lunes, 31 de diciembre de 2007

Noches de insomnio y duermevela

Noches de insomnio, de triste agonía donde mi cuerpo no alcanza a recorrer el tuyo. La innombrable distancia se hace presente y la aurora me señala un día más de tu ausencia.

Noches en vela esperando una nueva oportunidad, un momento sublime en que pueda abrazar de nueva cuenta al sol y sentirlo acariciar mis brazos.

Noches de duermevela que me infunden desconcierto. Noches donde ni yo misma encuentro lo que busco y encuentro lo que no quiero. Noches donde mis pensamientos surgen una y otra vez con esa constante de desahogo que no hacen más que recordarme todo lo que no he podido descifrar.

Noches de insomnio y duermevela, noches de reflexión, de sueños, de ilusiones y proyectos, noches que dan paso a nuevas fuerzas y le dicen adiós a los malos momentos.

Noches, que como hoy, me permiten descubrirte otra vez entre mis sueños.





La última noche del año...La promesa de un mejor mañana está por comenzar.
En argot teatral...Mucha mierda para todos!

jueves, 13 de diciembre de 2007

Del tarot y otras cuestiones

-Hay un hombre moreno en tu vida, al parecer le gustas...se interesa por tí. Hay una mujer blanca que quiere quitártelo. Cuidado... -¿Hombre moreno? ¿Será el amor en curso?, ¿mujer blanca? chale, en este país todas son morenas, incluso mis amigas...¿quién será? Cual comercial de Madame Zazú, así fue mi diagnóstico la primera vez que alguien intentó leerme las cartas. Era la época de la secundaria. En mi cabeza rondaban Candy y los Take That, el amor en curso y querer robarle un beso. Lo demás no me importaba. Sin embargo ese día "Lupita", se hacía llamar la astróloga de tercero, nos quiso impresionar con su habilidad en las artes ocultas. La verdad a mí no me convenció.

Luego al paso de los años llegó el trabajo, las buenas relaciones y una pasante de psicología cuya habilidad para leer las firmas de cuanto incauto se dejó (incluyéndome) nos dejó medio sorprendidos.

Recuerdo bien el día en que en un papel estampé mi rúbrica. Ella la miró, la sintió, la estudió. Lentamente pasaba sus dedos por ella asimilando los relieves que el trazo de mi mano había dejado impreso. -Eres muy posesiva, te gusta reír pero no das rienda suelta a tus sentimientos. Los escondes. Le dio vuelta a la hoja, volvió a pasar los dedos y siguió con el diagnóstico. -Eres una persona que sabe lo que quieres, te esfuerzas por ello. Eres muy perspicaz y no quitas el dedo del renglón hasta que consigues tus objetivos. -¡Vaya! no pensé que unas cuantas líneas pudieran decir tanto de mí, exclamé. -Proteges a alguien. No quieres que nada lo(la) toque. Antepones la felicidad de tus seres queridos antes que la tuya. ¡Demonios! estoy jodida. Ahora resulta que soy sobreprotectora. Giro mi cabeza y una de mis amigas asiente y su boca exclama: Tu hermana. No me vas a negar que ella es a quién proteges. -¿Ella? No creo, digo sí la quiero pero no es para tanto. -Acéptalo Pily, ella hace contigo lo que quiere. Bueno tanto así como hacer lo que quiere pues no, pero de que la protejo... ni cómo negarlo. Así se me enseñó, así lo quiero.

Un giro más al papel y la conclusión: Eres más corazón que mente. ¡Toing...! De verdad que ni el mejor psicoanalista para que, en un dos por tres, me sacaran mis trapitos al sol. En ese momento decidía hacer varios cambios en mi vida, aprovechar mis debilidades para hacerlas mis fortalezas... ¡porque soy mujer! cuando de repente, un comentario me baja de las nubes. -No sé de grafología, me gusta, he leído algunos libros, me he aprendido los términos y eso es lo que concluyo con lo que te voy a decir, le decía la autora de mi casi cambio emocional a la siguiente víctima. Decidí ser yo sin destinos de por medio.

Otro día, la misma psicóloga decidió emocionarnos con su audacia para leer las líneas de la mano. ¡Ja! Esta vez no cedería y ni los astros ni mis manos jugarían con mi mente, con mis ilusiones, vaya no estaba de humor.

Las incautas pasaron por ella. Vidas nuevas, vidas viejas, poco tiempo en la tierra, etc. iban siendo los presagios. -¡Ándale, Pily! Deja que te lean la mano y ya comparamos con lo que nos dijo a nosotros... Media hora de ruegos después cedí ante la presión de 11 mujeres "quesque trabajando".

Con la espada desenvainada y mi escepticismo de por medio le extendí mi mano y dijo: -Tienes alguien que te cuida, llámalo abuelo, abuela, ángel de la guarda... pero es alguien muy grande, se siente ese gran amor. No es por nada pero me dejó fría, por aquí había acertado. Alguna vez he sentido ese gran amor y no puedo atribuírselo a nadie más que a Dios. Sí, mi querido lector, con toda esta "testa" loca, reconozco que hay un Dios y me considero bendita por él. Nunca pensé que se reflejara en la palma de mi mano. Y peor aún, que fuí la única a la que le dijeron este tipo de cosas. Aquí fue cuando empecé a dudar si quería continuar con el jueguito o no. Me dio miedo. Esta semi pitonisa siguió leyendo mientras yo instintivamente retraía mi mano para protegerla. -No me vaya a hacer mal de ojo, pensaba.

Luego vino la línea de la vida. Vivirás poco, dedujo. En un momento tendrás que decidir muchas cosas, todo se te va a juntar y la decisión que tomes cambiará el rumbo de tu vida. Cerró mi mano y en mi puño auguró dos hijos. Bueno, uno sí es seguro, el otro no se ve claro. ¿Cómo que no se ve claro? ¿Acaso será un aborto? ¿Lo querré pero no lo querré? Cada palabra me confundía más y, lejos de convencerme sus palabras eran puestas en tela de juicio letra por letra.

Ni dinero, ni amor, sólo una buena estrella, finalizó. Dejé el lugar y me acomodé en mi oficina. Tomé el jabón y me fuí al baño a lavarme las manos. Volví a analizar sus palabras y la risa me ganó.

En estos días me ha dado por consultar mi horóscopo. Algunos días acierta situaciones en las que estoy viviendo, la mayoría de las veces me resulta indiferente. Es cierto que todo lo esotérico causa curiosidad y la mía me ha llevado a experimentarlo de esta manera. Nunca he pasado una mala experiencia por ello, cosa que agradezco.

Hoy sé que no me gustaría saber cuál es el final de la película y mucho menos las atrocidades que pude tener en una de mis vidas pasadas. Mi destino es under construction y si un día decido predecirme algo, bastará con echar un vistazo a lo que he sembrado para saber qué y cómo lo cosecharé... ¿Quiero días con suerte? No hace falta más que mirarme en tus ojos para tenerlos.

martes, 4 de diciembre de 2007

Mi lienzo


Si mi vida fuera un lienzo, permanentemente habría dibujado en él una casa, un sol y un árbol. Junto a mi lienzo estaría siempre disponible mi paleta de colores y el disolvente necesario para adecuarlo al momento.

Nunca sería la misma imagen y nunca tendría un día soleado permanente. Algunas veces a mi sol lo cubrirían gruesas nubes de lluvia y otras tantas se vería eclipsado por la belleza de la luna.

Mi árbol también sufriría las inclemencias del tiempo, según el otoño de mi corazón o la primavera del mismo.

Mi casa cambiaría, unos días podría ser un condominio, otros tantos sería sólo un pequeño espacio donde disfrutar de un día soleado. Cuando haya tiempos difíciles sería una fortaleza. No un castillo ni mucho menos, un lugar donde su construcción sea firme y que ningún enemigo pueda con ella. Después de la batalla vendría el tiempo de mejoras y restauración. Una nueva oportunidad para mejorar mi casa.

Si mi vida fuera un lienzo, estaría salpicado de colores, mezclas extrañas y divertidas, mezclas únicas que pudieran resultar un poco locas, como yo.

Si mi vida fuera un lienzo, sería imposible dibujar a cada uno de los que me rodean, pero estoy segura que al mirarlo se sabrían impresos en él.

El día que mi vida termine, mi lienzo hablará por mí. Dejándome saber que por él me recordarán y que posiblemente también me quede reflejada en el lienzo de alguien más.









Si tu vida fuera un lienzo ¿qué diría?

lunes, 26 de noviembre de 2007

Me contabas paso a paso todo lo que sucedía y las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas. No podía creer que alguien tan cercano a mí, alguien que es un pedazo de mí pudiera tener tal suerte. No podía dejar de sentir frío aún cuando a mi cuerpo lo cubría una gruesa capa de tela.

Poco a poco el dolor aumentaba en mi cuerpo, mi pecho se sentía oprimido con cada palabra que leía, con cada frase. El dolor se volvía insoportable cuando cerraba mis ojos y descubría que eras tú.

De imaginarte en la fría noche, con tu cuerpo adolorido y tu miedo a flor de piel, mi estómago no hacía más que darme vueltas. Tu dolor lo sentí, tu terror lo viví, tu miedo me sigue acompañando. No sé a que se deba, sólo sé que te llevo más presente de lo que imaginaba.

Y con todo y esa mole humana que amedrentaba tu vida, con todo y ese miedo interno y las ganas de entender por qué había empezado todo esto, surgiste tú. Nuevamente tú y tus ganas, aquella mujer que no se pierde, que se encuentra y se reinventa a cada paso que da. Tú que con tus pocos años tienes la cabeza más despierta que nunca. Tú, el ave fénix que comparte mis días desde la infancia.

No te imaginas cuanta paz sentí al leerte fuera de allí, lejos del alcance de aquel monstruo de aliento alcohólico que no hacía más que pensar es su dolido ego. En su mísera existencia, babeante de rabia a causa de sus malditas inseguridades. Un beodo ciego; nada.

Y hoy sigues siendo tú. Más fuerte que nunca, con un miedo interno que no te ha matado sino que te acrescenta el alma. Con la certeza de saberse fuerte espiritualmente, mentalmente. Con las ganas más puestas que nunca de hacerle saber al mundo cuán dura puede ser la vida cuando menos te lo esperas y con el ejemplo de valor para seguir adelantes cubierta de una armadura interior que pocos llegan a forjar en su vida.

Tu, mi alegría, mi adoración. Sigues aquí y yo contigo. Te quiero amiga.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Somos dos


Ja! Yo pensé que nunca me pasaría, que nunca lo sentiría... Es más era autoinmune a verla así, tan feliz. Y no por mala persona o por que no la quiera, siempre pensé que sería ella la de la última palabra, la que traería los pantalones en la mano y hoy parece darle tregua al amor.

Hace unos meses la hicieron sufrir como nunca, bajó de peso, sus nervios la tenían al borde del llanto, se comía las uñas cual mujer histérica, una visión nada agradable. El galán en turno no supo valorarla y le destrozó el corazón. Era la primera vez que bajaba la guardia cayendo con alguien que no supo valorarla.

