jueves, 26 de julio de 2007

Descansar

Mi cuerpo necesita descanso. Mis manos tiemblan, mis párpados se hacen pesados, mis pies no soportan el peso de mis huesos y mi mente divaga, se pierde cada vez que enfrenta el ajetreo de un nuevo día laboral.

Llego a casa y mis ideas se confunden con el ruido del televisor. Mi libro de cabecera tiene días sin ser abierto a causa de mi desgano. Entonces caigo en cuenta que necesito Descansar, que mi vida ya no es vida a causa de la put-a-tention (alias maldito estrés) así que decido emigrar a donde, por un par de días, mi ser recobre su equilibrio perdido.

El bolsillo sigue estable pero no alcanza para lujos. Algo cercano tendrá que ser. Las opciones en la mesa remiten a los estados más cercanos a la capital; los cuales seguramente en una década serán parte de la conocida zona metropolitana.

Elegir uno es lo difícil... el camión y las corridas disponibles lo decidirán...¡Ah, un ganador! por una módica cantidad, tendré vegetación al pie de mi ventana, un pueblito sin turistas chilangos (pues es mitad de semana y para cuando lleguen yo estaré haciendo mis maletas) y sobretodo, es un lugar donde recuperaré mi salud mental.

Encaminada rumbo al hotel, las calles empedradas le anuncian a mis pies un descanso prometido, cual Canaán después de 40 años.

Ya instalada en la comodidad de mi habitación y, después de pasar una noche arrullada por el ruido de los grillos, el pueblito me invita a recorrerlo. Desde su gente, su calmado y singular ritmo de vida, su gastronomía y la pirámide en la punta del cerro, este lugar me embriaga de tranquilidad y reposo... Valió la pena salir de la ciudad. Una buena elección .

Dicen que de la vista nace el amor...el lugar me conquistó desde que era niña y hoy, mi cuerpo adoró el buen trato que le brindé aquí; recuerdos en lontananza.
¿Volver? ¡Seguro! ¿Vivir aquí? ¡Por qué no! Ya habrá tiempo para pensar en ello. Mientras tanto, tengo que apurar mi tepoznieve...un amor que tengo parece querer más y yo, encantada de probar otro sabor.


lunes, 23 de julio de 2007

La Ciudad de los Palacios

Una de las muchas bellezas de nuestra gran ciudad es El Palacio de Bellas Artes. Si algo hay qué agradecer a Porfirio Díaz es la belleza del mármol italiano que hace majestuosa la fachada de dicho recinto.

Una vez más fuí víctima de la curiosidad. Las ganas de sentirme turista en el centro histórico se apoderaron de mí. Bellas Artes fue mi destino, el plus la exposición de Frida Kahlo.

Las filas para admirar las piezas y el constante empuje de los curiosos que, entre más rápido terminen de ver eso que llaman arte para ir a otro lado, no impidieron que disfrutara en toda la extensión de la palabra una visita más a uno de mis lugares favoritos de la ciudad.

Poco a poco iba avanzando la gente, al entrar las Dos Fridas nos dieron la bienvenida. La gente seguía el curso de la sala y en cada pintura se detenía a leer los pies de cada una. Sin respetar los límites marcados en el piso con una banda para proteger a las pinturas, la gente se seguía empujando y señalaba (con la firme intención de tocar) cada pieza que les cautivaba. De pronto, el calor subía y una guardia gritó: ¡Dejen de leer los letreritos, los pueden bajar de internet y avancen por favor! Cuando dijeron internet solté una carcajada irónica, mucha gente optó por avanzar y yo reacia me quedé leyendo "los letreritos".

Había muchos que se detenían, como yo, a disfrutar de la exposición. Los niños por supuesto, pedían salir del lugar y mejor hacer otra cosa. Una pareja de novios compartía los audífonos con la explicación de cada una de las pinturas. Todos, en nuestro muy particular momento de nacionalismo puro (unos, y otros por verdadero amor al arte), acrecentamos los números de la exposición montada a los cien años del natalicio de Frida Kahlo.

Después de la visita, la sesión de fotos afuera del recinto se hizo inminente. ¡Cómo extrañé mi cámara! Desgraciadamente un golpe en la lente fue el causante de que pasara a mejor vida. Mi maestro de cine dice que ya es obsoleta y su recomendación es la adquisición de una nueva (ja, creo que eso no será posible por el momento, estoy como el ISSSTE... en números rojos ¿algún donativo? De preferencia que sea Nikon).

Sin embargo, no todo estuvo perdido, la tecnología del celular salió al rescate. Poco a poco, mi limitado encuadre captó un poco del esplendor de la ciudad y su transitar.


Les comparto un poco de la ciudad de los palacios y, sí en efecto, el nuestro está al alcance de todos.

domingo, 15 de julio de 2007

26

Llegó la hora de la verdad. El calendario no perdona, el plazo se cumplió... un año más se agrega a mi cuenta.

Desde pequeña añoraba el día de mi onomástico, miles de ilusiones se agolpaban en mi cabeza tratando de imaginar qué sería lo regalado. Los años transcurrían y las esperanzas cambiaban, sin embargo, la dulce espera nunca dejó de emocionarme hasta hace unos años, cuando caes en cuenta de la responsabilidad que tienes en tus manos: tu vida.

Una carrera, conseguir trabajo, mantenerte en forma, seguir viajando, estabilidad emocional y afectiva... larga lista para quien despierta cada mañana queriendo encontrarle sentido a este transitar.

