostrando toda la emoción que impregna al entonar cada palabra, cada estrofa. Entregándose a su público, al escenario que no necesita llenar con grandes escenografías ni bailarines pues su sola presencia cumple con su cometido.

Allí estaba yo, reponiéndome de la emoción al descubrirme tan cerca del escenario. Dos, tres metros? No lo sé, lo cierto es que casi podía palparle.

Era increíble, el viaje comenzaba. "Soy Miguel Burbuja", se presentó en español. El idioma no le cuesta trabajo, no en balde la raíz italiana y su matrimonio con una latina.

Su carisma, su humildad y las ganas de hacer que su público pasara un buen rato, comenzaron la "mexican fiesta". Agradecía una y otra vez el apoyo de la gente, el caluroso recibimiento al tiempo que se tocaba con la mano derecha el corazón transmitiendo fascinación a los asistentes.

No podía parar de gritar. Tan incrédula y esperanzada a la vez me sentía antes del concierto que las horas se me hicieron eternas. Ni en mis años de secundaria recuerdo haber sentido una pasión por algún artista como por él.

Me conquistó su voz, su facilidad interpretativa, la selección de clásicos del jazz y blues, y su sello personal. Aquella irreverencia, la ligereza de su carácter, vaya encontraba casi a mi alma gemela.

Atractivo no es, mas su belleza no radica en su piel y ojos claros. Es en su formación, en su manera de conducirse donde se haya la diferencia. Eso es lo que me gusta de él.

Yo no estaba al centro del lugar, me hallaba del lado izquierdo y esperaba pacientemente a que caminara hacia allí y pudiera verle tan de cerca para pellizcarme y comprobar que no soñaba.

En un momento sucedió, mis ojos encontraron a los suyos, un momento fugaz acompañado de gritos y de manos que se alzaban buscando las suyas. No se paralizó al contemplarme ni dejó de cantar al verse deslumbrado por mi belleza, pero yo sí. Volviendo a gritar cual quinceañera cuando se alejó y camino de nuevo al centro del escenario.

Antes de entrar al recinto, los elementos de seguridad revisaron mi bolsa, me preguntaron si llevaba cámara fotográfica y mentí. No la escondí, simplemente no se veía y yo rogué por que no la hallaran para usarla de contrabando. Así fue.

Sé que estuvo mal, que debí conformarme con la del celular pero no fue así. No podía dejar pasar el momento y, arriesgándome a que me quitaran la cámara ya comenzado el concierto, la usé. Eso sí, no sé si lo vuelva a hacer.

Al llegar a mi lugar, me encontré sentada junto a una chica quien, al igual que yo, se sentía emocionada por la proximidad del escenario. Entablamos conversación y ella me platicaba de lo bien que había resultado el día para ella y su hermana.

Habían llegado por la mañana a la ciudad, venían de Oaxaca y habían pasado el tiempo paseando hasta que a las 5:30 pm se sentaron en la puerta del lado izquierdo del auditorio, la puerta por donde entran los artistas. Solo ellas vieron llegar el par de camionetas negras de donde bajó Michael para saludarles, firmales un autógrafo y tomarse una foto con ellas antes del show.

A nuestra plática se unieron una señora y su hija, ellas eran de Veracruz y nos compartieron su experiencia para disfrutar del concierto. Nosotras venimos en un tour, me dijo la señora y también cuando se acabe el concierto nos regresamos.

La plática se animaba cada vez más cuando por fin, Dum, dum, dum, dum, dum... Las notas de Cry me a River se hacían escuchar.

Tuve la oportunidad de asistir a los dos conciertos que MB dio en la ciudad. Uno no supera al otro. Los dos fueron especiales, mágicos, inigualables. Lo cierto es que él dijo que regresará. Lo innegable es que haré lo posible para volver a estar cerca del escenario cuantas veces sea necesario.


Enviado desde mi oficina móvil BlackBerry® de Telcel

domingo, 7 de agosto de 2011

Rebeca, tu primer cumpleaños.

