jueves, 26 de abril de 2012

En busca de la felicidad

No está usted para saberlo pero mi vida se ve envuelta en los brazos de la burocracia.

Hoy nuevamente he intentado soltarme de ella, buscando no sólo soltarme sino respirar de nuevo, quitarme de encima su pesada holgazanería.

Pero es tan grande su flojera, tan corta su visión y tan cerrada su forma de interactuar, de moverse que Jabba the Hutt se queda corto.

Es triste reconocer que en nuestro país las oficinas gubernamentales se rigen por el "no hay, no se puede". No he conocido, hasta el día de hoy, funcionario público capaz de resolver un problema, de ofrecer una respuesta que ayude a encontrar una nueva opción o simplemente sea un sí. Tal pareciera que el contrato de trabajo dijera: como función principal responda con un rotundo No.

Se que algunas cosas son realmente imposibles de solucionar pero ¿Por qué tener esa actitud? ¿Dónde queda la actitud de servicio? Tan fácil que sería llegar a un acuerdo, conciliar.

La búsqueda de la felicidad entonces se vuelve utopía ante estas instituciones. Tal pareciera que no hay modo de moverse dentro del sistema pues siempre habrá un NO como respuesta. ¿De qué sirve entonces pertenecer a la función pública si se busca, desde abajo, mejorar en cualquier aspecto?

Hasta hoy sigo buscando el hilo negro, y lo único que encuentro es miles de puertas para tocar, lo malo es que todas están cerradas por que es la hora del café.

3 comentarios:

Zereth dijo...

Siempre hay un momento en que a uno le toca estar al otro lado del mostrador, ya sea en el ámbito público o privado.
Es ahí donde uno puede ayudar a mejorar las cosas.

Para el resto, paciencia de nuestra parte, y por parte de sus jefes, cambiarlos por empleados más eficientes y sistemas de gestión amigables.

isabella dijo...

Los mecanismos institucionales son pesados; las funciones a desarrollar no son claras; en muchos casos no hay servicio civil de carrera; la burocracia trae inercia; es un problema complejo.

Sé que es monumental intentar enfrentar la realidad que nos rodea como usuarios o como servidores; pero también sé que la complejidad se puede ir simplificando con análisis crítico y acción a nivel, al menos, singular.

Motivar, capacitar, pueden ser un buen inicio.

Cecilio Carax dijo...

Cierto que el monstruo es tan grande que un solo funcionario de a pie (entiéndase cajero, recepcionista, asistente, etc.) difícilmente podrá cambiarlo completo, pero creo que si se puede trabajar de forma viral, tu desde tu lugar tratar de dar un buen servicio en cualquiera que sea el ámbito en el que te muevas y procurar contagiar a tus compañeros más próximos.
Seguro habrá los que estén taaaan cómodos con el "no se puede" que seguirán así pero habrá veces en que si se dará y será el aporte personal contra ese letargo.