sábado, 19 de mayo de 2007

Oda

No son nada fuera de lo común sin embargo para mí representan mucho más que alguna otra parte de mi cuerpo.. Tal pareciera como si ellos hablaran por mí.
Mis pies, delgados y con dedos no tan largos, han experimentado mi gusto por el arte. El ballet hizo estrago en ellos.
La vida, quien te presenta mil y un adversidades, ha dejado huellas en mi ser. Mis pies son prueba fehaciente de ello. Las marcas de guerra son imninentes.
Te he de querer, te he de adorar... frase que no sólo se aplica al ser amado. Dicen debes quererte primero para poder dar amor a los demás. Mis pies son amados, los premio con caricias y masajes, el contacto físico a todos nos hace bien.
Me gusta la aventura, me gusta lo sencillo, lo práctico, lo cómodo. Mis pies reflejan esto de mí con su vestidura. Zapatos cómodos, sencillos, que permitan libertad de movimiento y libertad de exploración cuando de viajes se trata.
Me gusta la tranquilidad, me gusta disfrutar el momento, mi caminar no es rápido, pero tampoco se pierde entre paso y paso, todo a su tiempo.
Mis pies reflejan la alegría que embarga a mi ser... Mis dedos se mueven al escuchar los primeros acordes de una melodía...
Mi sex appeal también está reflejado en ellos. Un sexy lunar adorna mi pie derecho.
El calor del corazón lo reflejan muy bien. En noches de soledad son fríos, cuando el corazón tiene gozo, se sienten tibios y buscan el contacto del ser amado para compartir ese sentimiento.
Puede resultar cómico este asunto, sin embargo, es curioso que el extremo más lejano del cuerpo pueda hablar tanto de uno mismo.
¿Qué dicen los tuyos?

4 comentarios:

Ingrid dijo...

Yo estoy tan agradecida con ellos que trato de consentirlos lo más posible y que no se lastimen. Aguantan tanto...

Muy lindo.

Zereth dijo...

y la reseña gráfica?



Pues mis pies son todo terreno con el calzado adecuado para la ocasión. Mis pies dicen que les gusta ser consentidos.


Saludos diableca

K dijo...

Mis pies no aprecian mucho el arte, en especial, se quejan sobre mi gusto del baile flamenco. Tampoco les gusta mucho pasar horas en los museos y no estan de acuerdo con la mayoria de mis elecciones de zapatos fashion.

Anónimo dijo...

Recuerdo el día que descubrí mis pies, sabia que existían, mas no los conocía. Finalmente los descubrí. Un día como cualquiera, niño yo, atraves de notar las diferencias fue que descubrí mis pies, aquella piel gruesa, dura, áspera como la realidad, esas uñas gruesas y amarillentas, las cúspides irregulares de aquel pie eran tan ajenas al mío, suave, terso, limpio, piel de foca bebe. El miedo se abrazó a mi cuello, que pasará cuando inebitablemente el tiempo pase y mis pies se tornen despellejados, fríos y agotados, pero mi mayor temor era perder el suave velo de los mismos, si mis pies podían perder su tersura, que haría que mi alma no lo hiciera, desde ese momento los cuide como al resto de mi escencia, pero perdí, el tiempo me ha rebasado, (Diablos, como me gusta usar huaraches), mi alma esta dura e impenetrable y mis bellos pies sudorosos van perdiendo la habilidad para caminar. Es lo que más extraño de mi niñez, tocar la suave carne de mis pies. A donde ira toda esa belleza?