"Es de verdad, ya estás aquí. Ha sido un largo tiempo de espera y ansiedad. De saber que ibas a venir me ha puesto en un estado entre llorar y reír...Te puedo abrazar! Ya estás aquí, es tu bienvenida y yo soy tan feliz"

Sabes muñe? Ese pedacito de canción fue tan acertado para describir tu llegada a este mundo. La emoción de saber que venías en camino no hacía otra cosa que contagiar a todo el mundo de felicidad. Tu mamá, la mujer más afortunada disfrutaba de ti en cada momento, en cada movimiento, en cada sensación. Tu papá hacía lo propio, procuraba a tu mamá sabiendo que todo lo que hiciera lo recibirías tú.

Y los enamoraste. La prueba está en esa foto donde mamá e hija se dan ese primer beso, donde papá no cabe de felicidad al tenerte en sus brazos. Donde los ojos de ambos se llenan de una luz tan grande que contagia a quienes te miramos, de cerca o de lejos, y nos invita a sonreír.

Y nos enamoraste, con tu sonrisa limpia, con tu calidez, con ese ángel que la vida te dio, logrando con una mirada componer el día y saber que Dios existe.

De hoy en adelante, en esta fecha celebraremos tu cumpleaños. Hoy es el primero. Cada año nuevas experiencias tendrás, nuevos aprendizajes. Cada año conquistarás una nueva parte de tu pequeño mundo para que, en el momento justo, te lo comas entero y disfrutes de la vida como nunca.

Feliz primer cumpleaños querida Rebeca! Feliz día de color, de abuelos y tíos, de risas y regalos, de mucho, mucho amor.

Te quiere, tu nanny.
Enviado desde mi oficina móvil BlackBerry® de Telcel

jueves, 28 de julio de 2011

Suburbano

Hoy es la primera vez que utilizo el servicio del tren suburbano de la ciudad. Sin embargo la añoranza de mi niñez me ha dado un súbito golpe al entrar a la estación.

La única vez que tuve una aventura en tren fue rumbo a Oaxaca y mi nerviosismo era impresionante, temía que el tren partiera sin nosotras.

Al llegar a la estación me sorprendió el tamaño espectacular de su entrada, la compra de boletos, el ruido de la gente y sus maletas cargadas con cualquier cantidad de cosas y animales. Muchos adultos, no recuerdo haber visto niños.

Mi madre lidiaba con las maletas, la prisa y sus hijas. Recuerdo verme corriendo en el andén gritando al boletero: Señor, señor, espere! Claro, el tren avanzó mucho después que nosotras tomamos nuestros lugares, pero tal era la emoción que para mí, los pasos se me hacían eternos.

Hoy que la realidad ha alcanzado a los ferroviarios y cuya existencia sólo queda en mi memoria, me da tristeza encontrar a la estación Buenavista llena de gente con mucha prisa, empujándose, corriendo por alcanzar un lugar, llenando de intranquilidad aquel lugar que se llenaba de ruido, sí, pero de un ruido que invitaba a descubrir, a viajar, a descansar y llegar a salvo a tu destino.

De la estación se conservan las bancas y las taquillas. Por lo menos es lo que yo vi al llegar.

Ojalá el tiempo pudiera volver y yo viajar una y otra vez en esos vagones de mi infancia.
Enviado desde mi oficina móvil BlackBerry® de Telcel

martes, 26 de julio de 2011

Mi nombre

Ahora que el año del conejo está haciendo de las suyas a diestra y siniestra entre mis amistades, la elección del nombre para el futuro mexicano/a se vuelve parte fundamental de la dulce espera. Aquel dato identificador podrá marcarlo para bien o para mal el resto de su vida.

Recuerdo cuando DemasiadoEgo pasó por ese proceso. Y bueno, sale a colación porque fue el último embarazo que viví tan de cerca y por el cual me siento afortunada de ver a la peque más linda del mundo crecer día a día.

El caso es, que en relación a la elección del nombre hay qué buscar muy bien y considerar ciertos puntos: Si rima con los apellidos, si el diminutivo no resulta motivo de traumas futuros o potenciales víctimas del bullying, etc. Pero siempre buscando el bien del hijo en cuestión.

Aunque también hay historias truculentas cuando de otorgar identidad se trata. Como la mía, por ejemplo, que ostento el nombre de un viejo amor.

Así es, querido lector. Mi llegada a este mundo le recordó a mi padre la primera vez que su joven corazón conoció el amor. Y en ese momento decidió que su primera hija llevaría el nombre de aquella muchacha.