Me sorprende su fuerza de voluntad. Amó como no lo hacía en mucho tiempo y le pagaron mal, ella con una entereza increíble dejó que su luto durara sólo dos semanas. Un día despertó y dijo: ¡Pero juro que no más lágrimas a partir del lunes! Y así fue. El día marcado llegó y no la vi llorar más. De repente se acordaba, de repente buscaba mis brazos cual niña pequeña para acurrucarse y sentirse protegida cuando creía desmayar. Se veía tan pequeña e indefensa.

Dice mi mamá que desde que supe que venía, ya la esperaba con ansia. El día que llegó me encargué de recibirla con un pequeño pollito amarillo el cual personalmente había escogido para mi nueva compañera de juegos. Yo la verdad, no me acuerdo.

Poco a poco, eso de cuidarse mutuamente, nos llevó a tener un lazo bastante fuerte. Si le pegaban yo la defendía y viceversa, si mi mamá me regañaba, ella lloraba para que ya no siguiera castigándome. Muchas cosas buenas hemos pasado juntas, y malas también, para qué negarlo. Nomás no se me notan las canas verdes porque Dios es muy grande.

Los años han pasado y cada una hemos tomado rumbos diferentes, creo que nos hemos convertido en una especie de alter ego de la otra. Ella reventada, yo tranquila. Ella adora la vida nocturna, yo también pero en mi cama. Ella se ríe, yo le hago la segunda voz. Bueno, en este punto somos muy pero muy similares.

Cuando por fin el amor llamó por primera vez a mi puerta, lo resintió de gran manera, bueno, hasta mordidas le tocaron al pobre amor. Los celos se apoderaron de ella como nunca hubiera imaginado; yo creo que de verdad le veía el interés al que competía por mi cariño y por eso exageró. Sigo pensando que poseé el mejor indicador de conveniencia hacia los prospectos. Aún sigo sin entender por qué mis aventuras preparatorianas no fueron tan celadas como el primero.

Hoy, el amor que tengo sigue sufriendo los estragos de la fuerza del cariño que ella me da. Ya no son mordidas, je je je, hoy son otro tipo de actitudes que surgen a raíz de ello.

Ah! pero la vida es justa y hoy hace gala de su nuevo amor. Lo malo es que ¡yo soy quien paga las consecuencias!, siempre dicen que cae más rápido un hablador que un cojo y ¡heme aquí!, celándola a más no poder.

Se ve feliz, se ve radiante, le da miedo enamorarse y que la lastimen de nueva cuenta pero ya pasará ese sentimiento. Mientras tanto se divierte y yo hago de tripas corazón por que mi enana, aunque ella lo niegue, está sintiendo un gran amor por aquel que le hace el día.

Hoy se las presumo. La quiero, es mi adoración. ¿Se nota?

lunes, 19 de noviembre de 2007

Gracias, Totales!


Pues se hizo todo lo posible... Ya tenemos boletos para el concierto de Soda Stereo!!!...

Así fue. Un día de mediados de año, le comuniqué a un amor que tengo la alegría desbordante, la que era inminente compartirle y que no podía esperar por su cumpleaños al siguiente mes. No habían pasado ni dos minutos cuando su voz me sorprendió al teléfono. Una alegría inmensa me dejaba imaginar su rostro, sus manos nerviosas, la adrenalina corriendo por todo su cuerpo, estremecerse y tratar de controlarse para evitar pensarlo loco.

Durante un par de días, la noticia fue esparcida a nuestros conocidos, entre felicitaciones sinceras y puñaladas por la espalda, recibí el mail confirmando mi compra. Un fw mantuvo nuestro calendario en cuenta regresiva.

Por fin llegó el esperado día. Ya habíamos hecho los arreglos necesarios. Excusas en el trabajo, en la escuela, en fin. Todo estaba más que listo para disfrutar al máximo el regreso de esta legendaria banda. Eran las nueve de la mañana y yo con las mariposas en el estómago. Uff, parecía niña de 15 estrenando novio; el nervio y la emoción hicieron que mis visitas al baño se hicieran más frecuentes de lo acostumbrado. Vaya, pensé. Si sigo con esta sensación me cae que voy a bajar de peso. Decidí salir a caminar un rato y dejar de contar los minutos por pura salud de mi flora intestinal.

Un amor que tengo y yo decidimos llegar muy temprano al Foro Sol. Cuando fuimos al concierto de Robbie Williams la experiencia no fue muy grata. Tal pareciera como si la gente supiera de antemano cuán fan soy y mandaran a los más altos, los más garrochas para acomodarse delante de mí. Ese día, gracias a que muy hábilmente me colgué literalmente de la espalda del de enfrente, fue que vi por un segundo la silueta de mi adorado. Seguramente se preguntarán por qué no disfruté el concierto en las pantallas. Bueno, el aire me hizo el favor de volarlas impidiendo que yo y todas aquellas personas que no llegamos ni al 1.60 cm de estatura, pudiéramos verlo allí.

Y qué decir del lugar que nos tocó, algo así como tres cuartos hacia atrás de donde se encontraba el escenario, vaya, dos minutos más tarde y lo veíamos en los torniquetes de la entrada. Ese día mi Big Bro presentaba a su hija; tal vez pude dejar la presentación y llegar a apartar mi lugar cual señora de comercial acostada en la calle esperando el auto de su marido y ser de las primeras en entrar al lugar, pero no fue así y la cara de felicidad de mi Bro y de su esposa son algo que no olvidaré aún cuando no tenga la certeza de volver a ver a Robbie en México.


En fin, previniendo esta situación fijamos nuestro arribo a las 6 pm. tres horas antes del concierto. Ya en el lugar comenzamos a recorrer los puestos de los souvenires, camisas, vasos, tazas, chamarras, sudaderas, posters, uff. De verdad, si ud. querido lector algún día tiene una inminente necesidad de dinero, basta que consiga unas cuantas playeras, les imprima el logo de la banda en cuestión y se venden mejor que pan caliente. Desde 35 pesos (los vasos) hasta un poco más de 250 pesos (las chamarras), uno puede darse el lujo de adquirir cuanta cosa le venga en mente.

Entre plática y plática el amor que tengo y yo debatíamos sobre de las notas publicadas acerca del milagroso y muy esperado regreso de la banda a los escenarios y de cómo habían sido los conciertos en Argentina y Guadalajara. No quisimos hacerle caso a las múltiples alabanzas que los redactores daban y preferimos dejarnos llevar por lo que nuestros sentidos captaran. De pronto una llamada interrumpía: ¡Ya se está llenando!, un amigo de mi acompañante nos advertía que era hora de correr al interior del lugar.

Escogimos el lado derecho del escenario, se veía poca gente en comparación con el concierto de Robbie, estábamos a la mitad del terreno. Para mi mala genética, todos frente a nosotros medían más de 1.60 de estatura. ¡Demonios!, pensé. Por más temprano que llegue uno, no deja de existir la garrocha andante. Agh, otra vez no voy a ver nada. Luego medí la distancia y recordé que al iniciar el concierto la gente suele amontonarse, esto dejaría un espacio delante de nosotros y podríamos acercarnos más al escenario. ¡Excelente! Parecía que todo estaba a mi favor, incluso la tecnología. Mi celular y su potente zoom me acercaban aún más a la banda.

Alrededor de las 8:30, la gente comenzaba a impacientarse, la sección de "los parados", donde nos tocó, estaba a toda su capacidad. De pronto, unos empujones por aquí, otros por allá, un pisotón, una voz al viento exclamaba ¡Pégale, puto! Quise voltear para ver qué sucedía cuando me sentí arrastrada por la corriente. Unos cuantos metros atrás se estaban peleando. Ya se imaginarán. Todos tratando de abrir el espacio suficiente para que nadie más saliera herido. Bueno, por lo menos los que estaban cerca de los puñetazos porque los demás estábamos tan apachurrados que ni podíamos respirar. En dos segundos la seguridad del lugar separó a estas personas. Supongo que las sacaron, nunca alcancé a ver qué fue lo que pasó con ellos. En un instante todo regresaba a la normalidad.

En un grupo de amigos que se encontraba frente a mí, uno de ellos había bebido demasiada cerveza; quería orinar en un vaso lo cual resultaba primeramente, asqueroso y en segunda peligroso. El vaso lo colocaría en el piso, ese era el plan. Al momento del empujón inicial del concierto, el de atrás lo pisaría y guacs, alguien terminaría con el pantalón manchado de su agüita amarilla. Afortunadamente desistió y se aguantó las ganas.

El reloj marcaba las 9:15, los brincos, aún más apretones, la multitud coreando ¡Oe, oe, oe, oe...Soda, Soda! y la banda no aparecía. Cada vez más fuertes los gritos, los chiflidos, los aplausos. La prueba de luces desde la cabina de sonido hacía que cada vez que se encendían los reflectores la multitud se desbordara en euforia. La espera se estaba volviendo pesada, el frío se empezaba a sentir y otra vez volvían las mariposas a mi estómago.

El de a lado miró su reloj, las 9:30 dijo. De nueva cuenta las luces se encendían, otra vez los gritos de todos, pero esta vez nuestros latidos nos decían que el momento había llegado, una certeza inexplicable alimentaba el corazón. El exilio tras 10 años había terminado.

Los primeros acordes se dejaron escuchar, todos vueltos locos no dejábamos de gritar, la gente se revolvía buscando el mejor lugar para poder verlos, para casi tocarlos. De pronto el saludo, "Hola México lindo..." aumentaron nuestra felicidad.

La música seguía sonando fuerte cuando su voz celestial comenzó a volcarnos a la realidad, ya no era un sueño "...bienvenidos al juego de seducción...Voy a ser tu mayordomo, y vos harás el rol de señora bien..." las primeras frases empezaban a hacer mella en nuestros sentidos, así comenzaba la historia que bien valió la espera de 10 años.

El saludo a la banda vino después, "Hola Charlie, qué tal Zeta", una pequeña pausa para ir acoplando tanta energía desbordada y seguir con el concierto. Telekinesis, Imágenes Retro, Texturas, Hombre al Agua, La Ciudad de la Furia, Picnic en el 4b, Zoom, Cuando pase el temblor... uff, una tras otra no había quien dejara de corearlas y seguir dando gracias al cielo por este momento. Y qué decir del amor que tengo, nunca lo había visto tan extasiado como aquella noche, su cara, su voz, sus ganas y emoción completaban mi felicidad.

El concierto avanzaba y los celulares no dejaban de brillar. Giré mi cabeza y pequeñas luciérnagas de luz simulaban el firmamento en tierra. Nadie perdía la oportunidad de grabar el momento. Hice lo propio y, aunque mis fotos en esta ocasión son muy pero muy malas, aquí está lo que pude captar en un momento de calma corporal.

