domingo, 25 de agosto de 2013

Maratón Ciudad de México

Recuerdo que siendo muy niña mi padre sacaba su cámara, montaba mi triciclo en su auto y nos dirigíamos al centro de la ciudad. No era un domingo cualquiera, era el domingo del maratón. 

Las piernas de los corredores se cuelan en mi memoria, los vítores de la gente y yo con cara de What. No tenía idea de la importancia del evento, sólo veía mucha gente pasar. Eso sí, mi padre y su afición a la fotografía se encargaron de conservar ese recuerdo tanto en mi memoria como en el álbum familiar. 

Las fotos que hay en casa muestran el poderío de los kenianos, a mujeres haciendo un esfuerzo impresionante y a esta escritora, sentada en la caja trasera de su triciclo, acomodándose para disfrutar el espectáculo. 

Esa es la única vez que recuerdo haber disfrutado del maratón en vivo, hasta este año. 

Como parte de un ejercicio en redes sociales, debí elaborar un video en el cual mostrará algo referente a mi ciudad, a lo que acontece en mi traslado al lugar donde voy a aprender. Gracias a esto me topé con los maratonistas.

El encuentro fue muy diferente a mis recuerdos. De entrada me tocó un gran contingente, gente que lucía realmente cansada, otros frescos cual lechuga, unos más saliendo de la ruta en espera de lograr su objetivo el siguiente año.

Pero el momento más difícil fue recordar a aquel joven que murió el año pasado al terminar el maratón y a quien yo conocí. 

Recuerdo su cara y sus ganas de correr, y lo feliz que se sentía cuando lo hacía. El corazón se me estrujó sólo de pensar que él pudiera estar de nuevo sobre el asfalto disfrutando de su ciudad. 

Mi piel se erizó y se contagió de la emoción de la gente que iba a apoyar a sus familiares, por ahí a lo lejos una mano se levantaba saludando a un esposo y otra le contestaba al grito de ¡comadre! Un encuentro casual que le permitió a una mujer apoyar a más de uno y seguir entusiasta con las porras. 

El tiempo que pasé mirando a los deportistas fue muy corto, sin embargo me contagió lo suficiente como para poner en mi bucket list un apartado para una carrera. No por salud, no por deporte sino por reto personal.

Claro, estoy consiente que para ello habrá que hacer cambios importantes en mi persona, empezando por la alimentación y conseguir un coach. Ya de ahí iré agarrando el paso hasta conseguir mi objetivo. 

He disfrutado ese instante. Y lo mejor, el video no me ha quedado tan mal. Cumplí con mi encomienda y desperté a la corredora que hay en mí.

viernes, 23 de agosto de 2013

Promoción Turística en Redes Sociales, Casos de Éxito.

Este el el primer E-book que publicamos Mónica Soto y una servidora como parte de nuestra experiencia y colaboración dentro del Social Media Club México Turismo. 

¡Que lo disfruten!