lunes, 29 de octubre de 2007

Playa Paraíso.


Lo más curioso del lugar es que eran las 6 de la mañana y el sol todavía no aparecía en el horizonte. En un sitio de playa es común que los primeros rayos se puedan mirar un poco antes de esta hora.

Al bajar del autobús una oleada de calor me obligó a despojarme de la chamarra-anti-fríos-citadinos que venía cargando desde mi salida de la ciudad. El termómetro ya marcaba poco más de 20 grados, los suficientes para sentirme a gusto y con ganas de iniciar una nueva aventura.

El piso estaba mojado. Un lanchero nos platicaba que hacía unas horas había llovido un poco. Umh, pensé. Seguramente mañana el cielo estará muy nublado, y no habrá manera de tomar buenas fotos con sol. Mi visita no era en plan de holgazanería. Esta vez un fin académico-experimental fue el motivo para dejar atrás el ruido de la ciudad, para volcar mi mente y corazón al lente de mi cámara mecánica.

La penumbra de la madrugada me infundía un poco de temor. Algunas cosas que llevé al lugar eran prestadas lo cual requería una mayor atención y, para colmo el "Chepo", quien sería el encargado de cruzarnos la laguna hacia las enramadas donde acamparíamos, parecía no importarle otra cosa que meternos un buen susto tratando de volcar la lancha en repetidas ocasiones.

Algunos de mis compañeros de la carrera ya han estado en ese lugar. "Playa para grifos" es el nombre coloquial. Los pros y contras escuché durante los últimos días que pasé en la escuela antes de comenzar la travesía.

Como buenos cuates, las recomendaciones no faltaron. Un candado para la casa de campaña, repelente de moscos, que me pusiera abusada con la cuenta de lo que consumía y sobre todo, que en ese lugar habría mucha hierba qué quemar. No faltó nada de lo mencionado.

Ya armado el campamento algunos de los asistentes preguntaban por la mota y por el vendedor de hongos alucinógenos y demás. El Chepo ofreció llevarnos a buscar hongos. Él decía que no los traía pero que nos llevaba al lugar donde se hallan. Algunos se desanimaron con la idea, otros la pensaron un rato más.


El día transcurría y una oferta hizo que pronta tomara mi cámara y me uniera a una excursión por los manglares cercanos a la isla. Nuestro amigo lugareño era el guía. Todo comenzó tranquilo, clic aquí, clic allá...Debo confesar que me hace falta un poquito más de habilidad con la cámara. Ser más rápida con el enfoque y al disparar.

En el trayecto hubo un momento en que la lancha encayó. El Chepo nos pidió amablemente que nos bajáramos a empujar. Bueno, qué le pasa a este tipo, pensé. Todavía de que maneja horrible, nos quiere poner a desencayar la lancha. Además se dá el lujo de decirnos que nos va a llevar a un lugar donde, según él, está bien peligroso pero bien bonito. Claro, todo esto siempre y cuando ya no haya más contratiempos; el nivel del agua está bajísimo. Seguramente hará su agosto con nosotros cuando estemos allá....Agh, y yo para colmo no sé nadar.

A mis acompañantes no les importó mi argumento y mucho menos les pareció mi decisión de quedarme en el bote mientras ellos empujaban; tuve que saltar al agua para ayudar. Que no se haga un hoyo donde pise, que sea rápido, que no me ahogue, imploraba al cielo. Poco a poco iba subiendo el nivel del agua. En un instante, el grito de súbanse a la lancha fue mi salvación. Pero no duró mucho, nuevamente encayamos. Ya cuando me estaba resignando a bajar de nueva cuenta, la orden sólo fue para los hombres. Uff, respiré... como dice mi abuelita, suerte de la que no se baña jajaja.

Ya rumbo al manglar, el Chepo se dió cuenta de lo imposible que resultaría hacer tal expedición. Así pues, sugirió que buscáramos los hongos. Bueno, eso está mejor, dije. Pisaremos tierra firme.