Gracias a tantos empujones y a las horas que ya llevaba de pie, hubo un momento en que mi espalda me dolía cada vez y más fuerte. No me importó. Mi medicina era Soda y mi terapia los brincos. Así, al escuchar los primeros acordes de Persiana Americana, cual tratamiento de huesero, me curé. Era tal el éxtasis, las ganas de seguir cantando y disfrutando, dejándome llevar por la vibra, por los acordes, por el momento en sí que me olvidé de mí haciéndome incorpórea... Volé en esta ciudad con toda mi furia contenida, con esa música ligera que me trataba suavemente.

Dos descansos no apagaron el ánimo de ninguno de nosotros, al contrario... las últimas Vitaminas nos inyectaron la dosis perfecta para cerrar con broche de oro esta noche mágica.

Las ovaciones nunca cesaron, "qué mejor razón para volver que ustedes"... En un abrazo se fundieron los tres, en ese abrazo se despidieron. Allí estaban al centro del escenario, retomando el camino que quedó marcado, indeleble en nuestros corazones. Allí donde mi grito ahogado se confundía con mis lágrimas, comenzaba la historia.








lunes, 12 de noviembre de 2007

Tus ojos

Hoy me acordé de tí. Estaba parada en un puesto de revistas y ví los titulares del periódico que compras. Una sonrisa nostálgica invadió mi corazón.

Recuerdo cuando nos llevabas a jugar al parque de la colonia, algunas veces te enojabas porque el tiempo que destinabas para nuestros juegos no era suficiente para nosotros. Claro, los chintololos ya habían terminado el partido de futbol. Para tí era tiempo de partir, en cambio nuestra última aventura iba apenas a la mitad del viaje.

Luego fuimos creciendo y los años te volvieron más apacible. De repente te daban tus ataques de in-consciencia y sacabas el cobre en las fiestas y reuniones... A mí nunca me ha importado, te quiero.

Cuando vivía contigo, sólo hacías muecas y ruidos porque veía tele hasta tarde. ¡Ah, pero no fuera tu América que ese día nomás no dormías! Y lo peor del caso es que yo tampoco podía irme a la cama sin ver qué había sucedido en la novela de la noche. No es que realmente me apasionara el género, sino la cosquillita de hacerlo a escondidas, de saber que en cualquier momento te levantarías a checar que ya estuviera en cama, era lo que me motivaba a seguir dando lata.

Nunca me dices que me quieres, sin embargo lo sé. Un día te hablé de una obra de teatro en la que participaría. Era de día de muertos y me estaba haciendo mi disfraz. Tenía un bote de engrudo y la idea, me faltaba el material.

Cuando regresé de la escuela, me dijeron que estabas de malas, que todo el día habías andado en la calle buscando unas cosas y que el tráfico y el ruido de la ciudad había puesto a todos en la casa a temblar.

Al día siguiente cuando me levanté, en el patio seguía mi bote de engrudo y el hule espuma que necesitaba para mi disfraz lo habías conseguido para mí. Nunca olvidaré ese detalle.

Hoy ya no ves como antes, tus ojos se han ido apagando con los años. Un tratamiento médico nos da la esperanza de que tu calidad de vida mejore un poquito y te dé, por lo menos, un poco más de visibilidad. Pero eso sí, ya dijiste que quieres una tregua para el día de la graduación, que ese es tu anhelo inmediato.

Yo pido otro poquito de tregua, que te alcance hasta tus últimos días.

Te lo escribo, por que si te lo digo, tiemblo. Te quiero abuelo.

In memoriam


...y qué decir cuando una pequeña parte de tu mundo se ve extinguida, cuando su luz propia deja de brillar en este espacio...

Hoy por hoy, esa luz se va encendiendo a través de tí, de su ejemplo, de su constante recuerdo.

A tí Geor, por que su flama nunca se aparte de tí.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Playa Paraíso (segunda parte)


Durante la noche se oyeron unos gritos impresionantes. Mi sueño se vio turbado por ellos. En un segundo ya había despertado totalmente, el miedo no me permitía salir de mi tienda para ver qué sucedía, sólo atiné a abrir la pequeña ventana que tiene mi guarida cuando vi muchas piernas corriendo hacia la tienda de enfrente.

Una chica lloraba, muchas voces, más llanto y de pronto algunos ánimos encendidos. Los otros acompañantes del viaje tomaron bando a favor y en contra de la afectada. Al parecer demasiada mota había hecho efecto en la chica y puso a todo el campamento a temblar con semejantes lamentos.

Después del mal rato, la noche se fue como agua. A las 7 de la mañana el sol estaba en todo su esplendor. El cielo, que un día antes había estado nublado, se mostraba limpio, claro, brillante. Ni tarda ni perezosa me puse mi traje de baño, un poco de bronceador, tomé mi toalla y salí presta a disfrutar de los rayos matutinos. La experiencia fotográfica se iría dando a lo largo del día.

Poco a poco, las horas fueron pasando. El estrés contraído en la ciudad se fue deshaciendo junto con la espuma del mar que abrazaba mis pies. Poco a poco me fui sintiendo más y más llena de vida, llena de energía y gozo. Otra vez esa infinita y deliciosa sensación de tener al mundo en tu mano y poder comértelo a puños.


Un poco más tarde nuestro profesor repartía a diestra y siniestra filtros para la cámara. Azul, amarillo, rojo, un lente curiosísimo con un hoyo enmedio, un polarizado. Nuestra tarea fue visitar el pueblo cercano y tomar fotos con y sin filtros; tejados, tiendas, el pequeño parque del pueblo, los rostros de la gente, un hombre en bicicleta fueron algunas de las tomas seleccionadas.

Rumbo a nuestro destino, y nuevamente experimentando la pericia del Chepo para cruzar la laguna, abordamos una combi, sin puerta; un enfrenón hubiera bastado para salir volando por ella. Una señora abordó la combi. Muy afable ella, nos venía dando santo y seña de la vida en el pueblo. Ese día era de tianguis, así que nos aconsejaba que comiéramos primero, que los locales de comida cerraban temprano. Todos escuchábamos muy atentos a su conversación.

Ya entrados en confianza, nos platicaba que iba a la venta de la tarde. En el piso se hallaba una tinaja con unos 50 pescados. Decía que su hijo se iba por las mañanas a pescar y los vendía en la tarde. No quiero ser una vieja inútil, decía, pero prefiero andar un rato con la venta a ser una carga para mi hijo y mi nuera. Así, nuestra interlocutora se despidió de nosotros llevando en su cabeza la tinaja y echando a andar en una calle semi desierta.


Curiosamente el chofer del transporte se interesó en nuestra conversación. El tema introductorio fue la tuba, bebida parecida al pulque elaborada de la pulpa de la palma. Nos platicaba de su sabor, que no debíamos pasar la oportunidad de probarla. Preguntamos por una tienda para comprar tuba, se detuvo, prometió esperarnos en lo que nosotros comprábamos un vaso y después nos llevaría hasta nuestro destino.

Entusiasmados con nuestra tuba, con la rica charla de la señora de los pescados y con el ánimo dispuesto a una buena sesión de fotos, llegamos al pueblo. Cámara en mano recorrimos el lugar por más de tres horas. Disfrutamos de una rica comida y volvimos al campamento.

La tarde iba cayendo, esperábamos llegar antes de que se terminara el atardecer pues los tonos violetas, naranjas y rojos que se apreciaban en el cielo, nos invitaban a tener otro encuentro de paz interior. Desgraciadamente, nos falló el cálculo. Llegamos justo cuando la noche caía sobre la arena.


Rápidamente nos despojamos de nuestras cosas y corrimos hacia la playa. Nuevamente se preparó la fogata, el ritmo de los tambores fue el llamado hacia ella. Ya reunidos, nuevas indicaciones se dieron para otra práctica, esta vez un tripié hizo su aparición. El cielo nos hizo justicia, cientos de estrellas nos daban la bienvenida y nos permitían impregnar con su belleza nuestro rollo fotográfico. La luna, poco a poco iba apareciendo entre las nubes, poco a poco su luz cubría nuestras cabezas.

Nuevamente la playa, la naturaleza, los planetas, todo se conjugaba para hacer de nuestra estancia una experiencia inolvidable. Dios es grande, Alá es grande, you name it. Pero una cosa es cierta, ese día mis plegarias de agradecimiento no alcanzaron a cubrir el espacio sideral que esa noche era mi cómplice junto a la arena.

Así pues, al día siguiente regresamos a casa, dejamos atrás nuestra tregua en el mar. Retomamos la vida rutinaria, llena de ires y venires, de causas y azares, como dice Silvio. Y con todo eso no puedo más que sentirme bendita por esta experiencia.

lunes, 29 de octubre de 2007

Playa Paraíso.


Lo más curioso del lugar es que eran las 6 de la mañana y el sol todavía no aparecía en el horizonte. En un sitio de playa es común que los primeros rayos se puedan mirar un poco antes de esta hora.

Al bajar del autobús una oleada de calor me obligó a despojarme de la chamarra-anti-fríos-citadinos que venía cargando desde mi salida de la ciudad. El termómetro ya marcaba poco más de 20 grados, los suficientes para sentirme a gusto y con ganas de iniciar una nueva aventura.

El piso estaba mojado. Un lanchero nos platicaba que hacía unas horas había llovido un poco. Umh, pensé. Seguramente mañana el cielo estará muy nublado, y no habrá manera de tomar buenas fotos con sol. Mi visita no era en plan de holgazanería. Esta vez un fin académico-experimental fue el motivo para dejar atrás el ruido de la ciudad, para volcar mi mente y corazón al lente de mi cámara mecánica.

La penumbra de la madrugada me infundía un poco de temor. Algunas cosas que llevé al lugar eran prestadas lo cual requería una mayor atención y, para colmo el "Chepo", quien sería el encargado de cruzarnos la laguna hacia las enramadas donde acamparíamos, parecía no importarle otra cosa que meternos un buen susto tratando de volcar la lancha en repetidas ocasiones.

Algunos de mis compañeros de la carrera ya han estado en ese lugar. "Playa para grifos" es el nombre coloquial. Los pros y contras escuché durante los últimos días que pasé en la escuela antes de comenzar la travesía.

Como buenos cuates, las recomendaciones no faltaron. Un candado para la casa de campaña, repelente de moscos, que me pusiera abusada con la cuenta de lo que consumía y sobre todo, que en ese lugar habría mucha hierba qué quemar. No faltó nada de lo mencionado.

Ya armado el campamento algunos de los asistentes preguntaban por la mota y por el vendedor de hongos alucinógenos y demás. El Chepo ofreció llevarnos a buscar hongos. Él decía que no los traía pero que nos llevaba al lugar donde se hallan. Algunos se desanimaron con la idea, otros la pensaron un rato más.


El día transcurría y una oferta hizo que pronta tomara mi cámara y me uniera a una excursión por los manglares cercanos a la isla. Nuestro amigo lugareño era el guía. Todo comenzó tranquilo, clic aquí, clic allá...Debo confesar que me hace falta un poquito más de habilidad con la cámara. Ser más rápida con el enfoque y al disparar.