Pero no sólo era el recuerdo lo que lo motivó a la elección. Resulta que la doncella se apellidaba igual que él, entonces pues así mucho trabajo que digamos para buscar algo que rime en conjunto no le costó. Y aquí entro yo a pagar los platos rotos.

Fue motivo de peleas porque mi mamá buscaba un nombre que sonara dulce al pronunciarlo, que equiparara a mi persona... Bueno sí, me quería llamar Dulce. Lo cierto es que yo no soy nada dulce y mi personalidad no es tan azucarada. Luego pensó en nombrarme Abril pero ni al caso con quien soy ahora, no soy la primavera en todo su esplendor además nací en temporada de lluvias. Así que no hubo de otra mas que aceptar el nombre del primer amor de mi padre.

Y allí comenzó el sufrimiento. En la primaria de María no me bajaban. Digo, sí es mi primer nombre pero por qué ser tan despectivos. Y a eso agregue usted el look con trenzas que adornaban mi cabeza, estaba frita.

Con el correr de los años uno se hace de su caparazón y encuentra el humor de llamarse como el estereotipo mexicano femenino. 'Todas somos Marías', dice una amiga cuya rara costumbre es anteponer ese nombre a cualquier mujer, se llame o no así.

Hoy en día mi nombre no me causa ningún complejo. Me acepto víctima de un desliz mental de mi padre pero le agradezco su elección.

Según mi visión particular, mi nombre me ha dado fortaleza y he sido fuente de apoyo para otras personas. Vaya, algo bueno forjó en mí.

Lo cierto es que si en algún momento la vida me permite engendrar, espero que mis hijos no escriban un post-saca-traumas como este y que se sientan lo más cómodo posible con su identidad. Ahora que si de plano fue demasiado fuerte el momentus brutus, pues que se cambien el nombre, que por libre albedrío no paramos. He dicho.

Post dedicado a la llegada de los pequeños milagros de quienes forman parte de mi vida.
Enviado desde mi oficina móvil BlackBerry® de Telcel

viernes, 8 de julio de 2011

Sala de Belleza Emily

El portón negro de aquella casa sigue siendo testigo fiel de los ires y venires de las señoras de la colonia. La pequeña ventana que enmarca el lugar, hoy se abre de par en par para 'apartar', para mirar, y ser cómplice de los ruidos que emanan del interior.

Desde que tengo memoria, este lugar ha sido centro de reunión de mi abuela, tías y vecinas. Han pasado los años y, aunque la estructura arquitectónica del exterior ha cambiado, por dentro todavía las paredes están decoradas con las fotografías de los looks en boga en los ochentas, los muebles cambiaron de color para darle un entorno más actual a la pequeña salita, y en una canasta amarilla, se ven los 'huesitos' enrollados en papel de china que sirven para hacer el 'permanente' en el cabello de las señoras.

En mis días de pequeña solía acompañar a mi mamá mientras le cortaban su cabello o le hacían manicure. Recuerdo que mi abuela nos alcanzaba y entre las señoras que iban al salón a 'echar chal' y la dueña del lugar reían a carcajada suelta mientras a una le lavaban el cabello, a otra con los huesitos en la cabeza esperaba bajo la secadora y una más, secando al aire sus uñas recién pintadas.

La Sala de Belleza Emily nunca ha sido un gran salón ni tiene filas de personas esperando por ser atendidas, sin embargo, ya es tradición en la colonia de mi abuela. Las risas y camaradería han disminuido con el paso de los años, aun así las generaciones siguen buscando embellecerse en ese lugar.

Hoy fue mi turno. Yo que soy tan sangrona para algunas cosas en cuanto a la belleza se refiere, decidí arriesgarme y formar parte de la selecta clientela del lugar. Mi sacrosanta me habla maravillas de 'Mago', Margarita es su nombre. Ella ha hecho de sus manos maravillas adornándolas con un hermoso barniz y manteniéndolas muy estéticas. A sus ojos los ha enmarcado con una ceja delineada cuya forma resalta su belleza natural y bueno, a tanta insistencia, cedí.

Para mí, la ceja fue mi elección. Hace unos días decidí probar con cera, rápido, cuasi indoloro y en un lugar donde te atienden como reina. Mi sacrosanta insistió en que fuera con Mago y hoy 'hubo lugar'.