Qué irónico, tanto que el gobierno del país hace en contra del narcotráfico, tantas toneladas de marihuana que queman a diario nuestras fuerzas armadas, tanto, tanto, tanto... y yo traspasando propiedad privada y con un tío que no hace mas que estirar la mano para conseguir hierba y de la buena (eso dicen los expertos).

Encontramos los hongos. Subimos de nueva cuenta a la lancha y esta vez, de regreso, nos acercamos al otro extremo de la playa, donde también encayamos. Ni tarda ni perezosa, decidí hacer el resto del recorrido a pie. Unos cuantos secundaron la idea y el resto siguió empujando para llegar por el lado de la laguna.

Caía el atardecer y con cámaras en mano (la digital y la mecánica) el show de luces y colores comenzaba. Durante la noche los tambores no se hicieron esperar, bailé cual aborigen; el calor de la fogata, el de la noche, hizo de mi cuerpo un danzante entre lenguas de fuego y ritmos africanos.

Al día siguiente la experiéncia fotográfica esperaba por nosotros....

Continuará...

lunes, 22 de octubre de 2007

Crónica de una tarde esperando al turibus.

Hacía mucho tiempo que no visitaba el centro en domingo. Ayer tuve la oportunidad de hacerlo nuevamente y me volví a enamorar de mi ciudad. El centro tiene la capacidad de deslumbrarme con algo nuevo cada vez que voy. Creo que con todo lo que ya he visitado, con todo lo que he caminado, ni así puedo decir que lo conozco por completo.

Salí por el metro Allende, caminé un par de cuadras, hice algunos menesteres con mi madre y decidimos aprovechar el resto de la tarde caminando por ahí. La verdad es que tenía mucha curiosidad por ver las calles recién liberadas de ambulantes, pero no fue posible, nos entretuvimos en muchas cosas.

Unos días antes había leído en el periódico que el Turibus haría el recorrido gratuito durante el fin de semana. Ni tardas ni perezosas caminamos hacia el Hemiciclo a Juárez para esperar el siguiente autobús. Por fin podré ver el centro en todo su esplendor, pensé. Estaba muy emocionada pues sería mi primera vez y qué mejor escenario que mi adorado zócalo capitalino.

Llegamos a la parada. Había por lo menos 100 personas delante de nosotros. Ví la fila y no me importó. Estaba decidida a hacer el recorrido, mi primera experiencia doble-decker. No habían pasado ni 15 minutos cuando llegó el primer camión. Una amable guía de turistas explicaba a grito pelón: ¡Nomás es un recorrido de 30 minutos, de aquí al zócalo y de regreso! El recorrido completo se paga. Este turibús sólo subirá a 52 personas nada más.

La mitad de la fila inicial fue la afortunada. Los restantes comenzabamos a armarnos de paciencia en lo que llegaba el siguiente camión. Radio pasillo no se hizo esperar. Que si era gratuito nada más por este fin de semana, que si sería permanente, que uno de cada diez turibuses era el que hacía el recorrido... En ese momento fue cuando mis orejas se alzaron cual antena temiendo una espera de más de dos horas nomás por cumplirme un caprichito. Mis dudas se disiparían con el siguiente "rojito".

A los 15 minutos se escuchaba música de swing. Un "rojito" venía seguido de un camión escolar, de esos amarillos, lleno de gente vestida de fantasía. Se detuvo frente al Hemiciclo dando paso a un show de malabaristas, acróbatas y zanqueros. La gente se arremolinó y los niños miraban emocionados a los artistas. Nosotros enfrente, disfrutábamos de la música que nos llegaba.

De pronto, unas cabezas de rubios cabellos se asomaron del techo de otro rojito que recién se estacionaba frente a nosotros. Ya había pasado media hora desde el anterior. Se abrieron las puertas y ni tarda ni perezosa mandé a mi corresponsal a confirmar y/o desmentir los rumores.