En el trayecto hubo un momento en que la lancha encayó. El Chepo nos pidió amablemente que nos bajáramos a empujar. Bueno, qué le pasa a este tipo, pensé. Todavía de que maneja horrible, nos quiere poner a desencayar la lancha. Además se dá el lujo de decirnos que nos va a llevar a un lugar donde, según él, está bien peligroso pero bien bonito. Claro, todo esto siempre y cuando ya no haya más contratiempos; el nivel del agua está bajísimo. Seguramente hará su agosto con nosotros cuando estemos allá....Agh, y yo para colmo no sé nadar.

A mis acompañantes no les importó mi argumento y mucho menos les pareció mi decisión de quedarme en el bote mientras ellos empujaban; tuve que saltar al agua para ayudar. Que no se haga un hoyo donde pise, que sea rápido, que no me ahogue, imploraba al cielo. Poco a poco iba subiendo el nivel del agua. En un instante, el grito de súbanse a la lancha fue mi salvación. Pero no duró mucho, nuevamente encayamos. Ya cuando me estaba resignando a bajar de nueva cuenta, la orden sólo fue para los hombres. Uff, respiré... como dice mi abuelita, suerte de la que no se baña jajaja.

Ya rumbo al manglar, el Chepo se dió cuenta de lo imposible que resultaría hacer tal expedición. Así pues, sugirió que buscáramos los hongos. Bueno, eso está mejor, dije. Pisaremos tierra firme.

Qué irónico, tanto que el gobierno del país hace en contra del narcotráfico, tantas toneladas de marihuana que queman a diario nuestras fuerzas armadas, tanto, tanto, tanto... y yo traspasando propiedad privada y con un tío que no hace mas que estirar la mano para conseguir hierba y de la buena (eso dicen los expertos).

Encontramos los hongos. Subimos de nueva cuenta a la lancha y esta vez, de regreso, nos acercamos al otro extremo de la playa, donde también encayamos. Ni tarda ni perezosa, decidí hacer el resto del recorrido a pie. Unos cuantos secundaron la idea y el resto siguió empujando para llegar por el lado de la laguna.

Caía el atardecer y con cámaras en mano (la digital y la mecánica) el show de luces y colores comenzaba. Durante la noche los tambores no se hicieron esperar, bailé cual aborigen; el calor de la fogata, el de la noche, hizo de mi cuerpo un danzante entre lenguas de fuego y ritmos africanos.

Al día siguiente la experiéncia fotográfica esperaba por nosotros....

Continuará...

lunes, 22 de octubre de 2007

Crónica de una tarde esperando al turibus.

Hacía mucho tiempo que no visitaba el centro en domingo. Ayer tuve la oportunidad de hacerlo nuevamente y me volví a enamorar de mi ciudad. El centro tiene la capacidad de deslumbrarme con algo nuevo cada vez que voy. Creo que con todo lo que ya he visitado, con todo lo que he caminado, ni así puedo decir que lo conozco por completo.

Salí por el metro Allende, caminé un par de cuadras, hice algunos menesteres con mi madre y decidimos aprovechar el resto de la tarde caminando por ahí. La verdad es que tenía mucha curiosidad por ver las calles recién liberadas de ambulantes, pero no fue posible, nos entretuvimos en muchas cosas.

Unos días antes había leído en el periódico que el Turibus haría el recorrido gratuito durante el fin de semana. Ni tardas ni perezosas caminamos hacia el Hemiciclo a Juárez para esperar el siguiente autobús. Por fin podré ver el centro en todo su esplendor, pensé. Estaba muy emocionada pues sería mi primera vez y qué mejor escenario que mi adorado zócalo capitalino.

Llegamos a la parada. Había por lo menos 100 personas delante de nosotros. Ví la fila y no me importó. Estaba decidida a hacer el recorrido, mi primera experiencia doble-decker. No habían pasado ni 15 minutos cuando llegó el primer camión. Una amable guía de turistas explicaba a grito pelón: ¡Nomás es un recorrido de 30 minutos, de aquí al zócalo y de regreso! El recorrido completo se paga. Este turibús sólo subirá a 52 personas nada más.

La mitad de la fila inicial fue la afortunada. Los restantes comenzabamos a armarnos de paciencia en lo que llegaba el siguiente camión. Radio pasillo no se hizo esperar. Que si era gratuito nada más por este fin de semana, que si sería permanente, que uno de cada diez turibuses era el que hacía el recorrido... En ese momento fue cuando mis orejas se alzaron cual antena temiendo una espera de más de dos horas nomás por cumplirme un caprichito. Mis dudas se disiparían con el siguiente "rojito".

A los 15 minutos se escuchaba música de swing. Un "rojito" venía seguido de un camión escolar, de esos amarillos, lleno de gente vestida de fantasía. Se detuvo frente al Hemiciclo dando paso a un show de malabaristas, acróbatas y zanqueros. La gente se arremolinó y los niños miraban emocionados a los artistas. Nosotros enfrente, disfrutábamos de la música que nos llegaba.

De pronto, unas cabezas de rubios cabellos se asomaron del techo de otro rojito que recién se estacionaba frente a nosotros. Ya había pasado media hora desde el anterior. Se abrieron las puertas y ni tarda ni perezosa mandé a mi corresponsal a confirmar y/o desmentir los rumores.

Con cara de desánimo y una seña de vámonos, mi corresponsal me decía que sólo un camión estaba destinado al recorrido gratuito. Que apróximadamente en otra media hora pasaba y si no, pues lo que se tardara. Me decepcioné. Salí de la fila y echamos a andar rumbo a nuestro hogar.

Después de una escala técnica y un reajuste de ruta, volvimos a pasar por el Hemiciclo 30 minutos después. La fila que habíamos dejado seguía igual, la gente que esperaba se veía molesta, cansada pero al pie del cañón.

Mi madre y yo platicamos entonces de las ventajas y desventajas de la gratuidad del servicio. Hay quienes no tienen dinero para pagar un viaje y, aunque sean unas cuadras de recorrido, el hecho de poder hacerlo representa algo grande, decía ella. Yo por mi lado, presumiendo de mis cualidades monetarias jejeje, compraría el boleto gustosa.

De repente sentí como que el gobierno nomás pan y circo nos dá, luego dije pues mejor no me quejo y lo aprovecho jajaja Total, después cuando haya cambio de jefes de gobierno, quién me asegura que estas cosas sigan sucediendo... Hasta ganas de sacar mi bici para recorrer Reforma me dieron jajaja.

Mi domingo terminó. Sigo con las ganas de pasear en turibús... Mi ruta comienza en el auditorio, hace parada en la Condechi en orden de satisfacción al paladar gourmet y para finalizar, el recorrido con el atardecer en mi cabeza. Claro, cámara en mano como cómplice de mis andanzas.

jueves, 18 de octubre de 2007

Casi, casi.



Puede que no sea nada, puede que sea mero egocentrismo... La verdad estoy que no quepo de felicidad. Muchas pruebas hubo que superar para llegar hasta este momento, muchas lágrimas me costó y muchas horas de diván jejeje..
Casi, casi...Ya me siento licenciada, ya me siento periodista... solo un mes y medio más y podré decir por fin!

miércoles, 10 de octubre de 2007

Bollywood!! Un mirada al cine hindú


Para nosotros y para casi el resto del mundo, Hollywood es sinónimo de películas con alto contenido en efectos especiales, con sensualidad desbordada y, por qué no decirlo, talento.

Hoy en día una nueva palabra se ha integrado al vocabulario del cinéfilo: Bollywood. ¿Pero qué significa?

Es el nombre informal que se le da a las películas filmadas en lengua hindi. De las cuales, en su mayoría son o fueron rodadas en Mumbai (antes Bombay). De allí, el juego de palabras entre Bombay y Hollywood (la B por la H), dan paso a Bollywood.

Fue en los años 70 cuando comienza a acuñarse el término el cual ya forma parte del Oxford Academy Dictionary dejando atrás el supuesto de que la palabra es una copia de hollywood. Así pues, con marca propia, el cine hindú se va dando a conocer en el mundo actual.

Una característica sobresaliente es que las películas no sólo son filmadas en idioma hindi, también son dobladas al tamil o bengalí y a su vez subtituladas para su comercialización en otros países.

Las películas al estilo Bollywood se caracterizan por su alto contenido visual. No son los efectos especiales los que hacen de estas una delicia. Las coreografías, la música y todo lo relacionado con los ritos, usos y costumbres hacen del cine hindú un género digno de un boom comercial y de un acercamiento cultural.

El género más usado en estos filmes son el drama, la acción, la aventura, y el de mayor éxito, la comedia. Películas como La ceremonia, El gurú del Sexo, Jugando con el Destino, Kamasutra: una Historia de Amor, son claros ejemplos de lo que el movimiento representa.

Desde la celebración de una boda, la búsqueda de un consejero matrimonial, una chica Punjabi queriendo jugar futbol a nivel profesional o el amor prohibido entre la cortesana de un rey y un artesano, son algunas de las temáticas que el cine hindú lleva a la pantalla grande de mano de directores de la talla de Mira Nair.

Nair se dio a conocer por “Salaam Bombay”, título que le valió el premio del público en el Festival Cannes de 1989. Una película en donde se muestra la vida de los niños de la calle en Bombay.

“Kamasutra: una historia de amor” fue la que más trabajo le costó. En la India el público que asiste a los cines es en su mayoría varonil, para Nair fue un reto presentarla pues se enfrentaba a un reto mayor, conquistar a la parte femenina. Quería mostrar el papel de la mujer que no teme celebrar su sexualidad y la cual ha encontrado una manera de amar plenamente.

Después de lograr tener funciones especiales para mujeres, en donde los hombres no las intimidaran (la película tiene desnudos explícitos), “Kamasutra” fue una de los éxitos taquilleros de 1996.

El León de Oro se lo llevó con “La ceremonia” en el 2001. En esta se presentan ya en forma las coreografías que marcan el paso bollywoodense en su filmografía. Una historia donde una pareja a punto de casarse, sortea las trampas de un verdadero enamoramiento a raíz de un matrimonio arreglado.

Las caléndulas, los bailes, los saris y los enigmáticos ojos de las chicas, atrapan al espectador manteniéndolo al filo de su asiento por un par de horas.

Para el público occidental, la mayoría de las películas del movimiento Bollywood pueden resultar demasiado tontas, demasiado coloridas y una copia barata de temas ya tocados en la meca del cine occidental. Lo cierto es que nos abren las puertas a un mundo donde lo enigmático se encuentra a través de unos ojos profundos.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Bendita Sociedad

Su nombre es común, por respeto no lo diré. Su historia también es común por raro que parezca. Ella se siente mal, la gente que la rodea la mira compasivamente y la juzga. Ya se quedó, dicen algunos, siempre será su eterna enamorada, dicen otros. Pero ella se siente a gusto, no necesita más por el momento.