Me recibió una mujer en sus cincuentas, cabello castaño claro y trenzado hasta la cintura. Esperé mientras terminaba con otra persona. Para avanzar aplicó sobre mi ceja una crema que ayudaría a la hora del depilado. Ya valí!, pensé. Así que comencé el coco wash con el mantra sagrado: La belleza cuesta.

Así llegó mi turno, la luz del día atravesó la ventana y se reflejó en mi rostro. Mago me indicó reposar mi cabeza en el respaldo de la silla pues no sería cosa de dos minutos. Ya acomodada la tortura comenzó. Las pinzas de metal jalaban por aquí y por allá. Mis párpados sentían el jalón donde mis cejas antiestéticas se perdían.
En una visión al estilo 'Edward manos de tijera', Margarita hacía lo propio hasta que, después de unos minutos terminó. Me invitó a verme en el espejo, mientras mi cabeza repetía un que no se vean feas, que no se vean feas.

Mi sorpresa fue mayor cuando, al encontrarme con un buen trabajo, sin dudarlo puedo decir que Mago encontró la forma ideal para mis rebeldes y raquíticas cejas.

La Sala de Belleza Emily, forma ya parte de mi historia y no sólo familiar. Si ya era motivo de mis días felices de infancia, hoy lo es de la mitad de mi vida.
Enviado desde mi oficina móvil BlackBerry® de Telcel

lunes, 13 de junio de 2011

Huichapan

Cuando la tarde va cayendo y a mi abuela se le suelta la lengua, no hay quien la pare con tantas anécdotas que llegan a la mesa mientras platicamos después de comer. Sus recuerdos toman vida al compás de las palabras que contienen emoción al ser pronunciadas.

Su tierra "de nascencia" es Hidalgo. En un pequeño poblado llamado Tlaxcalilla sus ojos pícaros vieron la luz del día. Allí vivió hasta que cumplió 6 años. Poco después ella y su familia se trasladaron a Huichapan, otro municipio del mismo estado, en donde su padre se convertiría en Presidente Municipal y allí comenzó su triste historia.

A su padre lo mataron. Ella cuenta que los intereses políticos de la época fueron los que motivaron la masacre. Su padre presentía su muerte, me dice. Le pedía a Dios que le permitiera ver a su hija cumplir sus XV años. No fue así. A los pocos días de esta plegaria un balazo cortó su vuelo.

El funeral fue de lo más triste para ella. A su corta edad pedía verlo y darle el adiós. De allí en adelante su mundo cambió radicalmente. Las tierras de su padre fuero expropiadas. Su madre decidió "venirse a la capital" donde comenzaron con lo poco que lograron guardar de todo lo que tenían. A Huichapan jamás volvieron.

Mi abuela adora su tierra y todo lo que de ella provenga. Si alguna persona se dice su "paisana" inmediatamente su memoria la transporta a los días en que montaba a Nerón, su perro guardián, y a los olores de la longaniza recién preparada por su madre. A los trabajos del campo que hacía su padre y a las fiestas y charreadas que se acostumbran en ese lugar.

Conforme han pasado los años, mi abuela ha vuelto un par de veces a su tierra natal. A su regreso no para de contarme lo bonito que se ha puesto el pueblo, lo bien que ha dejado el actual Presidente Municipal la explanada de la iglesia, lo rico que le sabe el chicharrón de res, un platillo típico del lugar, al mismo tiempo que se rozan sus ojos cuando me dice que pasó por su antigua casa.

Hace un par de meses la familia decidió hacer de un domingo de paseo una aventura por Hidalgo. El destino por supuesto fue Huichapan.

Llegamos muy temprano. Madrugar lo único que provoca en el ser humano es hambre y como mi abuela tanto presume los platillos regionales yo llegué buscando las "paseadas", que son tacos rellenos de verduras y bañados en salsa de chile guajillo, y el chicharrón de res, que no fue otra cosa que tacos de pancita frita.

Era la semana de la Fiesta del Calvario la cual se realiza al terminar la semana santa. Así pues, al llegar al mercado, los stands hacia la fiesta, el mapa de la feria y el ambiente festivo, aún a las diez de la mañana, ya estaban en su apogeo.

