martes, 16 de junio de 2009

Al Azteca!!

He de confesar que me gusta el futbol. No me considero una persona fanática ni experta en la materia, sin embargo la habilidad que demuestran los jugadores en la cancha, el taco de ojo, etc. resultan un buen pretexto para olvidarse del estrés. Así que, el miércoles pasado me dirigí al Estadio Azteca para ver, por primera vez, un partido de la Selección Mexicana frente a su símil de Trinidad y Tobago.

Llegar al estadio resulta de lo más interesante. Durante mi trayecto por la línea 2 del metro (la azul for dummies) fueron pocos los indicios de gente que asistiría al partido. Ya saben, el típico personaje visitiendo el jersey de la selección. Al llegar a la estación Taxqueña, allí fue donde quién sabe de qué parte, salieron muchísimos verdes encaminándose hacia el tren ligero.

La organización me sorprendió. Con altavoces en las taquillas del tren ligero, los policías sugerían a los pasajeros comprar su boleto redondo para evitar tumultos a la hora del regreso además de prevenir una falta de los mismos. Nosotros, elamorquetengo y yo, muy obedientes hicimos lo que nos indicaban.

Al descender, justo cuando comenzaba a subir las escaleras de salida, me encontré con Azul, un compañero de la carrera quien acudía al lugar con su nueva novia. -¡Qué chiquito es el vagón del tren ligero!, me saludó.

Ya a la entrada del estadio, una llamada fue suficiente para localizar al resto de los cuates y dirigirnos hacia el nivel 3, poniente 60 que nos indicaba la ubicación de quienes llegaron muy temprano para apartar lugar.

Mientras sufría el doble manoseo de una doble revisión, pude observar a la variedad de personas que acuden al lugar. Los hay desde niños nice, los vive-come-sueña-futbol, las familias aficionadas, las bellezas autóctonas, y los autóctonos que no son bellezas pero cómo llaman la atención.

Los disfraces no se hicieron esperar. Desde pelucas, las banderas pintadas en los rostros de grandes y chicos, hasta uno con penacho y la bandera de taparabos apareció en el lugar. Y eso fue en una sola de las entradas, ya me imagino qué pude haber encontrado en las demás.

Por fin, después de mucho esperar, los cuates llegaron y todos acomodados esperábamos la hora del silbatazo inicial. Queríamos apasionarnos como nunca y celebrar a todo pulmón un gol de nuestra selección. Y así fue, a los primeros minutos del encuentro, se dió: El gol más simple del mundo (bueno, así se aprecia desde gayola) pero que fue el detonante para participar del colectivo gritándole ¡Puto! al portero visitante cada vez que despejaba un balón o hacer vibrar el piso del estadio esperando la ola comenzada en el otro extremo del lugar.

Nunca imaginé que mi piel se erizaría tanto al escuchar las notas del himno nacional como sucedió aquella noche...

La selección tuvo todo para dar un buen partido y le faltó. Yo obtuve una anécdota más para contar y otra para el baúl de los recuerdos al lado de mis cómplices. Definitivamente repetiría la experiencia, pero esta vez que sea en suelo internacional.









2 comentarios:

Cl@udette dijo...

Jajajaj como dice una buena amiga, te fuiste a dar un buen baño de pueblo, ahora si que viste de todo un poco y no dudo que te hayan quedado ganas de volver, en lugares y eventos como ese es donde todos somos uno mismo

Saludos

Unknown dijo...

Hola soy de argentina fanatico de Huracan de parque patricios,el fin de semana jugamos una final contra velez sarfield por el campeonato de AFA y queria saber si llegan noticias ahí del futbol que juega huracan.
Tambien quiero contarte que dirijo un club de barrio que se llama Nazaret y los chicos ya tienen 10 años y mi sueño es que alguno llegue a primera division.
Muy buena tu web,saludos Marcelo.