Hubo un tiempo en que planeaban casarse. Los trámites estaban muy avanzados y era el día en que se presentarían ante el párroco para las pláticas prematrimoniales. Él nunca llegó. Allí fue el acabose ¿el pretexto? Se dio cuenta que no era tiempo pues su familia estaba primero. Su relación se fue a pique y después de un tiempo y miles de peleas en medio, continúan juntos.

Para ella, hoy lo que pesa es la opinión de los demás, la forma en cómo se siente criticada y juzgada por parte de familiares y amigos. A pesar de ser joven, siente que los años la empiezan a traicionar. Que su momento no llega y la incertidumbre de saber si algún día formará su propia familia le quema el pensamiento.

Ella ha decidido darle tiempo al tiempo, que las aguas sigan su curso y "que sea lo que Dios quiera" pero la gente alrededor la pone entre la espada y la pared.

¿Cuántas veces no hemos escuchado la misma historia o similares? Nuestra sociedad llena de tabues y mitos horribles pueden hacer muy miserable la vida de muchas personas.

A ella la presión social le ha venido minando su proyección de vida, sus planes actuales ya no tienen tanta fuerza como hace unos meses y todo gracias al hecho de que su vida amorosa no resultó viento en popa.

¿Qué tiene la sociedad en contra de aquellas mujeres que decidimos no casarnos o no tener hijos o simplemente tener una relación de noviazgo entera? ¿Acaso no es concebible que una mujer no sea el fin del guerrero como decía Zaratustra?

Una mujer no es más por ser esposa que por ser soltera y feliz. Una mujer no deja de serlo por tener un vientre enjuto (ja, me sonó a diálogo de película de Sara Garcìa), pero es la verdad. Mis respetos para quien decide no tener hijos para no sobrepoblar el mundo o, como dice una de mis amigas, quiso tanto a sus herederos que decidió no tenerlos.

¿Es necesario demostrar nuestra capacidad gestacional o nuestra capacidad en las labores domésticas para mantener un status por lo menos pasable dentro de la mexican society?

Para mí vale más aquella que, por convicción propia, marca el camino de su paz mental en vez de la que sucumbe a las necesidades de una sociedad por demás machista y llena de prejuicios morales solo por no sentirse marcada y abandonada.

sábado, 29 de septiembre de 2007

Wanna meet?

Decidí esperarlo media hora, era la primera vez que hacía algo así, la adrenalina que sentía en ese momento, así como la curiosidad que sentía por ver su cara hasta las ganas de jugar con mis manos nerviosas pasó a segundo plano.

El lugar era una plaza comercial al norte de la ciudad; cerca de mi casa y muy pero muy lejos de la suya. Dijo que vivía en el sur de la ciudad.

Para mí un lugar in fue la opción. La plaza no tenía mucho de haberse inagurado, si no llegaba podría deleitarme la pupila con tanto nuevo escaparate.

El ajuar del día era sencillo. Vestí un conjunto en gris. Pantalón y chamarrita muy ad hoc al momento. Zapato bajo, con la espera de caminar mucho disfrutando de una agradable charla.

Me cansé de estar sentada. En realidad eran los nervios lo que me consumía. ¿Y si me aburro? ¿Y si no le gusta lo que hablamos?, bueno en realidad no tenía por qué no gustarle. Habíamos pasado muchas horas debatiendo entre que sí y que no nos gustaba como para que en ese momento no tuvieramos tema de conversación. Decidí caminar un poco hacia la puerta de entrada, no lo ví. Regresé al lugar donde habíamos puesto la cita mientras miraba a la gente que caminaba alrededor, seguramente pensaban a esta ya la plantaron.

Miré mi reloj, la media hora había pasado. Decidí ir al baño con la esperanza de darle unos minutos más de gracia antes de emprender la graciosa huída. Al salir lo busqué, finalmente había llegado. Una nueva disyuntiva se presentaba, no sabía si dejarlo plantado o darle la oportunidad de disculparse por la tardanza y continuar el juego. Escogí lo segundo. Bajé y caminé a su encuentro. No niego que al ver la forma en que venía vestido pensé ¡Ya me cargó el payaso!, yo bien nice y este es un darketón que seguramente va a querer lanzarse a mi yugular en lugar de darme un beso al saludarme.

Lo saludé. Él inmediatamente preguntó ¿llevabas mucho esperando? Pensé que no estarías aquí. Toing, eso me saco por buena onda. La próxima vez que me cite con alguien no esperaré más de diez minutos y eso ya es decir demasiado. Claro, la siguiente vez (con otro especímen en turno) esperé más de una hora y la verdad, no me arrepiento, la pasamos genial.

Decidimos tomar un helado. Sugerí que fuera en la misma plaza ya que ninguno de los dos la había estrenado. Llegamos a la heladería y los buenos modales de Carreño se le olvidaron. Cada quien pagó su consumo además que ordenó primero. ¡Va! pensé, sigue aumentando puntos en la libreta negra.

Que si te gusta esta música, que si has leído aquello. Recuerdo bien cuando llegamos a la parte cinéfila. Él amaba a Jodorowsky y yo ni enterada de quién era el tío ese. Luego salió su parte más oscura y sus tendencias vampirescas no se hicieron esperar. Puse más tierra de por medio, esperando tener suficiente espacio para poder maniobrar antes de sentir la fatal mordida.

A estas alturas mi humor estaba igual de negro que su suéter. Ya me había hartado su plática, su sola presencia. Decidí hacer una maniobra de improvisación y me despedí cortésmente saliendo derecha actor y con paso veloz hacia los primeros baños que encontré en mi camino; si acaso decidía seguirme, no me encontraría tan rápido.

Llegué a mi casa desanimada, fastidiada y con ganas de no saber más de él. Al día siguiente me llamó ¿Cómo estás? ¿Sabes?, me divertí mucho espero se repita. ¡Sí, claro! respondí. Iluso, pensé.

Seguí frecuentando el mismo roomchat por unas cuantas semanas más. Me cambié el nick y decidí que lo que surgiera on line, on line se quedara. De él no volví a saber nada. Creo que a ninguno de los dos nos gustó lo que vimos.

En cuanto a seguir conociendo gente por internet...ya he hecho excepciones a esa regla, y curiosamente no han sido hombres los que en mi camino se han cruzado. Mejores cosas y mejores personas el ciberespacio me ha proporcionado. Hoy cuento con amistades verdaderamente valiosas y con lectores que poco a poco se han ido ganando un espacio en mi corazón.

Me pregunto ¿una reunión de bloggeros afectará nuestra percepción tanto de blogs como de las personas? Por lo menos no me sucederá con DemasiadoEgo, nos conocímos on line y hemos tenido unas citas muy agradables en varios puntos de la ciudad. Sin embargo no puedo asegurar que ElPelón o César consideren a este intento de escritora una persona digerible fuera del worldwideweb. Nah, seguramente encontraríamos más de un tema de conversación y un café no sería suficiente para terminar de conocernos.





viernes, 21 de septiembre de 2007

Éxtasis

Poco a poco voy sintiendo mi piel erizarse de emoción. Poco a poco el corazón se acelera incitando a mi cabeza a no pensar en nada más y solo sentir. Sentir el instante mismo, la chispa que detonó nuestros impulsos.

Tu memoria táctil, el momento que por tanto imaginé. Nuestras manos se encontraron, tu calor me recorre y se confunde con el mío. Nuestras miradas dan paso a una visión más allá de lo común. No te miro, te veo.

Lentamente el impulso nos acerca, pareciéramos un par de imanes. El cuerpo humano hecho de tal manera que mis coyunturas encuentran el embone exacto en tus brazos, en tu pecho, en tus ganas y las mías.

Creo reconocerte; la noche no me deja ver tus líneas, tu rostro y mis manos hacen lo propio al tocar tu cara, tus ojos y saber que no necesito otra luz que mis dedos.

Tus labios suaves e incitantes, los míos conteniéndose un poco más hasta alcanzar el clímax justo.

Se desborda la emoción, tu boca encontró la mía conjugándose en un éxtasis total.

Ahora entiendes mis silencios, comprendes aquello que por más que intente expresarlo con palabras no resulta descriptible. Es un beso el intérprete de ellos.

No es repetible, es único. La diferencia entre lo cotidiano y lo sideral.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Mi nuevo negocio!

He decidido que a partir de hoy me volveré algo así como un gurú en anticoncepción y, el mejor de los negocios (allí está el masari), serán las bodas!.

Así es querido lector, además de dedicarle mi hermoso tiempo al arte de escribir coherentemente un total de 90 palabras por post (digo, a veces son como 300) y de perder el tiempo en vanalidades como el nuevo ciclotón o el hijo perdido de cualquier cantidad de "artistas", enfocaré mi sagrado potencial en lo que creo, es el negocio del siglo.

Dicen los que saben, que el mundo de las bodas aporta, por lo menos en EU, más de 90 millones al año...convirtiendo eso en pesos... ufff Me jubilo!!

Bueno pero ¿por qué dos cosas tan opuestas? Me explico.Gracias al trabajo que desempeñé en el hospitalito así como mis buenas relaciones y ganas de conocer el ámbito femenino, aprendí muchísimo de lo que es anticoncepción y demás menesteres propios de la mujer. Además, en los 4 años y pico de carrera he tratado de orientar a mis congéneres en lo que a esta materia concierne.

Dirá usted qué tanto se les puede ayudar, déjeme decirle ¡más de lo que se imagina! Resulta que las susodichas no son tan hábiles en salud reproductiva como los libros de primaria y secundaria enseñan. Hay muchísimos vacíos de información. Es aquí entonces donde entra otra pregunta ¿por qué si ya hay tanta información al alcance de la mano, todavía no hay un conocimiento pleno en lo que a salud reproductiva se refiere? Uno de los problemas creo yo, viene desde el hogar. Muchos padres de familia a pesar de saber que ya no se enseña en las escuelas que los niños vienen de París, se empeñan en tratar este tema "de puntitas".

El miedo producido por la palabra sexo y subsecuentes (relaciones prematriomoniales, embarazos no deseados, ETS, etc.) crean un mecanismo de defensa que, en lugar de aclarar dudas y cerrar vacíos, ayudan a que los jóvenes experimenten por su cuenta y recurran a remedios como el té de canela, un doble condón, la penetración anal, y demás; sin tener en cuenta que lo maravilloso del sexo es disfrutarlo con responsabilidad. Es por ello, que en confianza con las amigas y compañeras, he tratado de orientarlas lo más que pueda. No soy una Teresa de Calcuta ni mucho menos, puro amor al prójimo.

El masari está en otro lado. Ya les decía que son dos negocios los que emprenderé. El primero la orientación sexual (que lana no deja) y el de bodas con el que me júbilo.

Además de que mis compañeras están en la plena juventud (hablamos de chicas entre 19 y 23 años) y de que ya están a un paso de terminar su educación universitaria, el boom de las bodas ha empezado a surgir. Sin más ni más en mi clase (de 35 personas), mínimo 3 están por contraer matrimonio; sin contar, claro, las otras 4 que lo hicieron a lo largo de la carrera.