Con cara de desánimo y una seña de vámonos, mi corresponsal me decía que sólo un camión estaba destinado al recorrido gratuito. Que apróximadamente en otra media hora pasaba y si no, pues lo que se tardara. Me decepcioné. Salí de la fila y echamos a andar rumbo a nuestro hogar.

Después de una escala técnica y un reajuste de ruta, volvimos a pasar por el Hemiciclo 30 minutos después. La fila que habíamos dejado seguía igual, la gente que esperaba se veía molesta, cansada pero al pie del cañón.

Mi madre y yo platicamos entonces de las ventajas y desventajas de la gratuidad del servicio. Hay quienes no tienen dinero para pagar un viaje y, aunque sean unas cuadras de recorrido, el hecho de poder hacerlo representa algo grande, decía ella. Yo por mi lado, presumiendo de mis cualidades monetarias jejeje, compraría el boleto gustosa.

De repente sentí como que el gobierno nomás pan y circo nos dá, luego dije pues mejor no me quejo y lo aprovecho jajaja Total, después cuando haya cambio de jefes de gobierno, quién me asegura que estas cosas sigan sucediendo... Hasta ganas de sacar mi bici para recorrer Reforma me dieron jajaja.

Mi domingo terminó. Sigo con las ganas de pasear en turibús... Mi ruta comienza en el auditorio, hace parada en la Condechi en orden de satisfacción al paladar gourmet y para finalizar, el recorrido con el atardecer en mi cabeza. Claro, cámara en mano como cómplice de mis andanzas.

jueves, 18 de octubre de 2007

Casi, casi.



Puede que no sea nada, puede que sea mero egocentrismo... La verdad estoy que no quepo de felicidad. Muchas pruebas hubo que superar para llegar hasta este momento, muchas lágrimas me costó y muchas horas de diván jejeje..
Casi, casi...Ya me siento licenciada, ya me siento periodista... solo un mes y medio más y podré decir por fin!

miércoles, 10 de octubre de 2007

Bollywood!! Un mirada al cine hindú


Para nosotros y para casi el resto del mundo, Hollywood es sinónimo de películas con alto contenido en efectos especiales, con sensualidad desbordada y, por qué no decirlo, talento.

Hoy en día una nueva palabra se ha integrado al vocabulario del cinéfilo: Bollywood. ¿Pero qué significa?

Es el nombre informal que se le da a las películas filmadas en lengua hindi. De las cuales, en su mayoría son o fueron rodadas en Mumbai (antes Bombay). De allí, el juego de palabras entre Bombay y Hollywood (la B por la H), dan paso a Bollywood.

Fue en los años 70 cuando comienza a acuñarse el término el cual ya forma parte del Oxford Academy Dictionary dejando atrás el supuesto de que la palabra es una copia de hollywood. Así pues, con marca propia, el cine hindú se va dando a conocer en el mundo actual.

Una característica sobresaliente es que las películas no sólo son filmadas en idioma hindi, también son dobladas al tamil o bengalí y a su vez subtituladas para su comercialización en otros países.

Las películas al estilo Bollywood se caracterizan por su alto contenido visual. No son los efectos especiales los que hacen de estas una delicia. Las coreografías, la música y todo lo relacionado con los ritos, usos y costumbres hacen del cine hindú un género digno de un boom comercial y de un acercamiento cultural.

El género más usado en estos filmes son el drama, la acción, la aventura, y el de mayor éxito, la comedia. Películas como La ceremonia, El gurú del Sexo, Jugando con el Destino, Kamasutra: una Historia de Amor, son claros ejemplos de lo que el movimiento representa.

Desde la celebración de una boda, la búsqueda de un consejero matrimonial, una chica Punjabi queriendo jugar futbol a nivel profesional o el amor prohibido entre la cortesana de un rey y un artesano, son algunas de las temáticas que el cine hindú lleva a la pantalla grande de mano de directores de la talla de Mira Nair.

Nair se dio a conocer por “Salaam Bombay”, título que le valió el premio del público en el Festival Cannes de 1989. Una película en donde se muestra la vida de los niños de la calle en Bombay.

