miércoles, 8 de octubre de 2008

Ventanas


Cuando regreso del trabajo paso por donde está. No es muy grande, digamos de medida estándar. No la veo como un objeto, es un todo, es un alguien.

Forma parte de una estructura entrada en años, podría asemejarla con un viejo, con su cara llena de arrugas y su cabellera cubierta de blanco. Ahí está, silenciosa, meditabunda.

Nuestro primer contacto no tuvo mayor afán que un simple vistazo. Creo que la costumbre de vernos a diario ha hecho que nos volvamos amigas, que nos encontremos con gusto.

A veces me platica, sus cortinas abiertas dan pie a iniciar nuestra conversación. A veces la noto triste, retraída, se muestra gris como la tela que la cubre, que la guarda de las miradas pretenciosas de quien no tiene buenas intenciones.

Hoy estaba abierta, me envió un saludo al pasar, con un movimiento de cabeza correspondí.

Mi ventana y yo contemplamos el gris de la tarde, esperamos la lluvia caer. Mi ventana y yo te invitamos a pasar.

7 comentarios:

Zereth dijo...

Me gustó, muy poética!


Besos

Ricardo Arce dijo...

en este caso creo que necesito una ventana más grande.

Cl@udette dijo...

Que hermoso.....muy profundo =)

Saludos

RGalindez dijo...

Un excelente acompañamiento de las palabras y la imagen

Antonio dijo...

muy agradable.

Saludos!!!

Anónimo dijo...

la luna casi llena se asoma sobre la casa, golpea el techo, los ruidos se arrinconan en mi miedo y el alma perdida de mi silencio se escapa por tu ventana, recorre la cortina, mira su vaho convertirse en vapor licuado, decide brincar, robarse a sí misma el derecho primordial de la vida; cuántas veces pasó ese retrato por mi mente, jamás me he atrevido, quiza algun día, algún día.

Lata dijo...

Qué lindo... llegué aquí por la Zereth, échale la culpa. JE.

Mientras no tengas vecinos metiches... siempre las ventanas amplias son maravillosas.