Al terminar nuestro desayuno iniciamos el recorrido en el lugar. Por allá se veía la plaza de toros donde las charreadas tenían lugar, los juegos mecánicos, los stands de turismo, de comida, y muy al fondo la iglesia del calvario. Es allí donde mi abuela puso su objetivo.

Después de la visita al santo del lugar, la feria ganadera nos esperaba. Allí, por cien pesos podía uno adquirir boleto para la rifa de un semental de ocho meses y poco más de cien kilos. Ya me veía yo con boleto ganador y sin saber qué hacer con tan hermoso ejemplar. -Pues si no se lo puede llevar, que se lo hagan bisteces. Comentó quien vendía los boletos. Aún con tan deliciosa proposición, preferí guardar mi suerte para otro momento. Ya la tarde se anunciaba, el día estaba por concluír.

A punto de terminar el recorrido mi abuela recordó. La feria de la nuez es en Septiembre, venimos ¿no?, me miró con ojos pícaros buscando una cómplice de aventuras. Esperemos que se pueda, respondí.

El sol se ocultaba indicándonos la hora de partir y regresar a nuestros terruños. Eso sí, antes de subir a nuestros corceles de acero, la sesión de fotos familiar no se hizo esperar. Algo más para recordar. Y allí, entre calles empedradas y carcajadas entre toma y toma, Huichapan nos despedía con un agradable sabor de boca, donde la tristeza no asomó en los ojos de mi abuela y a nosotros nos permitió gozar de su alegría al regresar.

lunes, 16 de mayo de 2011

U2 14-05-11

Creo que nunca había comprado con tantos meses de anticipación un ticket para concierto. La espera sería eterna, de solo pensarlo, las ansias me comían así que preferí olvidarme de ello. Tan bien me resultó que empecé a llenar la agenda social hasta que caí en cuenta que el día "D" necesitaba una depuración completa.

Eran poco más de las 5 de la tarde de ese sábado cuando arribé al Estadio Azteca, ya se veían elementos de tránsito en las calles aledañas, personas vistiendo playeras de Bono o The Edge enmarcando su torso, el ambiente de fiesta estaba a menos de un kilómetro de distancia.

Los noticieron nos fueron preparando para disfrutar el día al máximo. Durante la semana previa las fotos, las notas, la música de U2 inundaba los medios, recordándonos una y otra vez lo especial de esta banda. Ese día no fue la excepción, al contrario, exaltaba aún más la emoción en mi ser porque corrieran las horas para comenzar el vuelo.

Desde que llegué a mi asiento no sé dónde metí el par de horas que faltaban para comenzar el evento. En un abrir y cerrar de ojos el Estadio se abarrotó y me sorprendí a mi misma gritando y aplaudiendo al recibir en el escenario a Snow Patrol, la banda telonera.

El público se entregó a Patrol de una forma impresionante. La química fue instantánea y ésta se reflejaba en la gran sonrisa que su vocalista mantuvo durante su participación. El plus fue la playera con el número 14 de la selección mexicana y que en su espalda se leía "Chicharito". Así, al terminar, todavía seguíamos coreando sus canciones.

Mientras cambiaban el escenario, preparando y calibrando los instrumentos de U2, la gente organizó la típica ola unas cuantas veces, aunque no se consiguió el resultado esperado. La espera iba finalizando, un reloj digital lo recordaba en las pantallas negras que formaban parte de "la garra".

Durante la gira 360, mientras se hace el acomodo de instrumentos para la banda, la música de fondo resultaba como un tributo a figuras del país en cuestión. Así, en Argentina fue Soda Stereo y aquí La Ingrata de Café Tacuba coreada a todo pulmón.

Por fin, las pantallas de la garra se encendieron mostrando imágenes en blanco y negro de U2 caminando rumbo al escenario. La euforia se dejó sentir, la piel se me erizó y mi estómago dio un vuelco. Me uní a la fiesta entre gritos y aplausos. Tanta emoción guardada no podía esperar para ser liberada, había llegado la hora.

Aparecieron en el escenario y de inmediato se cimbró el lugar. Even better than the real thing, sonó y la magia comenzó.

El momento de presentar a banda. "Si U2 fuera un equipo de futbol a mi derecha estaría Rafa Marquez, a mi izquierda Hugo Sánchez y yo, bueno ya sé que esto es una fantasía pero sería El Canelo. Ok, él es pelirrojo, creo que seré El Travieso", dijo Bono.