“Kamasutra: una historia de amor” fue la que más trabajo le costó. En la India el público que asiste a los cines es en su mayoría varonil, para Nair fue un reto presentarla pues se enfrentaba a un reto mayor, conquistar a la parte femenina. Quería mostrar el papel de la mujer que no teme celebrar su sexualidad y la cual ha encontrado una manera de amar plenamente.

Después de lograr tener funciones especiales para mujeres, en donde los hombres no las intimidaran (la película tiene desnudos explícitos), “Kamasutra” fue una de los éxitos taquilleros de 1996.

El León de Oro se lo llevó con “La ceremonia” en el 2001. En esta se presentan ya en forma las coreografías que marcan el paso bollywoodense en su filmografía. Una historia donde una pareja a punto de casarse, sortea las trampas de un verdadero enamoramiento a raíz de un matrimonio arreglado.

Las caléndulas, los bailes, los saris y los enigmáticos ojos de las chicas, atrapan al espectador manteniéndolo al filo de su asiento por un par de horas.

Para el público occidental, la mayoría de las películas del movimiento Bollywood pueden resultar demasiado tontas, demasiado coloridas y una copia barata de temas ya tocados en la meca del cine occidental. Lo cierto es que nos abren las puertas a un mundo donde lo enigmático se encuentra a través de unos ojos profundos.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Bendita Sociedad

Su nombre es común, por respeto no lo diré. Su historia también es común por raro que parezca. Ella se siente mal, la gente que la rodea la mira compasivamente y la juzga. Ya se quedó, dicen algunos, siempre será su eterna enamorada, dicen otros. Pero ella se siente a gusto, no necesita más por el momento.

Hubo un tiempo en que planeaban casarse. Los trámites estaban muy avanzados y era el día en que se presentarían ante el párroco para las pláticas prematrimoniales. Él nunca llegó. Allí fue el acabose ¿el pretexto? Se dio cuenta que no era tiempo pues su familia estaba primero. Su relación se fue a pique y después de un tiempo y miles de peleas en medio, continúan juntos.

Para ella, hoy lo que pesa es la opinión de los demás, la forma en cómo se siente criticada y juzgada por parte de familiares y amigos. A pesar de ser joven, siente que los años la empiezan a traicionar. Que su momento no llega y la incertidumbre de saber si algún día formará su propia familia le quema el pensamiento.

Ella ha decidido darle tiempo al tiempo, que las aguas sigan su curso y "que sea lo que Dios quiera" pero la gente alrededor la pone entre la espada y la pared.

¿Cuántas veces no hemos escuchado la misma historia o similares? Nuestra sociedad llena de tabues y mitos horribles pueden hacer muy miserable la vida de muchas personas.

A ella la presión social le ha venido minando su proyección de vida, sus planes actuales ya no tienen tanta fuerza como hace unos meses y todo gracias al hecho de que su vida amorosa no resultó viento en popa.

¿Qué tiene la sociedad en contra de aquellas mujeres que decidimos no casarnos o no tener hijos o simplemente tener una relación de noviazgo entera? ¿Acaso no es concebible que una mujer no sea el fin del guerrero como decía Zaratustra?

Una mujer no es más por ser esposa que por ser soltera y feliz. Una mujer no deja de serlo por tener un vientre enjuto (ja, me sonó a diálogo de película de Sara Garcìa), pero es la verdad. Mis respetos para quien decide no tener hijos para no sobrepoblar el mundo o, como dice una de mis amigas, quiso tanto a sus herederos que decidió no tenerlos.

¿Es necesario demostrar nuestra capacidad gestacional o nuestra capacidad en las labores domésticas para mantener un status por lo menos pasable dentro de la mexican society?

Para mí vale más aquella que, por convicción propia, marca el camino de su paz mental en vez de la que sucumbe a las necesidades de una sociedad por demás machista y llena de prejuicios morales solo por no sentirse marcada y abandonada.