Sí, asi como lo lee, es aquí y a ellas a quien dirigiré mi potencial. Unas hijas de familia, otras tantas con espíritu independiente, todas al final de cuentas con la ilusión de formar una familia; pero primero la boda. El presupuesto es corto. Además de la graduación, tendrán que romper el cochinito y explotar a sus padres para cumplir con la boda de sus sueños...Con mi ayuda podrían organizar su boda con poco dinero y hacerla tan emotiva como sea posible...

En realidad no quiero ahorrarles la organizada ni robarles la ilusión de planificar la suya... me gustan las bodas, sí y aún más el proceso que conlleva organizarla; es por ello que decidí dejar a un lado mi carrera para dedicar mi tiempo en algo bastante entretenido... Nah! A lo largo de este post he descubierto que sólo uno de los dos temas me resultan valiosos. Desgraciadamente es el que de pobre no me saca y el que pienso seguir compartiendo cada vez que alguien lo requiera.

Es así que seguiré escribiendo y forzando a mi musa a que haga click con mis neuronas y no deje pasar tanto tiempo sin actualizar el café. Mi gusto por el blo' es más fuerte que un puñado de invitaciones y bridezillas

viernes, 14 de septiembre de 2007

Noches de guerra

Creo que nunca he hablado de tí como hecho, como realidad. Creo que me gusta la intimidad que tengo contigo al disfrazar tu nombre en unas cuantas palabras. Me gusta aún más cuando te encuentras en ellas y escudriñas mi ser en cada punto, en cada acento, en cada sílaba pronunciando tu nombre, tu sombra, tu esencia.

Nunca han sido rosas, nunca tan comunes nuestros días. Son girasoles, siempre buscando el sol y la buenaventura. No es lo simple ni lo complicado. Es el balance perfecto.

Días de risa, noches de guerra, amaneceres entrelazados.

Ayeres llenos de sombras y miedos, de pérdidas y ganancias... de culpas y remordimientos. Con gente que no llenaba el vacío.... Aprender, crecer, saber exáctamente qué es lo que se busca en esta vida no resulta tan fácil cuando duele, cuando hay un limbo.

El presente lleno de sueños, de esperanzas y nuevamente de dolor. Muchas veces del que te mata de miedos e inseguridades, del que te corroe por dentro y te impulsa a querer salir corriendo y empezar, buscar, estar, compartir... otras tantas ese dolor es de desesperación por no sentir la buena estrella a tu lado... Vuelve a salir el sol y vuelves a sentirte vivo.

¿El futuro? ¿habrá futuro? ¿me gustará el futuro? El futuro fue ayer, es hoy y será la cosecha de los días de triunfos y batallas perdidas, de los días grises y las tardes de lluvia. Un continuo andar pero no en dos... una huella es la que se lee.

Y Sigo bogando a tí.

jueves, 13 de septiembre de 2007

Ya valiò!!!

Cero y van dos... dos dìas en los que los senadores y la CIRT estàn debatiendo en la Reforma Electoral que entrarà en vigor a partir del año que viene.

Ya valió...Esta dichosa reforma plantea lo siguiente: No se podrà hacer ningùn tipo de publicidad de ningùn partido polìtico o sus miembros en televisiòn que hable mal del mismo o de un contrario. Por un lado suena bien pues decimos adiòs a las campañas electorales del miedo y subsecuentes. Pero por otro lado, estàn minimizando el hecho de que en los medios se pueda hablar o mostrar las "chuecuras" que los polìticos cometan!!! Se està cuartando la libertad de expresiòn!!!

Muchos años nos costò poder decir libremente... se està clavando las ligas! Años y años pasaron antes de poder decir que se cayò el sistema y que por fin Ugalde dijo que sì hubo fraude electoral!!!

Y ¿què sucede con nosotros? ¿cuantos vimos, oìmos o leìmos el resumen de lo que aconteciò en dìas pasados acerca de las dichosas reformas? Lo peor del caso es que no tenemos ni voz ni voto para decir... yo estoy en contra de lo que en este momento se està decidiendo. Ya valiò... el pueblo no puede decir si o no hacia esta reforma.

'Ta Madre!!! entonces ¿de que chingados sirve escoger a tus representantes ante el senado y saber a quièn estas poniendo al frente del paìs si de todas formas se van a coludir para darle en la madre a los medios de comunicaciòn y sobre todo a volver a la dictadura expresionista?!! yo pensè que los dìas de Don Porfirio habìan terminado.

Pero esto no se ve en los diarios de hoy. La Jornada y El Universal hacen incapiè en uno de los nueve artìculos que se reformaràn de la Constituciòn..."resuelve utilizar los tiempos oficiales para difundir mensajes de partidos en época de comicios, y por lo tanto se deje de pagar anuncios en radio y tv".

Hoy el noticiero radiofònico expresaba que esto traerà una saturaciòn partidista a los medios de comunicaciòn. si de por sì no tenemos programaciòn de calidad ¿ahora vamos a tener que chutarnos un lavacocos partidista y seguir como borregos una lìnea en la que no permite que pensemos o miremos màs allà de nuestras narices?

La dichosa reforma electoral viene a dar al traste con lo ganado en materia de transparencia y de derecho a la informaciòn...

¿y saben què es lo peor del caso? Que todo el mundo està pendiente de la ...che Gaviota y no de lo que realmente importa...

Ah pero que no se quejen cuando programas como primer plano, o los del 40 salgan del aire.... Hasta el de Dehesa podrìa desaparecer... por atentar a la opiniòn sobre los partidos polìticos y sus filas!!!

Cabrones!












Querido lector que me haces el favor de seguir leyendo este desajuste hormonal causado por un descontrol en la serotonina.... disculpa las molestias que tanta grocerìa te ocasionan!


lunes, 10 de septiembre de 2007

La Hora Nacional

Recuerdo mis domingos familiares. Una visita a los abuelos, un paseo con mi madre por algùn parque citadino, un ajetreado dìa lleno de compromisos con los tìos y primos vìctimas de nuestra implacable visita.

Los regresos a casa solìan ser divertidos. Era època de bonanza y tenìamos auto. El color rojo fue elecciòn de mi hermana. Nuestro carrito tenìa un radio que hacìa nuestros viajes aùn màs entretenidos. Cuando llegaba la noche, "La Hora Nacional" se escuchaba durante el regreso. La programaciòn no era tan mala y muchas veces tocaban temas interesantes. Claro, nosotras de 12 y 9 años, preferìamos escuchar otra cosa a un programa "para adultos".

El tiempo ha pasado, siguen transmitiendo el programa. El domingo pasado escuchè el nuevo formato... renovarse o morir dirìan algunos. Un jingle muy ad hoc a nuestros tiempos, una temàtica abordada desde el punto de vista contemporàneo y una conductora con la que, seguramente muchos como el pelòn, se sienten en confianza, se identifican plenamente. Charo Fernàndez es la nueva adquisiciòn y una muy acertada, dirìa yo.

La Hora Nacional cambia, se renueva, avanza. La Hora Nacional mi recomendaciòn radiofònica.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Per sempre Luciano


La prima volta che ho ascoltato l'opera fu quando ero bambina. Ricordo che alla tv c'erano Luciano, Carreras y Domingo. I tre tenori cantavano come gli angelli e la gente aplaudeva fortìsimo.

La mia pelle sentiva tutta l'emozione che i cantanti impregnavano a l'aria che interpretavano. Tra quel giorno mia vita fu scambiata grazie a loro.

Oggi, il mundo è in luto. Noi piangiamo perche Luciano è morto. Questa mattina, tutti gli occhi sono all'Italia per dare l'ultimo addio a quel gran Luciano.

Per sempre Luciano, per sempre nella nostra memoria chi fu uno dei più grandi dell'opera contemporanea... Per sempre nel mio cuore, per sempre la sua voce cantando al vento. Arrivederla!
Corregido y aumentado... desempolvando el italiano... Grazie mille Pulcinissimo!

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Somewhere in between


El clima me está afectando, los días grises no me están sentando bien. Miro por la ventana y anhelo ser otra. Quiero volar. Es más, podría decir que quiero correr antes que caminar. Me deprimí, esa es la razón. Maldita fugacidad de la vida. Eso de sentir que el tiempo pasa y que uno está estancado no es negocio.

La música en mi ordenador me invita a viajar a mi vida fantástica. Hoy estoy en Londres, con mucho frío y con muchas ganas de escribir. Estoy sentada en mi escritorio, con mi lap y mi ventana cubierta de nieve. Tengo prisa pues debo terminar el escrito antes del cierre de edición. Mi taza de café humeante me provoca a mirarla de reojo, la tomo, bebo despacio y siento como recorre mi cuerpo. Unas líneas más y estaré terminando.

Tomo mi lap, la guardo en su bolsa y salgo de casa, camino sintiendo el aire frío chocar con mi cuerpo. Mis ropas son abrigadoras, aún así siento cómo se congelan mis dedos. No me importa, soy feliz. El metro está a unos pasos, allí habrá un poco más de calor. Todo es tan distinto a mi país, las actitudes, las miradas, la gente... Siempre quise estar aquí. Me siento una happy chubby girl, sólo me hace falta mi happy ending... talvés un happily ever after. Simplemente con poder decir ¡London baby! es que se cumple mi fin.

Me he habituado muy bien al cambio de clima, al cambio de costumbres. Parece que por fin puedo decir, de aquí soy

Regreso a mi lugar con el corazón henchido y con más ganas de seguir viviendo. Abro la puerta, deposito mis cosas en el sillón y me tiro en él sintiendo cómo mi cuerpo se relaja. Respiro hondo y profundo cuando escucho el teléfono.

Ring, ring. -¡Bueno!,-¡Olvidé mi puto trabajo en la casa, además hay un pinche tráfico de la chingada! ¡Argghh!, -Tranquilízate, ¿qué paso?, -¡Pues que se me olvidaron unas putas fotocopias!, ya voy de regreso para la casa. Con la voz entrecortada por el llanto producido por el coraje más estúpido de su vida, mi hermana me devuelve a la realidad. No estoy en Londres, no escribo ni me pagan por ello. Sigo siendo una simple chubby girl y me queda una hora antes de correr a la escuela.

Sigue haciendo frío, puede que llueva esta tarde. London baby, sigue esperando mi visita. Yo ruego que sea mi estadía.

viernes, 31 de agosto de 2007

Una extraña selección

Toda la vida he pensado que leer es un arte, algo comparado con saber tomar café. No cualquier grano tostado causa en el paladar una sensaciòn casi orgàsmica tan similar a la que provoca el mejor de los amantes. Hasta para eso hay que saber ser gourmet. Conmigo pasa igual, no cualquier libro logra erizar mi piel de la misma forma en que se siente un bao en el cuello, proporcionado por un amor que tengo, incitándome a poner en práctica las artes amatorias.

La primera vez que me pasó algo así fue con un libro que, por azares del destino, llegó a mis manos.