Y la travesía musical nos llevaba a las alturas con Elevation confirmando que era un Beautiful day. Para mí una sorpresa fue Stay (faraway so close) sólo con Bono y The Edge acompañándolo en la guitarra.

La voz de Bono es fabulosa confirmándolo con Miss Sarajevo y Amazing Grace en donde las altas notas desprendidas de su garganta confirman que tenemos artista para rato.

Poco a poco la garra cambiaba de colores, desprendiendo un haz de luz iluminando los cielos. De ella colgaba el micrófono de luz neón que acompañó a Bono durante la última parte del concierto.

The moment of surrender había llegado. Con todo el amor y agradecimiento dado hacia su público y viceversa, el adiós se hizo presente. Dando paso a un hasta luego, mostrando una leyenda viviente y yo, formando parte de la historia.

jueves, 24 de marzo de 2011

Radio Felicidad


La llegada del amanecer llegaba cargado de sonidos agradables a mi oído. Al sonar las 5 a.m. el radio reloj que se encontraba junto a mi cama, iniciaba la jornada sintonizando la estación preferida de mi madre. Durante muchos años La Tremenda Corte me hacía reír entre sueños con las aventuras de Tres Patines y el Sr. Juez mientras Nananina se quejaba de las peripecias que le hacían pasar. ¡Secretario, dos pesos de multa para el Sr. Tres Patines!, mientras tanto, mis párpados se negaba a abrirse para dar paso a un día más.

Si acaso la voz de Gutiérrez Vivó empezaba con las noticias del día, era señal que se nos había hecho muy tarde y a correr para llegar no muy tarde al trabajo/escuela. Recuerdo claramente su pausada voz, anunciando los titulares de la mañana.

Los años pasaron así como los gustos musicales de mi madre quien era la encargada de sintonizar la estación de su preferencia en el despertador. La música que llegó para quedarse era el slogan de la estación cuya programación era la misma a las 5 de la mañana. Primero una canción de cuyo nombre no puedo acordarme, luego El Cóndor Pasa y, después mi favorita, Ata un listón amarillo al viejo roble. De allí en adelante no recuerdo más, un cúmulo de melodías e intérpretes se entremezclan en mis recuerdos entre un calcetín, un zapato y los jalones a mi larga cabellera tratando de ser peinada por mi mamá.

Ya en la preparatoria me olvidaba de los gustos de mi mamá escuchando Borrego de Media Noche, mientras me escabullía de ser cachada por mi abuela por tener la radio encendida mientras los demás dormían. Mis gustos musicales variaron tanto y se complementaron con otros.

Pero lo mejor estuvo por llegar cuando por fin mi llamada entró a la estación de mi preferencia y comencé la racha de buena suerte y regalos. Me encantó escuchar mi voz anunciando la siguiente canción de la programación diaria, los pases para el cine, para el ballet, y para uno que otro concierto juvenil.

Mi voz ya no era una de tantas entre la multitud de personas que escuchaban la estación. Ya tenía nombre, luz propia y era reconocida por mi locutor favorito. Me sentía su amiga, ese lazo que la radio nos forjó a través de sus ondas se hacía realidad cuando mi nombre lo pronunciaban al aire y me hacían una feliz ganadora.

En estos días mi forma de escuchar la radio ha cambiado. Ahora mis programas favoritos se transmiten por internet, mi voz se expresa de diferentes maneras. Las redes sociales hacen más fácil esa comunicación, ya no tengo que pasar horas pegada al teléfono para escuchar una grabación diciéndome que las líneas están ocupadas, sólo debo tuitear algo al locutor de mi preferencia y, estoy segura, si resulta adhoc al momento, será leído al aire y nuevamente volveré a sentir que algo nos conecta.

Curiosa necesidad del hombre del sentido de pertenencia. Sin embargo, ha dejado en mi memoria musical tantos y tantos momentos de felicidad.

lunes, 7 de marzo de 2011

Hayao Mizayaki

Cuando era niña, a mis días de infancia la acompañaron caricaturas que me hacían soñar despierta, estimulando mi imaginación a tal grado, que hoy en mis días de adulta, deseo fervientemente comer un tazón de arroz como los que comía Tom Sawyer o probar uno de los quesos preparados por el abuelito de Heidi.

