miércoles, 30 de marzo de 2016

Ver, oír y callar

Es muy difícil sobrevivir en ambientes tóxicos, existe una delgada línea entre lo correcto y engancharte con el medio.

Mi lugar de trabajo se caracteriza por ser así, fuente de negatividad, de crítica constante, de envidias, como aquella olla con cangrejos que con las tenazas bajan al que está por librarse de ser cocinado.

Día a día es una lucha constante de medusas de tantas cabezas que entre serpientes y cascabeles se pierde la gente. Vapores fétidos que terminan por infectarte. 

Desgastante y envejece sor en todos los sentidos. Este veneno es tan fuerte que es capaz de transformarte, de 8 a 3 pm, en el ser más despreciable e indolente del mundo. ¿Has visto a un burócrata? He allí el vivo ejemplo de un muerto viviente, de una víctima del veneno.

Para sobrevivir en este medio hay que ver, oír y callar. Aunque a veces no involucrarte sea lo más difícil del mundo. 

Ver, oír y callar, el aura protectora, el escudo fuerte contra los males que acechan tu ser.

Ver, oír y callar... ¡Sacúdete! ¡Sal corriendo!