miércoles, 8 de agosto de 2007

Remembranzas

Recuerdo bien la primera vez que estuve fuera de mi país. fue hace medio lustro para ser exactos. La emoción por conocer otro país fue exitante y aún más el pensar que estaría lejos de casa por un mes.

Las experiencias fueron varias, desde subir a un camello, ver la luna más grande que nunca en un paradójico momento, esperar el atardecer parisino en un bote recorriendo el sena... en fin, miles de buenos recuerdos se agolpan en mi cabeza.

Pero no todo fue miel sobre hojuelas, recuerdo muy bien que durante el festival folklórico en el que participamos, durante 2 semanas comimos lo mismo ¡Agh!, con razón bajé de peso. El menú consistía de lo siguiente un té helado (claro en un vaso comunal), un huevo cocido, papas con jitomate y/o un intento de yogurt; esto nada más para el desayuno. Durante la comida se repetían las papas y se aumentaba una porción de spaghetti. La cena no era muy distinta. Papas y un pan acompañado de miel. Cada día agradecía por los alimentos y rogaba a Dios que les diera a los Egipcios un presidente más dadivoso que mejorara su economía y a nosotros, como extranjeros e invitados especiales al festival, nos cambiaran un poco el menú.

La respuesta a mis plegarias fue escuchada el último día de estancia. Las shawermas fueron mi salvación y qué decir cuando al salir de Ismailia y al llegar al Cairo, a la vuelta de la esquina del hotel me topé con una M amarilla gigante...Ahh, ese día adoré a Ronald McDonald!

Las costumbres de cada país fueron otra cosa radical en el viaje. Empezamos en un país totalmente machista y terminamos en otro totalemente liberal. En uno éramos perseguidas por los nativos gracias a nuestra calidad de extrajeras. Curiosamente, los egipcios creen que los visitantes son tan open mind que si te dicen guapa vas a querer todo con ellos (aunque bueno, no es por nada pero los egipcios tienen unos ojazos y un trasero que muchos envidiarían). Aún así, era incomodísimo sentir las miradas morbosas de esta gente.

En Europa era lo contrario, allí nadie se mete contigo y, aunque la belleza autóctona llama mucho la atención, todo tranquilo. Mi recuerdo más open fue ver un par de bellezas (hombre y mujer) dándose un agazajo al por mayor a mitad de la calle. Disculpa, ¿dónde hay que hacer fila para conseguir uno de esos? Casi con un mes fuera y con ese tipo de demostraciones afecutosas, hasta los besos al intercambiar saludos extraña uno.

Mi viaje fue por demás inspirador, cambió mis expectativas de vida y me mostró nuevos horizontes, sin embargo extrañaba mi casa, mis amigos, mis amores, mi vida por monótona que fuera. El día que regresé hice algo que nunca pensé...lloré.

El avión ya había aterrizado, esperábamos a que se conectara el puente con la puerta del avión y la emoción de volver se anudó en mi garganta. El sentimiento fue general. Mis compañeros de viaje se impacientaban por bajar y reencontrarse con sus seres queridos.

Puede sonar tonto pero el patriotismo infló nuestro pecho y una porra se escuchó al cruzar el puente. No sé si tú, querido lector, hayas experimentado cosa similar; bien dice Delgadillo "...es mi país, esta es mi tierra y casa..." y el hecho de estar de nueva cuenta en mi lugar, me hizo sentir más que bienvenida.

Sólo fue un mes fuera... Hay quien se va por más o menos tiempo y aún así, creo que este sentimiento de orgullo y nostalgia nos invade a todos al volver.

A tí, que has estado lejos de éste tu lugar, bienvenido a casa.

6 comentarios:

Ricardo Arce dijo...

Es como cuando regreso de Morelos de ver a mi madre y viajo en el metro y (estoy seguro) es la contaminación lo que me saca mi lagrimita Remi (el D.F. me pone nostálgico)... Luego pasó por Garibaldi y los mariachis persiguen el taxi, la gente en la calle me saluda y me ofrece las mejores películas del momento para solterones.

Sí, definitivamente, comparto ese sentimiento de añoranza.

Anónimo dijo...

.... es de verdad ya estas aquí. es tu bienvenida y soy tan feliz.. (8)...

=) A mi me sucede lo contrario cuando voy de visita a casa de mis papás.. no me dan ganas de regresar

=(

Lety

Anónimo dijo...

El carbón va dejando de serlo...

Zereth dijo...

Pero los viajes ilustran o no es así? que importa que te pongan a dieta obligada, jaja una paseada y regresando con cuerpazo.


Diableca

Ricardo Arce dijo...

(Préstame este libro: "Paco Ignacio Taibo II. Sólo tu sombra fatal" ¿no? Y te presto su biografía de Pancho Villa).

HAYDEE dijo...

Hola Pily! recién entro a tu blog y oh que sorpresas me he llevado, redactas genial y al igual que las amigas Geor y Zereth transforman e inspiran...

Un abrazo y solo puedo comentar que estos días la nostalgía se ha apoderado de mi espiritu y evoca muchos recuerdos pasados, oh! es duro madurar.

Saludos.