Unos días antes viene el recuento de los daños. El tiempo perdido a diestra y siniestra pudiendo aprovecharlo en edificación personal, retumba de nueva cuenta en mi cabeza. Las culpas se hacen grandes y vuelven a pesar en mi conciencia. Todo se torna gris y me repito mi vida es un xec. Y aún así con tanto desatino, repaso mi andar por esta vida y caigo en cuenta de lo afortunada que soy. En este año amé más, lloré y reí en buenas cantidades, agregué marcas de guerra y batallas ganadas.

Mi familia, mis amigos, la gente que me quiere y a la que amo, mis lectores compulsivos, mis tropiezos y triunfos hacen de mí lo que soy: única.

Hoy sólo doy gracias por el tiempo prestado hasta el momento. Hoy de nueva cuenta renuevo la promesa de ser mejor cada día. Hoy agradezco tu presencia en mi vida, tus regaños, tus consejos, tus lágrimas y tus risas, tu sarcasmo y tu lectura a veces incógnita; gracias a ello soy lo que soy.

Gracias Dios por una nueva oportunidad. Gracias por hacer de mí café del bueno.

lunes, 9 de julio de 2007

Vivienda Digna

El fin de semana se llevó a cabo en el WTC Cd. de México la expo Tu casa total. La oferta de vivienda nueva se hizo presente para todos los estratos sociales. Desde una casa para descanso hasta un loft en la zona más exclusiva de la capital.

Llegué con el ánimo al cien y el corazón esperanzado. Un crédito a mi favor ha sido otorgado y ese lugar representaba una oportunidad más de encontrar un inmueble que pudiera hacer mío.

Mis ganas e ilusiones se fueron perdiendo a medida que avanzaba por los stands de la expo. Las casas de mi agrado sobrepasaban muchísimo mi presupuesto y, obviamente, ni pensar en condominios o conjuntos residenciales. El azotón fue duro.

Ya entrada en cuestiones más de tierra que de aire, busqué las casas que encajaran en mi crédito. Mi sorpresa fue aún mayor cuando un vendedor al ofertarme una propiedad cambió el precio dado al principio pues, al preguntar por la institución que otorgó mi crédito, tuvo que consultar nuevamente la lista y cambiar el costo. ¿Qué a los que cotizamos con esta empresa les dán otro precio? pregunté. -Sí, a ustedes les prestan más. Lo curioso es que era casi el doble del monto inicial.

Uff, cada vez era peor pensar en obtener una vivienda digna y aún más inauditas resultaban las condiciones en las que dichas moradas son vendidas.

Un departamente de interés social, en una colonia bastante pobre en la ciudad, se vende en más de 200 mil pesos. El lugar tiene una recámara, un baño, sala-comedor y cocina. Esto en un área de casi 35 mts cuadrados. Osea, ¿En donde está lo digno cuando estamos hablando que estas casas son para gente cuya familia es de, mínimo, 4 integrantes? ¿En el precio? ¿En que son adquiridas por medio de raquíticos préstamos del fondo de vivienda? ¿Por qué la constructora ganó el premio a mejor diseño de casa habitacional para unidades de interés social?

Después de analizar las pocas opciones que me quedaron en la mesa al terminar mi recorrido, pensé que un cofinanciamiento podría ser la solución a mis problemas. Al acercarme con un representante del banco, la oferta era por demás tentadora. No había límite de préstamo para adquisición. ¡Ya la hice! decía para mis adentros y cuando llegaron a la parte de comprobación de salario bruto, así como a las estratosféricas mensualidades a pagar durante 15 años me fuí de espaldas. Mi espirifláutico cheque de 100 salarios mínimos y yo, decidimos quedarnos con las ganas. Dimos las gracias y salimos derecha actor.

Cómo es posible que el gobierno piense que una vivienda digna es una donde o entras tú o entra el sol. Una casa no debería medir menos de 45 mts cuadrados, y aún así con esas medidas, la verdad, no es un hogar, es una mentada de madre.

Una de mis compañeras del trabajo ya adquirió su departamento. Fue el año pasado cuando salió sorteada. Son 7 los que habitan en ese lugar. 4 niños y 3 adultos. Su hogar tiene 2 recámaras. ¿de verdad es digna? El préstamo otorgado fue de 250 mil pesos, el departamento costó 325 mil. La diferencia la tuvo que pagar en menos de 3 meses además de los gastos de escrituración, contratos de agua, gas, luz, etc. En el primer mes de vivir allí, el drenaje del edificio se tapó y las aguas negras inundaron su departamento, ella vive en planta baja. Por supuesto la inmobiliaria no se hizo responsable, y ni por la queja impuesta por los vecinos, se hizo nada. Ellos tuvieron qué limpiar y pagar para arreglar el desperfecto.

Además, de qué sirve que traten de otorgarle a los pobres viviendas populares cuando lo que en verdad deberían hacer es controlar su ¡incontrolada natalidad! Tiro por viaje la gente sigue teniendo hijos al por mayor. Recuerdo una película de Rafael Inclán donde el pobre hombre tuvo 11 hijos; gracias a eso, una compañía lo contrató como imagen de campaña de control natal. El cuate se volvió rico... lo malo, creo yo, muchos mexicanos la vieron y pensaron en hacer lo mismo.

Y luego se pregunta la gente por qué los hijos se quedan con los padres... Nada fácil resulta adquirir un hogar y mucho menos intentarlo con un préstamo institucional. Al principio era la falta de créditos, hoy son los altos intereses del banco y los insulsos salarios que no dan más que para un espacio de 3 por 1 cual encarcelado.