viernes, 12 de diciembre de 2008

Hagamos un trato

Prometiste muchas cosas, entre ellas quedarte conmigo siempre... Hasta hoy has cumplido. Finalmente lo que cambió fue la materia, tu esencia sigue aquí.

Todavía me parece escucharte entre las habitaciones de tu casa. Ella platica contigo durante el día y antes de acostarse. Dice que preguntas por mí. ¿Sabes? No hay necesidad de ello, no hay necesidad de ponerte al tanto día a día. Mis pensamientos son contigo, te rememoro en cada paso que doy.

Recuerdo mi infancia a tu lado, las travesuras, los regaños, las enseñanzas y los abrazos. Tu risa y sonrisa dibujadas en tu rostro. Tu afición por el futbol y los cacahuates en épocas decembrinas. Recuerdo tu consciencia cuando tu cuerpo peleaba la batalla. La manera en que cruzabas la pierna cuando te sentabas en la sala, tu paciencia al comer. Quién lo diría, hoy se volvió moda tomarse su tiempo para ello. No cabe duda que tú fuiste mientras nosotros íbamos.

Mi amor por tí se ha transformado. Antes mi voz te lo expresaba, hoy se ha apagado; con mis días expreso lo mucho que te quiero.

Negrito, hagamos un trato. Sigue dormido, disfruta esta tregua que el buen Dios te da, yo haré lo propio.

Negrito, hagamos un trato. Prometo seguir tu ejemplo y aprovechar cada día de mi vida...estoy segura que cuando despiertes tendré mucho más que contarte.




Te amo abuelo.

1 comentario:

Antonio dijo...

Que bonito trato, me encantó, creo que es bastante justo... Algo parecido sucedio con mi abuelo. Al cual quería muchisimo. Nada más me acuerdo de el y se me hace un nudo en la garganta. Fallecio hace 21 años y lo recuerdo como si lo hubiera dejado de ver ayer.

Saludos!!!