viernes, 16 de febrero de 2007

Juan


Su cara está llenas de arrugas y su piel se ha oscurecido a causa del sol. Si tocas sus manos podrás sentirlas un poco ásperas a causa de las huellas que el trabajo ha dejado con el tiempo. Pero eso no da pie a pensar que sea un hombre rudo, más bien es afable, apacible y su caracter lo expresa muy bien.

Sus hábitos son peculiares. Dice comer lento por que engorda, nunca habla de más pero cuando entabla conversación lo hace como si estuviera deleitándose con un platillo exquisito. Su charla es interesante, puede hablarte de sus primeros días en el Seguro Social o de cuando se inauguró el metro.

No está por demás decir cuánto añora su tierra. Oaxaca le pide a gritos que regrese, sin embargo hay tanta historia y tantas cosas que sólo le permiten visitarla un par de veces al año más él sabe que su cuerpo reposará allí y esa ha sido una petición especial.

Su familia es lo primero y, aunque no lo dice, en su mirada descubres el amor que siente por cada uno de quien la integra. Su mujer su adoración, sus hijos su fuerza, sus nietos su debilidad.

Hoy a sus ochenta y tantos sigue andando pausadamente pero con seguridad. Sigue viendo al sol cada mañana y disfrutando cada día que le es concedido.

Lo amo. Feliz cumpleaños Abuelo!

1 comentario:

Zereth dijo...

Me sumo a las felicitaciones, :D por lo que escribes y la foto parece ser un buen hombre con sonrisa amable.


Zereth