Estaba en la secundaria, la recién inagurada biblioteca nos permitía llevar a casa el libro de nuestra elecciòn. Claro, habría que señalar que sólo había algo así como 200 títulos en los que la literatura universal, los textos académicos y unas cuantas donaciones particulares hacían que el acervo no hubiera pasado por un estricto proceso de selección. A quién le dan pan y llore ¿o no?

Mi primera elección fue Mujercitas. La semana de préstamo me duró nada cuando al tercer día entregué mi ejemplar pues lo había devorado en un santiamén. Buscaba Hombrecitos, para continuar con obras de la misma autora, y nuevamente caí en cuenta que estaba siendo exigente con la pobre biblioteca.

Decidí caminar por otro estante y esta vez, me dije, tendría que ser un libro gordo, con muchas páginas, que tuviera que leer por más tiempo en lo que otra buena y aburrida ama de casa, decidía limpiar su biblioteca y donara más libros.

Pensaba que esta vez podría leer algo así como El Quijote o Cien años de Soledad; para los estándares de lectura que tenía a esa edad, era una maratónica experiencia. En ese momento fue cuando se asomó un libro gruesísimo con pasta rosa y una pareja de enamorados en portada. El título no lo recuerdo pero sí aquella sensación de pecado que provocaba el sólo mirar por un instante las pastas.

Me lo llevé. Así sin más, llené la forma de préstamo y muy contenta corrí a casa.

Ya en mi hogar me senté en mi sillón favorito dispuesta a pasar otra fabulosa tarde de lectura. Entonces comencé. Mis pupilas se dilataban cada vez más en cada punto y aparte que encontraba. Todo iba bien hasta que llegué a un punto en donde boté el libro y grité ¡My eyes, my eyes! Los dos amantes se estaban conociendo...bíblicamente hablando. El párrafo narraba con mucho detalle la manera en que ella se entregaba a su amor y él le descubría sus formas de mujer. Digo, ahorita no me espanto, pero a los 13 años, sin haber experimentado el primer beso y comenzando a descubrir lo fabuloso del sexo opuesto, tal lectura fue algo así como una violaciòn a las niñas de mis ojos.

Ni tarda ni perezosa regresé el libro por temor a que mi madre leyera tan apócrifa publicación. Claro, antes de regresarlo, pervertí a mi hermana mostrándole lo que acababa de leer. Nos miramos la una a la otra y soltamos la carcajada. Una experiencia más para agregar al baúl de la solapación.

Después de esta experiencia mágico-erótica-musical, decidí no arriesgar más y mejor comenzar por la lectura universal para que, ya con más años y más camino andado, pudiera disfrutar plenamente ese tipo de lecturas.

Ayer recordé esta experiencia y la curiosidad volvió a mi mente. Hoy me pregunto ¿estarán muy caros esos libros? ¿seguirá siendo Daniel Stern el que escribe esas cosas?

A veces, no puedo evitar que me salga lo Violetta y mucho menos si se trata de libros eróticos baratos. Si he de seguir siendo una lectora ecuménica, me he de leer esa tuna!

domingo, 26 de agosto de 2007

Tocada por un ángel

Leyendo Demasiado Ego, me vino a la mente una experiencia en la que tuve la oportunidad de ver más allá de mis ojos. Puede parecer redundante el tópico de este post pero creo que vale la pena poner atención en este tipo de momentos en nuestras vidas.

Era un viernes por la mañana y me dirigí, junto con Magda y la Preciosa, a Bellas Artes. ¿La excusa para salirnos a media jornada laboral? : Diálogos en la Oscuridad, una exposición en donde lo único que faltaba para disfrutarla era la vista.

Decidimos agendar nuestra visita a las 9:30 de la mañana. Magda nos vería allá, sólo viajaría con La Preciosa. Ella es un poco quisquillosa, no le agradan las aglomeraciones y temía por su integridad física en el metro pues llegar al centro a esas horas en carro resulta más que imposible. Le sugerí que sólo portara una minibolsa y se sujetara fuertemente a mi cintura cuando se lo indicara. Tendríamos que salir a empujones o como fuera posible, antes que la marabunta nos hiciera quedarnos dentro del vagón por lo menos una estación más.

El viaje en metro fue tremendo para la Preciosa. Al llegar a Bellas Artes las puertas se abrieron. Previa instrucción procedí a vislumbrar al enemigo, sentí cómo las manos de mi compañera se aferraron a mi cintura. Mi mente sólo veía la gente arremolinarse ante mí, mi cuerpo comenzaba a emprender carrera atravezando la multitud, el roce de los cuerpos los quejidos por los empujones, los tres segundos que tardé en salir parecían eternos.

Cuando crucé a la marabunta mi compañera no estaba. La maldita bolsa se había abierto y todas sus pertenencias estaban en el suelo del vagón mientras ella desesperada trataba de juntarlas. ¡Pily, se me abrió la bolsa! gritaba mientras un amable señor ayudaba a despejarle el paso para que no la aplastaran. Ja, ja, ja, no pude evitar reírme, pero lo hice para mis adentros. ¿A quién se le ocurre portar una bolsa con velcro sabiendo que con un pequeño tirón se abre totalmente? No cabía duda que hacía mucho tiempo que la Preciosa no viajaba en metro y que su miedo a los aplastones casi le cobraban factura. Rápidamente, se levantó y salió airosa de la situación. Me dirigió una mirada fulminante, si-te-ríes-te-mato, por lo cual opté por mirar el reloj y mencionar la hora.

Al llegar a la entrada de la exposición, una amable chica nos explicaba el recorrido a los ocho asistentes que conformabamos el grupo. Son cinco salas, en cada una de ellas hay un escenario diferente. Su tarea será descubrir en dónde se encuentran, para ello tendrán un guía que los ayudará en todo momento. Si alguien quiere interrumpir el recorrido hay puertas de emergencia. No hay luz, no hay lámparas ni focos ya que el objetivo es que ustedes aprendan a ver sin sus ojos. No se los vamos a tapar, solamente les daremos este bastón para que les sirva de apoyo en su camino.

Caminamos por un pequeño pasillo que poco a poco se iba haciendo más oscuro. La penumbra era impresionante. Hubo un momento en el que miré hacia atrás cual mujer de Lot y no pude ver ni principio ni fin de tan negro escenario. -Buenos días mi nombre es Lupita, se oyó al fondo de la habitación. Yo seré su guía en este recorrido. Ustedes van a caminar en línea y si hay algún problema aquí estoy para auxliarlos, yo les indicaré por donde comenzar. ¿listos? Por favor caminen hacia su izquierda allí van a encontrar una pared. ¿dónde diablos está mi izquierda? verdaderamente la orientación se pierde en cuanto se apaga la luz.

Así fue como iniciamos nuestro recorrido. Torpemente nos tropezamos unos con otros, mi brazo fue pellizcado por Magda cuando sentía que se caía, la Preciosa se perdía de momento y sólo atinaba a decir ¡falto yo! cada vez que preguntaban quién iba hasta atrás.

Con una exactitud y orientación impresionantes, Lupita nos guió a través de un tianguis, nos llevó en un viaje por lancha, nos internó en la selva, caminamos por la calle y de premio nos invitó a un bar. Cada escenario era un reto. Encontrar un jaguar, reconocer semillas, encontrar y hacer sonar un timbre en una pared áspera fueron algunos de las cosas que identificamos en el recorrido. Parecía como si se escondieran de nuestro alcance ¿Ya encontraron el timbre? -¡No! gritamos al unísono. Pero si allí está, ¿en dónde, Magda? ¡allí!, ¿qué no lo ves? Además de ciegos, faltos de vocabulario.

En el bar, ya relajados tuvimos oportunidad de comprar nuestras bebidas y sentarnos a platicar con nuestra guía. Lupita nos dijo que habíamos sido un grupo muy ameno y nos daba las gracias por haber asistido a la exposición. ¿qué fue lo que más trabajo les costó? -caminar con el bastón, respondió uno. ¿y qué cosa les costó más trabajo ubicar? -el timbre, dijimos. Nos decía que así era el mundo de los ciegos. Que cuando uno pierde un sentido, como lo es la vista, los otros se agudizan aún más para ayudarnos a sobrevivir, que ojalá y con esa experiencia nuestra tolerancia hacia los ciegos y débiles visuales cambiara así como nuestra perspectiva de vida. Se me hizo un nudo en la garganta.

Aquel día, ese ángel tocó mi vida. Daría muchas gracias a Dios por todo lo que me había permitido ver hasta el momento y me alegraría al descubrir cosas nuevas para después retenerlas en mi memoria y recordarlas cuando mis ojos no tuvieran más luz.

De esta manera fue como experimentamos nuestra ceguera física por no más de una hora. Nuestra ceguera emocional quedó al descubierto cuando Lupita nos acompañó a donde ya se veía el fin del túnel, para descubrir con asombro, emoción y admiración que ella también era ciega.

jueves, 23 de agosto de 2007

Beso de Judas

Hace unos días recibí un mail de una persona que durante varios años compartío muchas cosas de mi vida, fuímos cómplices en una etapa en la que las intenciones son tan claras como el agua.

A esta persona, a la que llamaremos "X", la conocí en la secundaria. Hicimos amistad junto con otras cuatro chicas y nuestro lazo se veía fortalecido incluso cuando la preparatoria llegó. Estuvimos distantes la una de la otra pero cada determinado tiempo nos veíamos para hablar de la vida y el amor, de los pros y contras de estar en la escuela, etc. Cuando nos conocimos, nuestras conversaciones empezaron con un me gusta fulanito, quiero darle un beso y con los años fueron subiendo de tono hasta llegar al compromiso matrimonial de "X".

Es aquí cuando todo se rompió, cuando todo se enfrió y aquella amistad pendía de un hilo muy delgado. A "X" parecía haberle llegado el momento de formar una familia y precisamente con el tipo que había sido materia de discordia entre ella y otra del grupo. Nos citamos en un restaurante y nos mostró orgullosa su anillo. Nosotras hablábamos de qué era lo que haríamos para su boda, le sugeríamos qué tipo de evento nos gustaría (claro a nosotras, ella no nos importaba en lo más mínimo... al fin y al cabo ella daría la fiesta y nosotras nos dedicaríamos a divertirnos), y demás. "X" nos respondió con un simple Otro día será.

Cuando nos despedimos, no supe de "X" sino hasta varios años después. Cuando la buscaba se limitaba a decirme que no tenía tiempo. Nunca había lugar en su agenda para una nueva reunión.

Un día por fin se dignó a llamarme y agendamos una cita en el lugar de siempre, la condiciòn fue clara, solo ella y yo. "X" llegó tarde y su saludo fue más frío que el día de hoy. Empezamos a platicar de su vida, de su compromiso ya roto para ese momento y de los nuevos pasos que cada una daba. La charla parecía más de fuerza que de gana. En un momento, retomamos el tema de la amistad y ella me dejaba muy en claro que sus verdaderos amigos eran aquellos con quien había compartido los últimos tres años de su vida, sus amigos de la universidad. Con eso me dejó en cero, se me fue el habla, sólo atiné a pensar ¿y qué diablos haces aquí conmigo si ni siquiera te importa? No la volví a buscar.

