Recuerdo bien la época de la primaria. Las juntas con los padres de familia eran mi deleite. Eso de que mi mamá se saliera del trabajo para ir a firmar mi boleta de calificaciones y a recoger mis diplomas por buena ortografía, eran lo que me hacían sentir como la divina garza en todo su esplendor.
A mi corta edad sabía que los dieces eran el premio gordo, que los diplomas eran geniales cuando los lunes en ceremonia a la bandera pasabas ante toda la escuela reluciendo tu primer lugar en ortografía a nivel plantel. Pero no para todos eran tan buenos esos días.
De las pláticas que recuerdo estaban aquellas en donde las maestras preocupadas hablaban de fulanito o sutanito diciendo que no aprobaría el año escolar.
A medida que fui creciendo, era más notoria la cara de histeria que las madres ponían cuando a fin de año la maestra les decía: Señora, su hijo tiene que repetir 1er año por que no está lo suficientemente maduro, por que no ha aprendido bien a leer o por que simplemente non capisca niente. En fin, mares de lágrimas suplicantes y sollozos de parte de madre e hijo terminaban por hacer sentir a la profesora la mujer más mala del mundo. Con todo y los argumentos que ella pusiera en la mesa en pro del desarrollo educacional del infante, los portazos eran el punto final a tanto drama.
Desafortunadamente para las "malas maestras" y afortunadamente para aquellos burros asintomáticos y madres, cuya pena de tener un hijo con orejas de burro es peor que quedarse sin ver la novela de los panaderos esos, la Secretaría de Educación Pública (SEP) anunció con bombo y platillo que pondrá en marcha un método en el que se propone que no halla más niños reprobados.
Sí, el chistecito este tendrá lugar en 5 mil escuelas "experimentales" a partir del próximo ciclo escolar. El asunto es el siguiente: la forma de evaluación ya no consistirá en “calificar mediante números o cantidad” el desempeño de los alumnos del nivel básico, sino que se establecerán “criterios de desempeño mínimo por grado o asignatura”, para así poder transferir al estudiante a otro nivel sin que exista la posibilidad de que repruebe.
¡Oh my God! Osea...¡por eso estamos jodidos! Se espera que en 10 años haya resultados (¿buenos? ¿malos?) de estos niños pilotos. Si estamos hablando de criterios de desempeño mínimo ahora en lugar de 5 minicuentos que se supone leen al año (por que me han tocado mamás que los leen para luego platicárselos al hijo), serán las reseñas de los mismos lo que les exigirán. Ahora de verdad no habrá motivos para sacar un 10 real. Disculpe ud Srita. Vazquez Mota pero está volviendo (más) flojos a nuestros niños, intelectualmente hablando.
No, no me parece buena idea. Por algo la Pedagogía y los maestros normalistas tienen su razón de ser. Por algo se preocupan (algunos) por impulsar a los niños a dar lo mejor de sí en su educación... Por algo el hecho de reprobar no es una pena máxima sino algo que va en pro de un mejor desarrollo intelectual en los pupilos... Ja! pactos académicos... ahora sí se la bañaron.
A mi corta edad sabía que los dieces eran el premio gordo, que los diplomas eran geniales cuando los lunes en ceremonia a la bandera pasabas ante toda la escuela reluciendo tu primer lugar en ortografía a nivel plantel. Pero no para todos eran tan buenos esos días.
De las pláticas que recuerdo estaban aquellas en donde las maestras preocupadas hablaban de fulanito o sutanito diciendo que no aprobaría el año escolar.
A medida que fui creciendo, era más notoria la cara de histeria que las madres ponían cuando a fin de año la maestra les decía: Señora, su hijo tiene que repetir 1er año por que no está lo suficientemente maduro, por que no ha aprendido bien a leer o por que simplemente non capisca niente. En fin, mares de lágrimas suplicantes y sollozos de parte de madre e hijo terminaban por hacer sentir a la profesora la mujer más mala del mundo. Con todo y los argumentos que ella pusiera en la mesa en pro del desarrollo educacional del infante, los portazos eran el punto final a tanto drama.
Desafortunadamente para las "malas maestras" y afortunadamente para aquellos burros asintomáticos y madres, cuya pena de tener un hijo con orejas de burro es peor que quedarse sin ver la novela de los panaderos esos, la Secretaría de Educación Pública (SEP) anunció con bombo y platillo que pondrá en marcha un método en el que se propone que no halla más niños reprobados.
Sí, el chistecito este tendrá lugar en 5 mil escuelas "experimentales" a partir del próximo ciclo escolar. El asunto es el siguiente: la forma de evaluación ya no consistirá en “calificar mediante números o cantidad” el desempeño de los alumnos del nivel básico, sino que se establecerán “criterios de desempeño mínimo por grado o asignatura”, para así poder transferir al estudiante a otro nivel sin que exista la posibilidad de que repruebe.
¡Oh my God! Osea...¡por eso estamos jodidos! Se espera que en 10 años haya resultados (¿buenos? ¿malos?) de estos niños pilotos. Si estamos hablando de criterios de desempeño mínimo ahora en lugar de 5 minicuentos que se supone leen al año (por que me han tocado mamás que los leen para luego platicárselos al hijo), serán las reseñas de los mismos lo que les exigirán. Ahora de verdad no habrá motivos para sacar un 10 real. Disculpe ud Srita. Vazquez Mota pero está volviendo (más) flojos a nuestros niños, intelectualmente hablando.
No, no me parece buena idea. Por algo la Pedagogía y los maestros normalistas tienen su razón de ser. Por algo se preocupan (algunos) por impulsar a los niños a dar lo mejor de sí en su educación... Por algo el hecho de reprobar no es una pena máxima sino algo que va en pro de un mejor desarrollo intelectual en los pupilos... Ja! pactos académicos... ahora sí se la bañaron.