lunes, 30 de enero de 2012

Debí estudiar Sociología

Ayer por primera vez en mi vida tuve la oportunidad de disfrutar un partido de fútbol en el Estadio Olímpico Universitario. Fue un tache a mi bucket list y una experiencia que, como universitaria, debí haber realizado desde hace mucho tiempo atrás.

En fin, no les contaré del estadio ni del partido ni de tanta peladez que mi lengua soltó al ver el desempeño de mi equipo en la cancha, vaya ese empate no lo veía venir.

Hoy les contaré que yo, como dice el dicho, hago como los romanos en Roma. Sí, así es. Soy de las personas que piensa se debe actuar según las circunstancias, el lugar que visites, la gente con que te mezclas.

Me adapto al momento y que me encanta participar del jolgorio colectivo. Si el plan es andar de mochilazo, yo saco el pan y las latas de atún para la supervivencia y si dicen ópera me documento y aprendo de Puccini y demás. Eso, según entiendo es hacer Sociología.

Y no sólo participar del colectivo, también la observación participante y no participante forman parte de la Sociología. Si esta es mi impresión, es gracias a Ajna, mi Socióloga de cabecera.

Por ella comprendí que el objeto de estudio es el ser humano y su relación con su medio, con la sociedad, en un momento y espacio. Entendí que, al anotar en su pequeña libreta la dirección de una pulcata en pleno corazón del centro histórico, no era para saciar su sed ni la celebración de una bacanal, al contrario, era hacer Sociología mezclándose con el entorno, conocer de la gente que acude a esos lugares, entender la preferencia de las mismas por los curados de guayaba y por qué no, agradecer a los ancestros el aguamiel de los dioses.

Ayer, al verme inmersa en el ambiente futbolístico y siendo partícipe del mismo, entendí a lo que Ajna se refería y pensé, debí estudiar Sociología... En realidad creo que pude haber hecho muchas cosas.
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lunes, 23 de enero de 2012

Año nuevo, vida nueva.

El primer mes del año agota sus días, los propósitos ya no tienen la misma fuerza que minutos antes de la cuenta regresiva, sin embargo si de renovar energías se trata, el año nuevo chino llega como recordatorio de que Todo lo podemos.

La criatura mítica del Dragón, su fuerza, su valentía, la garra que todos llevamos dentro (por más endebles que parezcamos) se ve reflejada en este ser de agua.

Se auguran cambios, pero seamos realistas en qué año no se repite lo mismo. La verdad, el punto favorable de esta celebración es que si uno ya había tirado la toalla con los propósitos del 2012, hay una nueva oportunidad para llevarlos a cabo. Ahora sí, retome el buen camino y pídale a san dragón de agua que le de fuerza suficiente para embestir a los demonios de la glotonería, la flojera, el descuido, etc. que se presenten en nuestra vida diaria.

En caso de que este inicio de año chino también pase sin pena ni gloria, no se preocupe. El año judío también es otra opción. Sólo hay un pequeño inconveniente, éste es casi a fin de año y pues volvemos a empezar.

Se da cuenta? Pretextos para no hacer nada hay muchos, fuerza de voluntad muy poca. Por qué no empezar bien el día de hoy sin esperar un nuevo año, una luna especial o la divina gracia?

Por lo pronto haré lo propio y... Que san wichito me agarre confesada.
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