
Cuando llegué, me enamoré completamente de la ciudad, de su arquitectura, de su ambiente... Quién diría que una defeña se sentiría tan a gusto en un país en el que la gente es fría...Nunca sentí ese frío.
Platicaba con DemasiadoEgo en alguna ocasión y le decía lo rápido que me había identificado con ese lugar. He descubierto pocas personas adoptadas, digámoslo de esa manera, por alguna ciudad, pueblo, país, etc. al momento de visitarlo. No todos experimentan esa conexión. Yo me sentí francesa y no presisamente por un croissante et un caffè consumido una tarde en Les Champs Elysées.
La conquista tuvo lugar al salir de la estación de tren. Mi primer problema de comunicación: En la taquilla del metro no hablaban inglés (menos italiano) y con mucho esfuerzo compré mi ticket. De ahí en adelante todo marchó viento en popa.
Recuerdo que, con mis contadas frases previamente aprendidas, pude encontrar hotel, pedir direcciones, comprar y comprar souvenires jejeje y ganarme la preferencia de un vendedor incluso antes que unos compatriotas quienes desde hacía un buen rato esperaban ser atendidos por él... Yo creo ya lo tenían harto, de todo le pedían y no se decidían.
París me ofreció una visión nueva del mundo. Tantos planes, tantos sueños, tantas ideas y metas cruzaban mi cabeza en cada paso, en cada lugar visitado, en cada rincón. Me sentía poderosa, capaz de componer mi vida y la de los demás.
A mí regreso, todo quería obtener de mi lugar especial. Imágenes, música, películas, en fin cualquier cosa que me recordara esa sensación de pertenencia y poderío. Hasta la saga de Jason Bourne veía una y otra vez sólo por ver de nuevo las calles andadas. No se diga El Código Da Vinci... además de leerlo la película fue un must.
Hace poco encontré una nueva cara de París... Son 18 cortometrajes, 18 directores que, entre cuadro y cuadro, muestran por qué es la ciudad del amor. 18 formas de amar y ser amado, 18 maneras de decir Je t'aime y encontrar o no una respuesta inmediata.
Para mí, una excelente selección y el número perfecto en el juego del amor.
Platicaba con DemasiadoEgo en alguna ocasión y le decía lo rápido que me había identificado con ese lugar. He descubierto pocas personas adoptadas, digámoslo de esa manera, por alguna ciudad, pueblo, país, etc. al momento de visitarlo. No todos experimentan esa conexión. Yo me sentí francesa y no presisamente por un croissante et un caffè consumido una tarde en Les Champs Elysées.
La conquista tuvo lugar al salir de la estación de tren. Mi primer problema de comunicación: En la taquilla del metro no hablaban inglés (menos italiano) y con mucho esfuerzo compré mi ticket. De ahí en adelante todo marchó viento en popa.
Recuerdo que, con mis contadas frases previamente aprendidas, pude encontrar hotel, pedir direcciones, comprar y comprar souvenires jejeje y ganarme la preferencia de un vendedor incluso antes que unos compatriotas quienes desde hacía un buen rato esperaban ser atendidos por él... Yo creo ya lo tenían harto, de todo le pedían y no se decidían.
París me ofreció una visión nueva del mundo. Tantos planes, tantos sueños, tantas ideas y metas cruzaban mi cabeza en cada paso, en cada lugar visitado, en cada rincón. Me sentía poderosa, capaz de componer mi vida y la de los demás.
A mí regreso, todo quería obtener de mi lugar especial. Imágenes, música, películas, en fin cualquier cosa que me recordara esa sensación de pertenencia y poderío. Hasta la saga de Jason Bourne veía una y otra vez sólo por ver de nuevo las calles andadas. No se diga El Código Da Vinci... además de leerlo la película fue un must.
Hace poco encontré una nueva cara de París... Son 18 cortometrajes, 18 directores que, entre cuadro y cuadro, muestran por qué es la ciudad del amor. 18 formas de amar y ser amado, 18 maneras de decir Je t'aime y encontrar o no una respuesta inmediata.
Para mí, una excelente selección y el número perfecto en el juego del amor.