viernes, 13 de junio de 2014

¡Parir estuvo en chino!

En el lugar donde trabajo me ha tocado ser testigo del nacimiento de varios bebés cuyos padres viven en este país como refugiados, haitianos en su mayoría. 

Antier nació un pequeño de ojos rasgados y piel todavía rosada por el esfuerzo que implica venir al mundo. 

Sus padres llegaron a este país hace ya cinco años. Su padre apenas logra comunicarse en español y su madre apenas articula un "gracias y adiós".

Ellos se acercaron al hospital hace un mes para recibir atención prenatal por la llegada de su primogénito. ¿Cómo se comunicaron con los médicos? Paciencia es la respuesta. 

Hay ocasiones en las que he ayudado a los doctores haciendo de intérprete, sin embargo, en esta ocasión durante la consulta sí se dieron a medio entender.

El día del feliz nacimiento llegó y si acaso resultó interesante elaborar una historia clínica, imagine usted a la hora del parto. ¿Cómo le dices que puje o que diga en escala del uno al diez en qué nivel se encuentra su dolor? La pobre mujer sólo cerraba sus ojos y se concentraba en controlar cada contracción. 

Ayer por fin se fueron a casa. Cuando llegaron conmigo lo único que se me ocurrió para comunicarme con ellos fue usar la aplicación del traductor en el celular pues cuenta con audio. Ok, hasta aquí es buena idea, o lo fue hasta ver que había dos tipos diferentes de chino en el listado de idiomas. 

Pues por lo menos el chino tradicional deberá funcionar, pensé. Lo de menos es que la muchacha o el papá me diga no entiendo. 

Escribí algo sencillo: Su bebé es muy bonito, felicidades. Ella escuchó atentamente y con una amplia sonrisa dijo ¡gracias!

¡Bingo! De aquí soy, pensé. Lo siguiente fue escribir las indicaciones pertinentes para que puedan registrar a su pequeño como mexicano, las vacunas, las revisiones, etc. y listo. Con un chino supongo mal traducido en el celular y con una nula idea de cómo expresarme en lenguaje de señas chinas, los nuevos papás y yo salimos adelante. 

Él me estrechó fuerte su mano y con una sonrisa me dio las gracias. Ella abrazaba a su pequeño y asintió con su cabeza. 

No creo volver a verles, sin embargo esa sensación de victoria ante una barrera de lenguaje me deja contenta. Ojalá que en su camino encuentren o un amigo que hablé chino y español, o que aprendan ya nuestro idioma o ya de menos, que el Google translator los saque del apuro.

1 comentario:

O2 dijo...

Q padre!! Lo compartiré con mi esposo para que les cuente acá en Google ;)