La magia de las caricaturas japonesas, las de antaño, era increíble. Siempre me pregunté qué se sentiría andar descalza por la isla donde la familia Robinson permanecía mientras era rescatada, cuál sería el sabor del pescado cocinado en hojas sobre la fogata en la playa o simplemente, comer un trozo de la hogaza de pan recurrente en mis mangas japonesas favoritas.

El recuerdo de éstas me permite volver a esos días de felicidad, donde lo único que me preocupaba era vivir y seguir jugando. Hoy en día no es tan fácil hacerlo, cuando las angustias te vuelven hombre gris, como dice Ende, y te pierdes en el ruido de la gran ciudad y la cotidianidad de la vida adulta.

Sin embargo, las historias de hechiceros, brujos, animales fantásticos, viajes en el tiempo y lecciones de vida, siguen presentes y Hayao Mizayaki es el responsable de ello.

Mizayaki devuelve la fantasía del manga japonés a historias como Mi vecino Totoro, El Viaje de Chihiro y, mi favorita, El Castillo Vagabundo.

En esta última, las aventuras de Sofi y Hawl se ven recompensadas por el amor, un corazón noble y una familia un tanto bizarra. Así, el viaje del Castillo Vagabundo, sigue su curso pero nunca más como un solitario.

Para deleite de chicos y grandes, vuelven esas imágenes que te invitan a recrear un mundo fantástico, donde no es lo mismo respirar el salado aire del mar a inhalarlo directamente de aquella provincia donde Sofi y Matt buscan hacer las compras del día.

Gracias a este caricaturista japonés las buenas historias permanecen para las futuras generaciones, y para las presentes, vuelven los días de ensueño, los días de infancia de hoy en adelante permanecerán.

martes, 8 de febrero de 2011

Tequisquiapan

Los domingos, cada quince días, eran salida obligada con él. Le encantaba llevarnos a caminar, a pueblear; le gustaba inculcarnos el espíritu aventurero. En realidad creo que lo hacía por salir de la rutina y por ver coronados en nosotras sus deseos de ser alpinista profesional. No se le cumplió.

Para variar un poco, y a petición de las implicadas en las salidas a caminar, que por cierto se iban haciendo tediosas pues tanto verde también aburre, decidió llevarnos a nadar. Su bólido era uno de esos carros lanchones, el palomo le llamábamos, y raudo y veloz nos transportaba a diferentes lugares, entre ellos Tequisquiapan.

Recuerdo perfectamente el lugar. El aroma del pasto recién cortado, la orilla de cantera rosa que tenía la alberca; las letras talladas en esa piedra todavía se leen frescas en mi memoria. Todavía me parece sentir el sol acariciando mi espalda mientras juego en la orilla con mi hermana. Me encantaba ir a nadar al Relox, ese hotelito ubicado en el corazón del pequeño pueblo de Querétaro.

Después de tanto ejercicio, risas y chapuzones, la comida obligada era en los portales del zócalo. No recuerdo con certeza el lugar donde solíamos comer, sin embargo, el sonido del reloj de la iglesia y los juegos en la fuente eran parada obligada antes de volver a casa.

Casi 17 años después regresé a ese lugar, hoy denominado pueblo mágico.

En esta ocasión mi acompañante fue elamorquetengo. Agradecí enormemente me llevara al pueblo de donde conservo muy buenos recuerdos de mi infancia. El camino fue totalmente desconocido para mí, sin embargo, me llevé una grata sorpresa al encontrar aún de pie, el sitio de mis risas infantiles, el kiosko de mis travesuras y el encanto intacto del lugar.

Otra grata sorpresa fue descubrir los sabores de su cocina local. Ese queso fundido, que parecía mantequilla al deshacerse suavemente en el paladar, lo acompañaré, la siguiente vez que visite Tequisquiapan, con una copa de vino de las Cavas de Freixenet.

Desenpolvar los recuerdos es algo maravilloso, claro, puede haber bemoles al hacerlo. Afortunadamente los míos me dejaron un excelente sabor de boca. Las ganas de volver a ese mágico lugar siguen presentes y estoy segura, pronto lo haré.