domingo, 13 de mayo de 2007

Candy Man!

Resulta que en Amsterdam compré dulces de mariguana. Bueno, eso nos dijeron en la tienda. Sabían raro, sin embargo decidí guardar unos cuantos para el resto del viaje. París esperaba y con el simple hecho de saber que allá no es legal ese tipo de cosas, mi mente y mi adrenalina volaron.
Caía el sol al pie de la torre Eiffel mientras esperaba la noche. Había planeado una sesión fotográfica desde el segundo piso. Ya había hecho una de mañana, la vista es mejor durante la noche, me recomendaron.
Me acerqué a un stand donde dos jóvenes vendían souvenirs de la visita a dicho lugar. Sudaderas, gorras, llaveros, playeras... todo desde 5 euros. Uno de ellos, de muy buen semblante, me preguntó en francés qué buscaba a lo que respondí con un no hablo francés. ¿spañol, spagna? - No, Mexico. -¡Ah, mariachi, tequila! Con esas frases se enbolsaba mi atención. Comenzó a hablarme en inglés, cosa que agradecí. Me ofreció sus productos y yo, como buena chacharera (definiría mi abuela) comencé a ver la calidad y la variedad.
Una de las integrantes del grupo con quienes viajaba se acercó y me pidió de favor que le ayudara a escoger algo para su familia pues ni jota de inglés y menos de francés en su humilde vocabulario. -¿qué te parece si compramos las dos y le decimos que nos haga un descuento? Después de haber pasado 3 semanas en Egipto, la técnica mercantil proveniente de nuestro país e increíblemente mejorada gracias a esa visita, estaba a flor de piel. Ella asintió así que nos dispusimos a escoger los regalos.
Una playera por aquí, un llaverito por acá... al final la cuenta. Algo así como 250 euros fue el total. -Hey amigo, llevamos varias cosas, haznos un descuento. -Mmm, claro, dame 248 euros y les regalo un llavero (que costaba 3) -Te doy 200 y nos das otra playera. -No, no puedo, es muy poco. -Te doy 180 y te regalo estos dulces de mariguana que traigo aquí. Ni tardo ni perezoso checó la calidad de mi mercancía. Abrió uno, lo probó y gustoso aceptó los 180 euros. Creo que fue la mejor compra en ese viaje.
Unos minutos después, se acercó de nueva cuenta a nosotras y me invitó a salir por la noche, una disco propuso. Dijo pasar por mí al hotel y llevarme de vuelta. Ya con mi meta conseguida, y con la cara de adicto que puso cuando tomó los dulces, mi sentido arácnido se encendió. -No, gracias, respondí. Esta noche me voy. -Lástima, nos hubieramos divertido.
Anoche recordé esta anécdota. ¿qué hubiera pasado si salía con él? Una de dos, igual y no estaría aquí para contarlo o de plano ya estuviera hablando francés jajaja...

5 comentarios:

Zereth dijo...

My dealer!

jajaja, bueno, creo que escogiste la opción de contar más aventuras.


Saludos diableca

K dijo...

Que buenas tecnicas de mercadotecnia aprendiste en Egipto. Ahora nunca sabremos si podrias haber adquirido mas bienes que los materiales de ese muchacho enigmatico y vicioso!

Ingrid dijo...

Jajajajajaja!
está super super chida la anécdota. Yo probé unos brownies y según yo no me habían hecho efecto.. luego ya estaba cagadísima de risa.. Pero de haber sabido, qué de souvenirs tendría :(

Un curso completo de introducción al mundo del vino! dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Un curso completo de introducción al mundo del vino! dijo...

Amsterdam.... aquellos tiempos.. de mi visita recuerdo que hubo un momento en que sentía comezón en el cerebro y no me lo podía rascar, danm it!
Está muuy chido tu blog pily!! gracias por tu comment en el mío y por el link!! ya agregué el tuyo a mi Top .

Espero que si estés aprendiendo sobre vinos... si quieres una clase particular, con todo gusto! pero.... todavía tienes de esos dulces... =) ja ja ja

Chido