Por casualidades de la vida, un día nos encontramos on line. Me platicó de su boda (ahora sí el buenas, decía) haciéndome hincapié en que la gente que la acompañaría sería la que realmente considera su amiga...incluyéndome a mí. El beso de Judas fue aplicado en un momento en que tenìa baja la guardia. Por supuesto nunca recibí invitación y de ella no volví a saber sino hasta hace unos dìas cuando recibí la información de su nuevo negocio... obviamente ese mail iba dirigido a clientes potenciales.

Nunca he sido vengativa, y no niego que ganas de refundirla en lo más profundo de mi ser no me han faltado, no me gusta la gente deshonesta y mucho menos aquella que juega con algo tan valioso como lo es una amistad... pero en esta vida todo es karma.

Hoy me tocó a mí darle beso de Judas, me puse en contacto con ella felicitándola por su nueva empresa.

lunes, 20 de agosto de 2007

5 minutos

Una de las notas de hoy del Universal me llamó mucho la atención. Acá en la Ciudad de los palacios hay un conductor que es por demás amante de la felicidad. En su progama de radio tiene una secciòn llamada la "canciòn feliz", una serie de palabras sin sentido que, aunque uno no lo quiera, animan el dìa hasta del mas grumpy; y el día de hoy la referida nota hace promoción de la nueva página de internet de dicho conductor. Obviamente la referencia a la dicha emocional no podía faltar, el sitio se denomina "la página feliz"... Espero que también contagie a los fans de tan optimista locutor.

Bueno y ¿cuál es el punto? Pues resulta que hoy yo también soy feliz. Sin tener que haber escuchado la estación, sin la necesidad de haber repetido una y otra vez los mantras sagrados de la canción feliz... y después de un fin de semana de diván emocional, resulta que soy feliz. Así, sin más ni menos, con todo lo que soy y todo lo que debo. Hoy el buen ánimo toca a mi puerta y mis poros irradian luz. Y eso que no he comido chocolates... digo, por aquello del círculo endorfinas-éxtasis-gente feliz.!

Hace un par de días fue de aquellos en los que todo le sucede a uno. Desde quemar el agua, salar lo ya salado... en fin. Todo el universo parecía confabular en contra mía. Nada parecía estar en su lugar, nada encajaba en mi vida. Sólo bastaron unas horas para que de repente, las aguas se calmaran, el cielo se despejara y no únicamente una puerta se abriera, son varias las que hacen fila para que cruce su umbral.

Buenas noticias, buenas oportunidades, nuevas metas, anhelos encaminados ya a punto de cumplirse... Al parecer los planetas se han alineado para darme, por lo menos el día de hoy, un día de tregua a mi favor.

sábado, 18 de agosto de 2007

Ya no más Sr. Freud!

Decidir, decidir. ¿por qué siempre tenemos que llegar a una disyuntiva? Cada día se presentan eventos, situaciones que nos ponen en aprietos. Que si te bañas o no, que si te lavas los dientes o no... y el nivel va subiendo poco a poco. Desde estas simples cuestiones hasta cosas tan importantes como seguir estudiando, continuar con tu pareja o cambiar de modelo, tomarte un año sabático, vender polvos mágicos en lugar de medias... en fin, todo tiene que ser considerado antes de decir sí, eso haré.

Siempre he pensado que la vida es hoy y ahora. Que no hay que tardarse para tomar una decisión; aunque a veces lo meditemos demasiado. Pero las cosas que no se hacen en el momento en que se sienten, pasan así, sin más y el instante, quizá, se vuelva a presentar pero no con la misma intensidad que la primera vez. Un ferviente deseo, un momento mágico, una oportunidad inigualable...no es lo mismo después de ponerle un saco de frenos a tanta intensidad.

¡Qué desesperante es saber que puedes hacer las cosas, que tienes todo para seguir adelante y no hacerlo por pensarlo demasiado! Eso de ser camarón no me va.

Últimamente he escudriñado más mis opciones antes de dar el siguiente paso. He tomado algunas decisiones consultando, primeramente, a todas mis conciencias; las tengo terrenales, amorosas, diableques, monetarias... y al final, termino dándole un giro nuevo a todo lo que previamente había determinado. ¡Y es horrible! No puedo creer que esté deteniéndome para actuar sabiendo lo que de antemano voy a hacer. Y aún más desesperante es el hecho de condicionar mi actuar a sazón de los demás. Que si hago esto beneficia a fulano, que si hago lo otro perjudica mengano... bueno ¿y cuándo fregados la premiada soy yo? Definitivamente a nadie se le da gusto.

Es por eso que ya decidí no esperar por nada. Tampoco voy a actuar por impulso pero si con la plena conciencia de satisfacer mis necesidades, de ver primero por mí y lo que me llena, antes de querer facilitarles la vida a los demás. Ni modo, el que supo aprovechar mi tiempo de ganga emocional lo hizo, quien no... por ahí hay más camarones para cocktel... yo ya no!

miércoles, 15 de agosto de 2007

Literatura

¡Demonios, pensé que no se me haría tarde y ya son las 7...! Este bendito microbús va de rodillas, me dan ganas de bajarme y mejor correr. Estoy segura que llegaría más temprano a que si sigo esperando que avance. ¿a quién esperas, compadre. No ves que no hay nadie en la parada? Por eso de chofer no te bajan, te falta seso.

Llegué a la escuela y corrí hacia el edificio 9. Según recordaba el aula era la primera pecera de la izquierda. No veo a nadie, ¿será que no ha llegado el profe?

Antes de llegar al salón tengo que hacer una parada técnica. Mi vejiga, a causa de la lentitud del transporte público, está a punto de reventar y prefiero no estar haciendo guiños con los ojos a media clase; prevengo un desastre natural.

El reencuentro con los amigos es emocionante. Cosa curiosa, tal pareciera como si las amistades (por lo menos en esta generación) fuesen de ciclo escolar. Todos nos queremos, nos extrañamos, pero ninguno propicia un encuentro extramuros, siempre esperamos al primer día de clases para demostrarnos tanta afectividad como los cánones sociales nos permitan.

Ya localizada el aula destinada para esta clase me encuentro con la sorpresa de que está cerrada. Los minutos pasan y el profesor tampoco llega. Es el primer día de clases, él nunca falta, no debe tardar.

A los diez minutos ya estábamos sentados frente a aquel, que durante 16 semanas nos hará la vida más complicada pero a la vez un poco más feliz dentro del ámbito literario.

Buenas tardes, ¿son todos los que están en este grupo? Preguntó el profesor ante sólo siete personas asistentes a su clase. No me causa extrañeza el poco quorum que hay el día de hoy, la mayoría de la gente huye de esta materia pues prefiere hacer cine, tomar foto o complicarse menos la vida a meter las narices en literatura contemporánea. Yo, al contrario. Entre más libros en lista tenga, más placentero es mi andar.

Las palabras surgen de su boca, el temario, la lista de asistencia. Poco a poco va dando paso a lo que realmente le atañe y por lo cual yo lo considero mi vaca sagrada personal. Con su voz me envuelve. Hoy habla de los mitos alrededor de la vida de Sor Juana y recita con dulzura uno de sus tantos poemas. Mientras tanto, la misma escritora parece actuar frente a mis ojos vestida de monja. Con una mirada triste comparte su sentir y me transporta hasta su tiempo haciéndome parte del momento preciso en que escribía dentro del convento.

Creo que voy a disfrutar este semestre más que ningún otro. Gracias Acuña.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Remembranzas

Recuerdo bien la primera vez que estuve fuera de mi país. fue hace medio lustro para ser exactos. La emoción por conocer otro país fue exitante y aún más el pensar que estaría lejos de casa por un mes.

Las experiencias fueron varias, desde subir a un camello, ver la luna más grande que nunca en un paradójico momento, esperar el atardecer parisino en un bote recorriendo el sena... en fin, miles de buenos recuerdos se agolpan en mi cabeza.

Pero no todo fue miel sobre hojuelas, recuerdo muy bien que durante el festival folklórico en el que participamos, durante 2 semanas comimos lo mismo ¡Agh!, con razón bajé de peso. El menú consistía de lo siguiente un té helado (claro en un vaso comunal), un huevo cocido, papas con jitomate y/o un intento de yogurt; esto nada más para el desayuno. Durante la comida se repetían las papas y se aumentaba una porción de spaghetti. La cena no era muy distinta. Papas y un pan acompañado de miel. Cada día agradecía por los alimentos y rogaba a Dios que les diera a los Egipcios un presidente más dadivoso que mejorara su economía y a nosotros, como extranjeros e invitados especiales al festival, nos cambiaran un poco el menú.

La respuesta a mis plegarias fue escuchada el último día de estancia. Las shawermas fueron mi salvación y qué decir cuando al salir de Ismailia y al llegar al Cairo, a la vuelta de la esquina del hotel me topé con una M amarilla gigante...Ahh, ese día adoré a Ronald McDonald!

Las costumbres de cada país fueron otra cosa radical en el viaje. Empezamos en un país totalmente machista y terminamos en otro totalemente liberal. En uno éramos perseguidas por los nativos gracias a nuestra calidad de extrajeras. Curiosamente, los egipcios creen que los visitantes son tan open mind que si te dicen guapa vas a querer todo con ellos (aunque bueno, no es por nada pero los egipcios tienen unos ojazos y un trasero que muchos envidiarían). Aún así, era incomodísimo sentir las miradas morbosas de esta gente.

En Europa era lo contrario, allí nadie se mete contigo y, aunque la belleza autóctona llama mucho la atención, todo tranquilo. Mi recuerdo más open fue ver un par de bellezas (hombre y mujer) dándose un agazajo al por mayor a mitad de la calle. Disculpa, ¿dónde hay que hacer fila para conseguir uno de esos? Casi con un mes fuera y con ese tipo de demostraciones afecutosas, hasta los besos al intercambiar saludos extraña uno.

Mi viaje fue por demás inspirador, cambió mis expectativas de vida y me mostró nuevos horizontes, sin embargo extrañaba mi casa, mis amigos, mis amores, mi vida por monótona que fuera. El día que regresé hice algo que nunca pensé...lloré.

El avión ya había aterrizado, esperábamos a que se conectara el puente con la puerta del avión y la emoción de volver se anudó en mi garganta. El sentimiento fue general. Mis compañeros de viaje se impacientaban por bajar y reencontrarse con sus seres queridos.

Puede sonar tonto pero el patriotismo infló nuestro pecho y una porra se escuchó al cruzar el puente. No sé si tú, querido lector, hayas experimentado cosa similar; bien dice Delgadillo "...es mi país, esta es mi tierra y casa..." y el hecho de estar de nueva cuenta en mi lugar, me hizo sentir más que bienvenida.

Sólo fue un mes fuera... Hay quien se va por más o menos tiempo y aún así, creo que este sentimiento de orgullo y nostalgia nos invade a todos al volver.

A tí, que has estado lejos de éste tu lugar, bienvenido a casa.